Atl¨¦tico-Groningen, de caza por Madrid
El Groningen levant¨® ayer la veda del tobillo en el Manzanares. El Atl¨¦tico se sum¨® pronto a la monter¨ªa y aquello se convirti¨® en una cazer¨ªa de cabeza, tronco y extremidades inferiores. Las armas utilizadas variaban seg¨²n los protagonistas, aunque las m¨¢s usadas fueron la patada a la parte baja de cualquier pierna, el empuj¨®n en su doble vertiente de pecho y espalda, y, generalmente, el codazo al rostro de la pieza que se encontraba a tiro. Algunas de estas acciones se produjeron en el ¨¢rea holandesa, lo que en un deporte llamado f¨²tbol suele penalizarse con penalti. El ¨¢rbitro de anoche, italiano, dio todo un curso de c¨®mo hacerse pasar, con rigurosa precisi¨®n, por sueco. El Atl¨¦tico, que estuvo al borde de la eliminaci¨®n, remont¨® por coraje el gol holand¨¦s en los ¨²ltimos cinco minutos.Los holandeses debutaron en competici¨®n europea. Son, por tanto, los t¨ªpicos novatos. Pero llegaron al campamento pr¨®ximo al r¨ªo Manzanares bien pertrechados, y, fundamentalmente, dispuestos a utilizar con absoluta dedicaci¨®n sus armas. Contaban para ello con una baza a su favor, los cent¨ªmetros. La estatura nacional quedaba en entredicho viendo corretear a Marian junto a Van Tiggelen, a Rubito con Steenge, o a Julio Prieto cuando dejaba a la estrella Koeman y se perd¨ªa en el entramado defensivo holand¨¦s, por donde un mexicano, bajito tambi¨¦n, al menos exprim¨ªa su habilidad frente a las torres Walderbos o Hiddink. Hugo levant¨® al p¨²blico de sus asientos con uri par de acciones espectaculares que no encontraron final feliz.
JOS? DAMI?N GONZ?LEZ, Madrid
P?REZ DE ROZAS,
Y el Atl¨¦tico lo intent¨®, luch¨®, busc¨® el remate, pero casi siempre sin ideas, sin cohesi¨®n, con una falta absoluta de f¨²tbol colectivo, fi¨¢ndolo todo a las individualidades de Hugo y Rubio, o a la voluntad de un Marian que luch¨® por hacer olvidar la ausencia del lesionado Pedraza. El Groningen, con un f¨²tbol simple, rudimentario a veces, explot¨® su 4-4-2 buscando los desplazamientos a los huecos -que encontr¨® m¨¢s veces de las que podr¨ªa esperarse- y la cabeza de otro tanque, el escoc¨¦s Mac.Donald, autor del gol que puso las cosas muy cuesta arriba ya en el segundo tiempo, pese a que el honor nacional en cuanto a los cent¨ªmetros quedaba salvado con Ruiz, Balbino y Arteche.
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