Se dispar¨® sola
El coche ten¨ªa los asientos abatidos, y es un dolor ver la tapicer¨ªa chamuscada de balas y pringosa de sangre. La pareja leonesa estaba en su rinc¨®n, d¨¢ndose amor para poner par¨¦ntesis a un entorno que se adivina adverso.Es duro amarse en la provincia, incluso despu¨¦s de Franco, cuando te pasan cuentas por cada ocasi¨®n en que tocas el cielo con la mano, aunque sea a trav¨¦s del cap¨® de un coche. Es duro amarse en cualquier sitio, si no has adquirido ese aparente cinismo de hacer ver que el amor no te importa, que tu cuerpo se cede en un bostezo, como si no tuviera nada mejor que hacer.
F¨ªjate que si te entregas al placer pura y simplemente por s¨ª mismo -que es tan tierno el placer y es lo ¨²nico que tiene textura, sabor y olor insobornables-, pescar¨¢s una s¨ªfilis, te quedar¨¢s pre?ada o te caer¨¢ encima un arma reglamentaria con el gatillo loco de tanto soportar rigideces austeras.
As¨ª que el subfusil se dispar¨® solo. La soluci¨®n aparente es vergonzosa: apartemos al agente instrumentalizado por la mano de Dios -nunca matan a los que se dan cilicio, a los que duermen en clavo, a los que comen mendrugo y moho-, demos versi¨®n oficial de los hechos. Quedan la chica paral¨ªtica, Interior guardando silencio y Barrionuevo reservando su llanto, que derrama s¨®lo en profusi¨®n cuando le matan a quienes sufren tambi¨¦n, desde su orilla. Lo malo es que las cosas no han cambiado, que la vida no ha cambiado y los inocentes permanecen a este lado, en el culo del mundo, recibiendo disparos en incomprensible desvar¨ªo.
A Barrionuevo quisiera verlo, exijo verlo llorando por la muchacha herida en su cuerpo inferior, en el cuerpo inconfesable que todos tenemos, incluso los Barrionuevos que son y ser¨¢n para que todos tengamos la certidumbre de que el pecado contin¨²a recibiendo castigo, aunque sea por error, aunque sea por tiro al aire, aunque sea porque la noche estaba oscura y hab¨ªa tanto tedio, tanto temor bajo el tricornio que ni siquiera supimos c¨®mo controlar la pistola.
El arma que se dispar¨® sola, sola para que nadie, ni el ¨¢ngel exterminador, tenga remordimientos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.