Estad¨ªstica infernal

Hay quien se hace la noche a solas, con la guitarra en el asiento de atr¨¢s y mucho sue?o en los p¨¢rpados. A solas o en compa?¨ªa, en turismo o en furgoneta, la mayor¨ªa de los cantantes pasan parte de sus horas en el asfalto, dirigi¨¦ndose de un punto a otro, dej¨¢ndose, a menudo, la vida en la carretera,.M¨¢s muertes que la droga o el fracaso ha dado la estad¨ªstica infernal de los accidentes, hasta el punto de que pocos conjuntos hay en este pa¨ªs que no cuenten con una baja. Cuando el m¨²sico deja el escenario, tras varias horas de actuaci¨®n que le dejan exahusto, sabe que todav¨ªa le espera un largo camino de vuelta a casa, o simplemente camino de otra plaza en la que seguir¨¢ agot¨¢ndose para continuar la interminable marcha. Algunos -como los de la Orquesta Mondrag¨®n- han salvado la piel de varios accidentes. Otros no pueden decir lo mismo.

Julio Matito, de Smash, Nino Bravo, Cecilia, Juan Camacho, Eduardo Pegamoides... Imposible hacer una lista completa. S¨®lo sabemos que descienden del escenario, quiz¨¢s deslumbrados por la luz de los focos, quiz¨¢s con m¨¢s miedo al viaje que al p¨²blico, con m¨¢s deseos de salvar la piel que de mantener el triunfo. Pues saben que al otro lado de la noche se encuentra el volver a empezar de los n¨®madas, los ambulantes que fingen que nada ocurre, que cuentan bajas de carretera con aparente normalidad, a sabiendas de que nadie puede cambiarles el destino.