Lusinchi llega a la presidencia de Venezuela con la mayor¨ªa que ped¨ªa para su acci¨®n reformista
M¨¢s de la mitad de los electores venezolanos dio el domingo su voto al socialdem¨®crata Jaime Lusinchi, que ha obtenido la victoria m¨¢s abultada de los ¨²ltimos 25 a?os. Gan¨® por amplio margen en la capital y en 19 de los 20 Estados del pa¨ªs. Su partido, Acci¨®n Democr¨¢tica (AD), tendr¨¢ una holgada mayor¨ªa en las dos C¨¢maras. Tiene en sus manos el voto masivo que pidi¨® al pueblo para poder tomar las ingratas decisiones que exige la actual crisis econ¨®mica.
La propia contundencia de su triunfo parece haber relajado el escrutinio oficial, que a ¨²ltima hora de la tarde de ayer no hab¨ªa llegado al medio mill¨®n de sufragios. El pa¨ªs se gu¨ªa a¨²n por los datos extraoficiales que le proporcionan sus medios informativos, con un formidable despliegue t¨¦cnico y humano. Aun antes de que el Consejo Supremo Electoral diera a conocer su primer bolet¨ªn informativo, Rafael Caldera hab¨ªa reconocido ya la derrota y el presidente en ejercicio, Luis Herrera Campins, proclam¨® la victoria de los socialistas.Los resultados oficiales, dados a conocer en la noche de ayer, otorgan a Lusinchi el 52,61% de los votos. Su partido, Acci¨®n Democr¨¢tica, consigui¨® el 44,25% de los sufragios para las elecciones parlamentarias.
Rafael Caldera, candidato socialcristiano, obtuvo solamente el 36,8% de los votos, y el partido a que pertenece, el COPEI, el 28,31% de los sufragios.
La agresividad de la campa?a ha terminado por jugar en contra del COPEI, y no falta quien cree que su fe en la victoria termin¨® entregando votos de la izquierda a Lusinchi, por temor a su eventual derrota y, sobre todo, por el p¨¢nico que pod¨ªa producir en el pa¨ªs una segunda Administraci¨®n cristianodem¨®crata despu¨¦s del desastre econ¨®mico al que le ha conducido Luis Herrera Campins.Sobre las expectativas existentes en v¨ªsperas de los comicios basta se?alar que en una quiniela realizada el s¨¢bado entre 11 periodistas, nueve de ellos apostaron por la victoria de Lusinchi, pero s¨®lo dos le concedieron una ventaja superior al medio mill¨®n de votos. En su propio comando de campa?a se conformaban con un triunfo por puntos.
La polarizaci¨®n de la lucha electoral en torno a los dos partidos mayoritarios ha originado un estancamiento de la izquierda, rompiendo as¨ª su carrera ascendente de los ¨²ltimos a?os. Sus propias divisiones internas han desempe?ado un importante papel. Frente al 12% que obtuvieron cinco a?os atr¨¢s, parece que en esta ocasi¨®n tendr¨¢n que conformarse con un 10%. El despegue que esperaba el l¨ªder del MAS (Movimiento al Socialismo), Teodoro Petkoff, con su socialismo democr¨¢tico y radical, no se ha producido, lo que puede abrir el camino a nuevas crisis en una izquierda que tiende a subdividirse con cada fracaso.
En el otro extremo del abanico pol¨ªtico surgieron en estos comicios numerosas opciones de corte autoritario, que basan su oferta electoral en una cr¨ªtica sistem¨¢tica del r¨¦gimen bipartidista. Con este exiguo bagaje y una lengua afilada como un bistur¨ª, el ex embajador y periodista Jorge Olabarr¨ªa, que ni siquiera cuenta con una maquinaria de partido que le respalde, obtuvo m¨¢s del 4% de los sufragios, convirti¨¦ndose inesperadamente en la cuarta sigla m¨¢s votada del pa¨ªs, superada s¨®lo por los dos partidos hegem¨®nicos y el MAS.
La econom¨ªa ser¨¢ el principal quebradero de cabeza del pr¨®ximo Gobierno socialista. Lusinchi anunci¨® que conceder¨¢ absoluta prioridad a la negociaci¨®n de la deuda externa, cuya estructura actual es inmanejable, ya que el pr¨®ximo a?o vence un tercio de los 30.000 millones de d¨®lares que debe Venezuela. Los banqueros internacionales han expresado confianza ante la capacidad de recuperaci¨®n de Venezuela, que cuenta con reservas de petr¨®leo garantizadas por m¨¢s de un siglo, pero exigen una rigurosa reducci¨®n del gasto p¨²blico y moderaci¨®n salarial.
La mayor dificultad de Lusinchi ser¨¢ compatibilizar su programa de austeridad con la pol¨ªtica de pleno empleo que ha prometido al pa¨ªs. M¨¢s de un mill¨®n de venezolanos permanece a la espera de sus decisiones.
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