93 combatientes heridos de la OLP abandonan Tr¨ªpoli a bordo de un buque-hospital
Uno a uno, con el rostro) descompuesto por el dolor, con los ojos inundados de l¨¢grimas o con una sonrisa forzada, a pie o en camilla, 93 combatientes palestinos fieles a Yasir Arafat heridos en los enfrentamientos con los fedayin rebeldes y las tropas sirias que les apoyan, fueron embarcados ayer por los enfermeros de la Cruz Roja en el harco-hospital italiano Appia, que zarp¨® por la tarde hacia Chipre.
As¨ª empez¨® ayer en el puerto de Tr¨ªpoli, la segunda ciudad en importancia de L¨ªbano, donde Arafat y sus partidarios han permanecido cercados durante mes, medio, la evacuaci¨®n de los 4.000 milicianos leales, que deber¨¢ estar acabada en la noche del lunes al martes cuando los cinco transbordadores juegos repletos de palestinos emprendan simult¨¢neamente, escoltados por la Marina de guerra francesa, su larga traves¨ªa rumbo a Tunicia y Yemen del Norte.Excepto el espl¨¦ndido sol oto?al que luci¨® toda la ma?ana, nada tuvo que ver el embarque de ayer con la salida hace 16 meses de los 12.000 combatientes palestinos de l3eirut, sitiada durante 78 d¨ªas por el Ej¨¦rcito israel¨ª. Ni la poblaci¨®n de Tr¨ªpoli se hab¨ªa echado a la calle, como lo hicieron numerosos beirut¨ªes en agosto de 1982, para despedir a sus hu¨¦spedes armados, ni los milicianos libaneses aliados de la resistencia palestina disparaban al aire para festejar a su manera el feliz desenlace de la batalla.
En el muelle n¨²mero tres del puerto de Tr¨ªpoli, de cuyas aguas sucias emergen a¨²n el casco y los m¨¢stiles de buques hundidos, s¨®lo hab¨ªa para despedir a los guerrilleros heridos una nube de fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n, y los socorristas suizos y libaneses del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja, a cuya disposici¨®n el Gobierno italiano hab¨ªa puesto el nav¨ªo de transporte Appia, de 16.000 toneladas, convertido en hospital unas horas antes.
En la cafeter¨ªa del barco, con colchones tendidos en el suelo y las repisas del bar repletas de frascos con medicinas, fueron instalados los 18 heridos m¨¢s graves, algunos en coma. Los dem¨¢s fueron alojados en las cabinas, una de las cuales hab¨ªa sido transformada en un peque?o quir¨®fano por si aparec¨ªa alguna urgencia durante las ocho horas de viaje hasta el puerto chipriota de Larnaca, desde donde dos aviones egipcios les transportar¨¢n hoy a El Cairo.
Hundimiento moral
M¨¢s a¨²n que por su p¨¦simo estado f¨ªsico, peor que el descrito en el informe m¨¦dico que le fue remitido, el cirujano italiano Fabrizio Bassani, que junto con otros seis m¨¦dicos se hizo cargo de los heridos durante el viaje, se mostr¨® impresionado por el hundimiento moral de sus pacientes.Pueden hacer la V de la victoria con los dedos de la mano y agitar con sus escasas fuerzas un retrato de Arafat, "que uno de sus compa fleros les entregaba en la puerta del buque, pero est¨¢n psicol¨®gica mente derrotados", comentaba un asistente de Bassani.
A pesar de que Arafat haya ten? do que renunciar a la presencia de observadores para garantizar la seguridad de su evacuaci¨®n y la retirada de sus adversarios de los cercanos campamentos de refugiados de Nahr el Bared y Badaui, conquistados en noviembre por los rebeldes, su portavoz, Ahmed Acibel Rahman, se obstinaba en el muelle en presentar la operaci¨®n como un triunfo. "Si ustedes supiesen la envergadura de la conspiraci¨®n de la que hemos sido v¨ªctimas", afirmaba, "se dar¨ªan cuenta de que no hemos sido derrotados, porque la resistencia palestina seguir¨¢ siendo in dependiente, porque cuando reunamos nuestro Parlamento quedar¨¢ demostrado que las masas est¨¢n con nosotros".
Arafat se despidi¨® de sus fieles a eso de las ocho de la ma?ana en el hospital de la Media Luna palestina de Tr¨ªpoli, abraz¨¢ndoles uno por uno y repitiendo nada menos que 93 veces, una por cada herido, las palabras "victoria y revoluci¨®n".
Despu¨¦s se desplaz¨® en su veh¨ªculo todo terreno hasta el muelle de embarque para saludar a los responsables de la Cruz Roja y dar la bienvenida a la tripulaci¨®n italiana del Appia, que hasta el ¨²ltimo momento se neg¨® a atracar en el puerto si no obten¨ªa una prima especial por el riesgo corrido como la que ha sido concedida a los marineros griegos, que recibir¨¢n cada uno 1.400 d¨®lares suplementarios (210.000 pesetas).
El juramento de Arafat
Antes de que llegase la primera furgoneta-ambulancia con los primeros heridos, con su n¨²mero de identificaci¨®n colgado de una cadena y un peque?o retrato del l¨ªder en el pecho, Arafat, por una vez parco en palabras, jur¨® ante los periodistas que la evacuaci¨®n "era s¨®lo una etapa en, el camino que conduce hasta Palestina, donde fundaremos un Estado independiente con Jerusal¨¦n como capital". Pero cada vez que Arafat pronuncia estas frases de aliento para sus seguidores lo hace en lugares cada vez m¨¢s alejados de Jerusal¨¦n."Cuando estemos all¨ª", dijo al despedirse, "est¨¢n todos ustedes invitados", a lo que un periodista italiano se atrevi¨® a contestar en voz lo suficientemente baja para no ser o¨ªdo por Arafat que s¨®lo sus hijos o m¨¢s probablemente sus nietos podr¨¢n asistir, acaso, alg¨²n d¨ªa a esta cita en la ciudad santa.
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