Portugal deber¨¢ afrontar de nuevo el examen del Fondo Monetario Internacional el mes pr¨®ximo
Por primera vez desde la revoluci¨®n de abril de 1974, la balanza comercial por cuenta corriente de Portugal tuvo un saldo positivo en el ¨²ltimo trimestre de 1983, superando incluso los l¨ªmites impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), inform¨® ayer el Banco central de este pa¨ªs. En febrero pr¨®ximo, los hombres sin rostro del FMI estar¨¢n de nuevo en Lisboa para certificarse de la aplicaci¨®n del acuerdo firmado con el Gobierno portugu¨¦s, hacer el diagn¨®stico de la evoluci¨®n de la salud del paciente y, eventualmente, recetar una nueva dosis suplementaria de austeridad.
Podr¨¢n constatar que la firmeza del ministro luso de Finanzas ha sido ejemplar y ha dado frutos inesperados en el saneamiento de la balanza de pagos, pero que otros objetivos, como, por ejemplo, la reducci¨®n del d¨¦ficit presupuestario, no fueron cumplidos en 1983, y no lo ser¨¢n tampoco en 1984.De la eventual renegociaci¨®n del acuerdo de septiembre ¨²ltimo depender¨¢, en larga medida, el futuro pr¨®ximo de la maltrecha econom¨ªa portuguesa y, tal vez, la existencia del actual Gobierno de coalici¨®n, presidido por el socialista Mario Soares.
El principal motivo de orgullo del Gobierno Soares es el resultado positivo de la estabilizaci¨®n de la balanza de transacciones corrientes y la espectacular recuperaci¨®n de la balanza comercial.
No s¨®lo se ha alcanzado el objetivo fijado en la carta de intenciones dirigida al Fondo Monetario Internacional (2.000 millones de d¨®lares de d¨¦ficit en las cuentas con el exterior), sino que este d¨¦ficit se sit¨²a entre 1.800 y 1.900 millones de d¨®lares.
La balanza comercial ofrece un cuadro a¨²n m¨¢s espectacular, ya que en el primer semestre de este a?o las exportaciones lusas crecieron un 13,5%, en relaci¨®n al mismo per¨ªodo de 1982, mientras que las importaciones se reduc¨ªan de un 13,3% (en d¨®lares).
Una econom¨ªa en fuerte recesi¨®n
Lo que el actual Gobierno omite, sin embargo, es un dato importante: la inversi¨®n de tendencia se registr¨® en el primer semestre de 1983, o sea, antes de la entrada en vigor del plan de austeridad y del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y sus resultados, conocidos apenas en octubre, tal vez hubiesen aconsejado una mayor prudencia en las medidas decretadas por el nuevo ministro de Hacienda (y que har¨¢n sentir sus efectos a lo largo de 1984).
Bajo el efecto conjugado de las restricciones al cr¨¦dito interno y del aumento del tipo de inter¨¦s decretado en marzo, y de la disminuci¨®n del cr¨¦dito externo a Portugal durante el per¨ªodo de poder vacante, la econom¨ªa portuguesa registr¨® una fuerte contracci¨®n de todas las actividades productivas.
Las dr¨¢sticas medidas de restricci¨®n del consumo p¨²blico y privado, aplicadas recientemente a una econom¨ªa ya en fuerte recesi¨®n, no pueden dejar de tener consecuencias dram¨¢ticas en el futuro pr¨®ximo: para un alto t¨¦cnico del banco central, el crecimiento negativo de 1,4% de la actividad productiva, previsto en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para 1984 (y considerado por muchos economistas como poco aconsejable para un pa¨ªs con las caracter¨ªsticas de Portugal), ser¨¢ seguramente sobrepasado en un 1% o 2%.
Todos los indicadores econ¨®micos se?alan esta recesi¨®n: en 1983, y por primera vez en d¨¦cadas, se registra una disminuci¨®n del consumo de cemento y acero y una desaceleraci¨®n del aumento del consumo de energ¨ªa (4% en vez del 8% en 1982).
Las ventas de veh¨ªculos comerciales registraron una quiebra del 30%. El sector empresarial privado multiplica los protestas, y hace poco tiempo avis¨® de que el sector de la construcci¨®n civil, del que dependen, directa o indirectamente, un mill¨®n de empleos, est¨¢ al borde del colapso.
Pocas inversiones
No hubo en 1983 pr¨¢cticamente ninguna inversi¨®n, ni del sector privado, ni del sector p¨²blico, ni de capitales extranjeros, y las expectativas en este dominio son pr¨¢cticamente nulas.
El ¨²nico factor verdaderamente positivo es el aumento de las exportaciones, con el buen comportamiento de las exportaciones tradicionales (textiles, por ejemplo, aunque con un cierto peligro de agotamiento prematuro de las cuotas de exportaciones por la Comunidad Econ¨®mica Europea) y el arranque de nuevas exportaciones, tales como las componentes de coches fabricados en Portugal por la Renault y una serie de productos petroqu¨ªmicos de la empresa p¨²blica Quimigal.
La crisis, como argumento pol¨ªtico
En cambio, algunas reducciones coyunturales de las importaciones no podr¨¢n mantenerse por mucho tiempo: la Petrogal redujo sus almacenamientos estrat¨¦gicos al m¨¢ximo para evitar mayores importaciones de petr¨®leo, y ser¨¢ necesario, en 1984, proceder a importaciones masivas de productos agr¨ªcolas para compensar la producci¨®n, muy deficitaria, de la agricultura portuguesa en 1983.
El aspecto m¨¢s dif¨ªcil de hacer aceptar a los t¨¦cnicos del Fondo Monetario Internacional ser¨¢, sin embargo, la incapacidad del Gobierno portugu¨¦s en controlar el d¨¦ficit presupuestario.
La inflaci¨®n es otro cap¨ªtulo a inscribir en n¨²meros rojos al balance del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional: es del todo imposible reducirla al 20% en 1984, como lo exigi¨® el Fondo.
Hace un a?o que el actual primer ministro desarrolla una campa?a alarmista sobre el estado calamitoso de la econom¨ªa nacional y hace del chantaje de la bancarrota su principal instrumento de pol¨ªtica interna.
La campa?a ha tenido un ¨¦xito notable para neutralizar las oposiciones pol¨ªtica y sindical y anestesiar las reacciones de la opini¨®n p¨²blica a las medidas de austeridad.
Los aumentos salariales no rebasaron, en los mejores casos, el 20%, y la p¨¦rdida del poder adquisitivo de los salarios (con una inflaci¨®n del 30%) fue a¨²n agravada por el aumento de la presi¨®n fiscal: seg¨²n un especialista internacional, la quiebra de los ingresos disponibles (l¨ªquidos de impuestos) conseguida el pasado a?o en Portugal era considerada imposible en un r¨¦gimen democr¨¢tico, sobre todo teniendo en cuenta la fuerza del Partido Comunista portugu¨¦s y el control que ejerce sobre los sindicatos.
Paz social
Pero la paz social relativa ha sido conseguida, en buena parte, mediante el aplazamiento de una serie de medidas imprescindibles para cumplir las imposiciones del Fondo Monetario Internacional: el cierre de una serie de empresas publicas o privadas consideradas inviables y despidos masivos, o reducciones temporales de plantillas, en otras.
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