Rumasa no tiene quien la quiera
Al cumplirse un a?o desde la expropiaci¨®n, las p¨¦rdidas del grupo siguen creciendo, mientras escasean las ofertas de compra
Un a?o despu¨¦s de la fulminante expropiaci¨®n del mayor holding privado de Espa?a, la corona de laurel que ci?¨® entonces el ministro de Econom¨ªa, Miguel Boyer Salvador, se va poblando de espinas. El lento calvario reprivatizador eleva aceleradamente las p¨¦rdidas de la mayor operaci¨®n nacionalizadora que en Espa?a vieron los siglos, mientras el mercado para la reventa de Rumasa parece convertirse progresivamente en almoneda. Los 285.000 millones de pe setas de p¨¦rdidas acumuladas al 23 de febrero de 1983 se transformaron en 365.000 millones a finales del a?o pasado y se acercar¨¢n -principalmente por los costes financieros, y al margen de la buena o mala gesti¨®n del Patrimonio- a los 455.000 millones a finales de este a?o.
Los trabajos t¨¦cnicos previos a la reprivatizaci¨®n est¨¢n muy avanzados, tras el impulso de gesti¨®n que sigui¨® a la sentencia limite -seis votos a favor y seis votos en contra- del Tribunal Constitucional favorable a la expropiaci¨®n por el voto de calidad de su presidente. En estos momentos est¨¢n pr¨¢cticamente ultimados los 90 cuadernos de venta que incluyen a unas 250 sociedades operativas del grupo Rumasa. Sin embargo, todo parece indicar que las condiciones iniciales presentadas en tales cuadernos de venta ahuyentan a los eventuales compradores que acuden al panal de la abeja en busca de regalos o saldos p¨²blicos.Medios econ¨®micos habitualmente solventes auguran ahora, en el primer aniversario, que una gran parte de las empresas podr¨ªan quedar para siempre en el Estado por efecto de una fatal combinaci¨®n de costes econ¨®micos y costes pol¨ªticos que har¨ªa muy dif¨ªcil, por no decir imposible, su reprivatiz aci¨®n. Las empresas -a excepci¨®n de las anecd¨®ticas, de las que ten¨ªan un socio activo junto a Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos o de aquellas interesantes para un sector que trate de impedir la presencia del term¨®metro estatal en su zona- tienen muy pocos novios. Los privados no est¨¢n haciendo cola para comprar al Estado las empresas importantes de Rumasa.
Hasta ahora, el Gobierno s¨®lo autoriz¨® -aunque no era preceptiva su autorizaci¨®n por tratarse de empresas sumergidas, participadas por Rumasa y no directamente expropiadas por la ley- la venta del 50% de Caramelos Mauri a su antiguo propietario, Pedro Mauri, por 110 millones de pesetas, y el 100% de la compa?¨ªa de seguros F¨¦nix Peninsular, SA, a Assurances G¨¦n¨¦rale de France, por 1.500 millones de pesetas. Cementos Portland y Naviera del Noroeste pueden ser vendidas en breve a privados del mismo sector, mientras que Electroqu¨ªmica del Noroeste puede seguir en el sector p¨²blico, mediante un cambio de cromos del Patrimonio por otros del Instituto Nacional de Industria.
Las restantes doscientas y pico sociedades operativas que han sobrevivido a la limpieza realizada por los gestores p¨²blicos apenas tienen pretendientes con buenas intenciones. Nadie quiere aceptar una valoraci¨®n de los activos (instalaciones, equipos, existencias, bienes, etc¨¦tera) que le exija cargar con una parte, por m¨ªnima que sea, de los pasivos (principalmente cr¨¦ditos a devolver a los bancos de Rumasa). La discusi¨®n y el regateo se centran ahora, pues, en los criterios de valoraci¨®n de activos; criterios que el fundador de Rumasa critica insistentemente desde Londres, consider¨¢ndolos premeditadamente bajos para simular p¨²blicamente una situaci¨®n de quiebra que justificara la expropiaci¨®n preventiva del 23 de febrero de 1983.
Las rebajas de febrero
Tras haber devaluado p¨²blicamente, durante nueve meses, el valor de los activos de Rumasa, siguiendo una pol¨ªtica calificada de suicida por cualquier vendedor de post¨ªn, y una vez aliviado el trauma de la sentencia del Tribunal Constitucional, el Gobierno se esfuerza ahora por mejorar la imagen de las empresas de Rumasa y elevar en lo que pueda el precio de venta de ese cementerio de casi medio bill¨®n de pesetas p¨²blicas.
Pero a medida que aumentan las p¨¦rdidas, con cargo al bolsillo de los contribuyentes, crecen tambi¨¦n las dificultades para dar una salida pol¨ªticamente presentable a la reprivatizaci¨®n. O se regalan en malas condiciones, bajando el list¨®n m¨¢s de lo que la prudencia pol¨ªtica aconseja, o de lo contrario no se vender¨¢n nunca, dicen los especialistas. Cada d¨ªa que pasa se emplea m¨¢s y m¨¢s dinero p¨²blico en mantener y sanear Rumasa. Y este fen¨®meno se produce en desesperante espiral, pues no s¨®lo crecen las p¨¦rdidas, sino, lo que es peor, los tipos de inter¨¦s, que son la raz¨®n de la progresi¨®n de los n¨²meros rojos. Esta escalada desenfrenada de p¨¦rdidas, independiente de la gesti¨®n actual, hace m¨¢s dif¨ªcil la recuperaci¨®n de una parte del dinero p¨²blico y reduce tambi¨¦n las ofertas de compra del sector privado.
Muy pocos medios econ¨®micos cuestionan hoy d¨ªa las razones de fondo de aquel costoso acto expropiatorio: una mezcla de temor al eventual estallido de una bomba de relojer¨ªa financiera con la arrogancia o imprudencia oficial frente al pulso de un particular aislado por su tribu. Sin embargo, existe la creencia generalizada de que nadie pens¨®, en la noche del 23 de febrero de hace un a?o, en la salida final de este v¨ªa crucis emprendido por Boyer Salvador.
Inmediatamente despu¨¦s de la expropiaci¨®n, y para limpiar cualquier sospecha de izquierdismo o nacionalizaci¨®n encubierta, el ministro de Econom¨ªa aclar¨® que las empresas y bancos de Rumasa permanecer¨ªan transitoriamente en el Estado; transitoriamente tambi¨¦n, el Banco de Espa?a financiar¨ªa y el Patrimonio y el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FGD) administrar¨ªan las empresas y los bancos, respectivamente. Esta situaci¨®n provisional terminar¨ªa el d¨ªa que hubieran sido reprivatizados todos los bancos y empresas.
Nadie pareci¨® pensar entonces en la remota posibilidad de que las situaciones provisionales -como en el caso de los alf¨¦reces- se prolongaran indefinidamen te por imperativos econ¨®micos o pol¨ªticos o, simplemente, por falta de comprador a precio justo. Al cabo de un a?o, nos acercamos, seg¨²n aseguran fuentes solventes no oficiales, a la posibilidad de que no todo se reprivatice; ni siquiera la mayor parte. Incluso, en medios representativos del partido socialista que no quieren ser indentificados por temor a la depuraci¨®n fulminante, se acaricia a¨²n la idea de que una buena parte de los bancos de Rumasa quede para siempre en manos del Estado para competir con el oligopolio privado de captaci¨®n de dep¨®sitos.
La cuota de la banca privada
Por su parte, los bancos espa?oles -salvo el Vizcaya, que parece ¨²ltimanente ir a por todas- est¨¢n disimulando o perdiendo su secular inter¨¦s en los bancos de Rumasa, pues est¨¢n haciendo la diges-
Rumasa no tiene quien la quiera
ti¨®n de anteriores absorciones y tratan de no verse implicados en una eventual bronca pol¨ªtica entre sectores enfrentados del PSOE. Por el contrario, los bancos extranjeros siguen interesados por comprar algunos peque?os de Rumasa para poner un pie en nuestro mercado.Entre tanto, los 220.000 millones de pesetas que el Banco de Espa?a ha anticipado ya a los bancos de Rumasa para mantener la actividad econ¨®mica del holding deber¨¢n ser apuntados alg¨²n d¨ªa, no muy lejano, en la cuenta de p¨¦rdidas del Tesoro p¨²blico. Esta operaci¨®n sigue pendiente del dise?o definitivo que el ministro de Econom¨ªa, Boyer Salvador, decida dar a la operaci¨®n por la cual afirm¨® p¨²blicamente (EL PAIS, 3 de diciembre de 1983) que "la banca privada pagar¨¢ su parte para sanear Rumasa".
Los 660.000 millones de pesetas depositados hace un a?o en los 20 bancos de Rumasa estaban asegurados, hasta 1,5 millones de pesetas por cliente, por el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos bancarios (mitad Banco de Espa?a, mitad banca privada). La expropiaci¨®n, y la promesa ministerial de que el Estado garantizaba el 100% de los dep¨®sitos, evitaron que la banca privada pagara, a trav¨¦s del FGD, la mitad del saneamiento de Rumasa.
Para compensar el esfuerzo hasta ahora exclusivo del Estado en poner a flote los bancos de Rumasa -lo que ha demostrado, al cabo de un a?o, que la excepcional v¨ªa expropiatoria ha sido bastante m¨¢s cara para los contribuyentes que la tradicional del FGD-, el Ministerio de Econom¨ªa dise?¨® un borrador de emisi¨®n de deuda p¨²blica pr¨®xima a los 365.000 millones de pesetas perdidos ya en Rumasa. Este ser¨ªa comprado por la banca espa?ola en condiciones peores a las del mercado; es decir, a unos 10 a 12 a?os de plazo y un tipo de inter¨¦s cercano al 14% variable, seg¨²n un sofisticado sistema que tendr¨ªa en cuenta la inflaci¨®n y la evoluci¨®n del precio del dinero.
La diferencia entre lo que habr¨ªa ganado la banca colocando ese dinero en el mercado libre y el bajo inter¨¦s que percibir¨ªa del Estado ser¨ªa interpretado como aportaci¨®n o p¨¦rdida de la banca privada en beneficio del saneamiento de Rumasa. Esta aportaci¨®n, ajuicio de los c¨ªrculos bancarios consultados, les dar¨ªa vela en el entierro y podr¨ªa justificar pol¨ªticamente la vuelta al sector privado de unos bancos saneados mayoritariamente con dinero p¨²blico. Por razones que desconocemos, el proyecto de la emisi¨®n de deuda Rumasa o deuda Boyer permanece aparcado y posiblemente desestimado, lo que dificulta una reprivatizaci¨®n presentable de los bancos de Rumasa.
Plan de belleza en 12 meses
Sin embargo, el Fondo de Garant¨ªa trabaja a marchas forzadas aplicando a los bancos de Rumasa un plan de embellecimiento en 12 meses como si los fuera a vender ma?ana mismo. El FGI) (mitad p¨²blico, mitad privado) sigue aplicando sigilosamente la cirug¨ªa est¨¦tica a 14 de los bancos del holding, mientras condena a los seis restantes con todos los cr¨¦ditos del infierno.
Los seis bancos que, tras analizar las cifras recogidas en el cuadro adjunto, est¨¢n sirviendo de basurero de Rumasa son el Noroeste, el General, el Industrial del Sur, el Condal, el Jerez el Latino. Los bancos embellecidos mediante la reducci¨®n de peso de sus inversiones crediticias en empresas de Rumasa y/o el robustecimiento de sus dep¨®sitos por trasvase de oficinas y concentraci¨®n regional de las mismas son los siguientes: Expansi¨®n Industrial, Norte, Comercial de Catalu?a, Extremadura, Albacete, Murcia, Masaveu, Sevilla, Oeste, Alicantino de Comercio, Hueluelva, Toledo y Peninsular. El caso del Banco Atl¨¢ntico, por su escasa concentraci¨®n de riesgos en Rumasa, se considera como un caso especial, ya que su venta apenas afecta a la marcha de las empresas del holding.
P¨¦rdidas para todos
Bajo el inocente nombre de reestructuraci¨®n geogr¨¢fica se han reagrupado las oficinas de los diversos bancos de Rumasa con el resultado que puede observarse en las columnas de "Inversiones crediticias" y de "Recursos ajenos". Los que: aligeran pasivo son los que concentran las miradas m¨¢s golosas de los banqueros, cuya voracidad para engullir segundas marcas ha sido palpable en los ¨²ltimos a?os de crisis financiera. Pero la, propia crisis bancaria, que ha aumentado considerablemente el grado de concentraci¨®n y las necesidades de digesti¨®n de la banca espa?ola, as¨ª como la prudencia, parecen desaconsejar que los banqueros sigan destinando sus recursos propios a comprar nuevos bancos, salvo que les sean regalados.
Por otra parte, un an¨¢lisis r¨¢pido del cuadro adjunto muestra los dr¨¢sticos cambios operados sobre todo en la estructura del pasivo de los bancos. Globalmente, en nueve meses (de 31 de febrero a 31 de noviembre) han perdido 46.970 millones de pesetas, sin tener en cuenta otras decenas de millones de pesetas que se perdieron durante los d¨ªas que precedieron y siguieron a la expropiaci¨®n. Al mismo tiempo que pierden dep¨®sitos, los bancos de Rumasa siguen prestando dinero a las empresas de Rumasa, con un incremento de inversiones crediticias de 152.795 millones de pesetas.
La suma de los dep¨®sitos perdidos y de los cr¨¦ditos concedidos da una cifra muy aproximada a la cantidad de dinero aportada en esos nueve meses por el Banco de Espa?a, situada precisamente en tomo a los 200.000 millones de pesetas. A finales de este a?o, las p¨¦rdidas acumuladas de Rumasa equivaldr¨¢n a 45.500 pesetas por familia espa?ola, m¨¢s de 11.000 pesetas por cada espa?ol. Y todo lo que el Estado obtenga de beneficio por una buena gesti¨®n y venta de los activos de Rumasa habr¨¢ que descontarlo, a partir de ahora, de este empobrecimiento colectivo ya producido y realmente descontado.
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