Sospechas de manipulaci¨®n en la concesi¨®n del Oso de Oro del Festival de Berl¨ªn
.Cuando el p¨²blico de la sesi¨®n de clausura del festival Berl¨ªn oy¨® de la actriz sueca Liv Ulman, presidenta del jurado, que el Oso de Oro concedido anteayer hab¨ªa reca¨ªdo en la pel¨ªcula norteamericana Love Streams, de John Cassavetes, rompi¨® en fuertes aplausos, celebrando ante todo la presencia de su director y de la actriz protagonista, Gena Rowlands. Pero cuando vi¨® el filme, abuche¨® y pate¨® de forma inusitada: se sent¨ªa estafado. Y es que es esta la primera vez que un filme en competici¨®n se programa en la clausura de un festival.
Es realmente sospechoso que tal pel¨ªcula no hubiera figurado claramente desde el principio en las listas de la competici¨®n, y que se programara en la sesi¨®n de clausura cuando en ning¨²n otro festival se exhibe un filme en concurso el ¨²ltimo d¨ªa. Y tambi¨¦n es sospechoso que casualmente este filme fuera el premiado con el Oso de Oro. Al margen de lo que cada cual piense sobre la pel¨ªcula en cuesti¨®n (que en Espa?a se ha rebautizado como La extravagante Sara), el tufo de un lamentable juego sucio ha impregnado el hasta ahora cauto festival de Berl¨ªn.R¨¢pidamente comenzaron los rumores. ?Qu¨¦ le hab¨ªa ocurrido exactamente a Mario Vargas Llosa, quien no apareci¨® en el escenario junto a sus dem¨¢s compa?eros de reparto, si el premio se hab¨ªa dado por unanimidad? ?Qu¨¦ sentido cobraban ahora aquellas palabras del director del festival cuando, reunido con la prensa espa?ola, se felicit¨® a s¨ª mismo de haber interesado tambi¨¦n a las fuertes empresas norteamericanas? ?C¨®mo era posible que en las invitaciones de la gran cena de clausura figurara el nombre de la pel¨ªcula ganadora si se hab¨ªan llevado a la imprenta d¨ªas antes de conocerse el veredicto del jurado?
Algo raro ha ocurrido este a?o en Berl¨ªn. Tambi¨¦n la pel¨ªcula de Ettore Scola, El baile, que obtuvo el premio a la mejor direcci¨®n, hab¨ªa figurado ambiguamente en los programas oficiales del festival: en unos aparec¨ªa como concursante, mientras en otros como simple invitada. Nadie sabe si tal confusi¨®n se deb¨ªa a intereses de ¨²ltima hora o a una mala organizaci¨®n en un festival apabullantemente bien organizado, pero a ra¨ªz del esc¨¢ndalo de Love Streams se ha abierto la veda a la especulaci¨®n.
Es cierto que el premio que concede la FIPRESCI, organizaci¨®n internacional de cr¨ªticos, coincidi¨® con las decisiones del jurado oficial al reconocerles igual m¨¦rito a la pel¨ªcula de Cassavetes y a la que obtuvo el Oso de Plata, No habr¨¢ m¨¢s penas ni olvido, del argentino H¨¦ctor Olivera. Pero no son los cr¨ªticos quienes programan el festival ni quienes se interesan por sus relaciones p¨²blicas. El filme de Cassavetes interes¨® a muchos aunque a otros -cuantos patearon- les pareci¨® absurdo y pretencioso. La FIPRESCI est¨¢ fuera de toda sospecha.
Esa sesi¨®n de clausura cont¨® con numerosas ausencias, adem¨¢s de la del jurado Vargas Llosa. No apareci¨® la actriz sovi¨¦tica que compart¨ªa con Monica Vitti el premio de interpretaci¨®n femenina, ni apareci¨® Ettore Scola. Faltaron igualmente a la fiesta Jean Marie Straub y Danielle Huillet, que hab¨ªan recibido una menci¨®n honor¨ªfica por Relaciones de clase, pel¨ªcula fuertemente discutida en el festival y escasamente aplaudida. No hizo tampoco acto de presencia el director de Ma?ana en Alabama, al que se le hab¨ªa concedido un premio especial del jurado, ni Albert Finney, que logr¨® el Oso de Oro al mejor actor, desbancando as¨ª, muy duramente, a su compa?ero de reparto, Tom Courtenay, que comparte con ¨¦l el duelo interpretativo de La sombra del actor (The dresser). Courtenay fue, sin duda, el gran perdedor, como en el campo de los directores lo fueron Louis Malle, Sam Fuller, Peter Lilienthal, Pedro Olea y Maurice Pialat.
Un final de fiesta que ha ensombrecido el esperanzador panorama que el festival de Berl¨ªn hab¨ªa presentado este a?o, compitiendo, y ya con cierta fuerza, con el de Cannes. Es probable que en todos los festivales existan manipulaciones, pero es el acierto al disimularlas lo que les hace m¨¢s o menos respetables.
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