La polic¨ªa descarta que la mujer que estuvo a punto de ser linchada participara en el crimen del droguero de Orcasitas
La Meseta de Orcasitas estaba ayer literalmente tomada por la Polic¨ªa Nacional. Varias patrullas, de cuatro agentes cada una, recorr¨ªan las calles del barrio en medio del silencio hostil del vecindario y bajo una lluvia fina y un fr¨ªo que presagiaba nevada. La Polic¨ªa Nacional hab¨ªa tenido que enfrentarse con dureza el d¨ªa anterior a unas 200 personas que pretend¨ªan linchar a Benita Delgado, de 24 a?os de edad, separada temporalmente de su marido, sin hijos, drogadicta y con antecedentes policiales por robo.Todos los comercios del barrio y muchas ventanas de domicilios particulares luc¨ªan telas; blancas con crespones negros, en se?al de duelo por la muerte de Julio Mart¨ªn. Los comentarios de la gente hac¨ªan alusi¨®n al suceso que habla costado la vida al droguero, con frecuentes apostillas del tipo de: "Ahora s¨ª que hay aqu¨ª mucha polic¨ªa, pero habitualmente no le vemos el pelo".
F¨¦lix L¨®pez Rey, de la Asociaci¨®n de Vecinos de la Meseta de Orcasitas, recog¨ªa el sentir de sus vecinos al afirmar que lo que aqu¨ª necesitamos no son despliegues como ¨¦ste, que parecen ir contra nosotros, sino polic¨ªa de barrio, que patrulle a pie a todas horas, y cooperativas de trabajo y centros culturales, que ocupen el tiempo de nuestros j¨®venes y los alejen de la droga y la delincuencia".
Mientras tanto, en el segundo piso del portal n¨²mero 38 de la calle del Encierro -a unos 100 metros del n¨²mero 16 de la Gran Avenida, donde est¨¢ la droguer¨ªa asaltada- la familia de Benita Delgado viv¨ªa horas terribles. "Todos nos se?alan como los familiares de una asesina", dec¨ªa Juan Delgado, hermano de la joven a la que intentaron linchar. "Mis cuatro hijos han escuchado frases como 'Hab¨ªa que enterrarla, pero viva' o 'A esa la ten¨ªan que colgar de una cuerda', y est¨¢n espantados", afirmaba.
Los hechos que han conmocionado Orcasitas comenzaron hacia las 14.30 horas del jueves, cuando dos varones j¨®venes, armados con una pistola y una escopeta de ca?ones recortados, entraron a cara descubierta en la droguer¨ªa propiedad de Julio Mart¨ªn y exigieron la recaudaci¨®n, que ascend¨ªa a unos pocos miles de pesetas. Celestina, de 27 a?os, hija del droguero, forceje¨® con uno de los asaltantes que pretend¨ªa quitarle una cadena, y entonces son¨® un primer disparo, que no alcanz¨® a nadie. Los asaltantes abandonaron a la carrera el comercio, seguidos de cerca por Julio Mart¨ªn. Una segunda detonaci¨®n le alcanz¨® en el abdomen al droguero, que cay¨® herido sobre la acera y falleci¨® a las dos horas en el Primero de Octubre.
Frente a la droguer¨ªa est¨¢ el bar Morales, en una de cuyas paredes hay un letrero que advierte: "No se f¨ªa por abuso del personal". Julio, el joven encargado del bar, vio salir corriendo a los atracadores y derrumbarse a su vecino, y sali¨® a la calle armado con un cuchillo. Los atracadores lograron huir a pie, y, al cierre de esta edici¨®n, no hab¨ªan sido detenidos.
Persecuci¨®n de los vecinos
Alguien -los vecinos guardan absoluto silencio acerca de qui¨¦n- vio entonces a Benita Delgado por las inmediaciones de la droguer¨ªa y comenz¨® su caza. De Benita se cuenta en el barrio que es adicta a la hero¨ªna y que frecuenta la compa?¨ªa de delincuentes. La polic¨ªa le imputa la comisi¨®n de dos robos. Perseguida por un grupo de vecinos, Benita lleg¨® al domicilio de su hermano Juan. "Entr¨® 'Sofocada y me dijo: 'Juan, que vienen peg¨¢ndome'. Yo me asom¨¦ a la ventana y vi que abajo hab¨ªa unas 20 personas muy exaltadas". Minutos despu¨¦s eran unos 200 hombres y mujeres los que reclamaban la vida de Benita, a los gritos de "iAsesina!". Por su parte, la polic¨ªa desplaz¨® hasta la calle del Encierro cinco coches zeta y cuatro furgonetas repletas de agentes uniformados.A las 16.30 horas, la polic¨ªa detuvo a Benita en el piso de su hermano, la baj¨® a la calle e intent¨® introducirla en uno de sus coches. "La gente empez¨® a tirar piedras y patatas y a golpear a los polic¨ªas que rodeaban a mi hermana. Una mujer lleg¨® a cogerla de los pelos y le arranc¨® un mech¨®n; un hombre pinch¨® una rueda de un zeta; otro se meti¨® en el coche donde la polic¨ªa quer¨ªa llevar a mi hermana y dijo: 'Entradla, entradla'. La Polic¨ªa tuvo que retroceder hasta el portal". Media hora despu¨¦s, y a base de repartir porrazos a los congregados, Benita pudo ser trasladada a la comisar¨ªa de Usera.
Benita, cuenta su hermano, afirma que estaba por casualidad en las cercan¨ªas del comercio atracado y que corri¨® de modo reflejo al escuchar los disparos. Por su parte, Celestina, la hija del comerciante muerto, afirma que Benita no entr¨® en la droguer¨ªa. Juan Delgado admite que su hermana "puede estar metida en malos rollos, pero si es culpable de lo que le acusan, que la juzguen y la condenen porque no se puede matar a nadie como si fuera un perro". Benita Delgado hab¨ªa abandonado en los ¨²ltimos tiempos el piso que compart¨ªa con su marido en la avenida de Oporto y viv¨ªa en el domicilio de su madre, en la calle del Movimiento Ciudadano, de Orcasitas.
Los participantes en el intento de linchamiento con los que ayer habl¨¦ este peri¨®dico, est¨¢n convencidos de la culpabilidad de Benita, que, seg¨²n ellos, esperaba afuera a los dos atracadores. "La fresca sali¨® de la casa de su hermano con un ch¨¢ndal rosa, pintada y ri¨¦ndose", dice una se?ora de unos 40 a?os, quien se enorgullece de haberle llegado a golpear y de haber escupido ayer a los polic¨ªas que patrullan por el barrio.
En la noche de ayer se celebr¨® en el barrio una asamblea a la que asistieron unas 800 personas. Lo que en principio parec¨ªa iba a ser una simple reuni¨®n informativa se transform¨®, sin embargo, en un repaso a la situaci¨®n del barrio y en una cr¨ªtica a la falta de apoyo por parte del Gobierno al programa de prevenci¨®n y reinserci¨®n social presentado por las asociaciones vecinales de Orcasitas hace dos a?os.
Los temas tratados -aparte de la creaci¨®n de un servicio de orden que se encargue en la ma?ana de hoy de evitar cualquier incidencia en el entierro del droguero- fueron la delincuencia juvenil en la zona, la responsabilidad de los -padres y del Gobierno en esta tema, la falta de una polic¨ªa de barrio y la deficiente escolarizaci¨®n de muchos ni?os. Un representante vecinal inform¨® que, a raiz de lo ocurrido, se hab¨ªa solicitado al gobernador su mediaci¨®n con el fin de obtener una entrevista con varios ministros de cuyos departamentos depende el desarrollo del citado programa.
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