El humor y la imaginacion sustituyen al terror
Una curiosa pel¨ªcula checoslovaca, Tres veteranos, de Oldrich Lipsky, fue ovacionada en la competici¨®n del Festival de Cine Imaginario de Madrid. Aun contando con menos espectadores de los que acuden normalmente a conocer las pel¨ªculas procedentes de Estados Unidos o avaladas por alg¨²n nombre popular, Tres veteranos constituy¨® un ¨¦xito. Su sentido del humor y la vivacidad imaginativa de los efectos especiales convierten el filme en un divertido espect¨¢culo que se contempla con sorpresa.
Puede que en sus ¨²ltimos minutos, la necesidad de concluir en un mensaje pacifista y blando la ins¨®lita aventura de esos tres soldados que poseen, regalados por unos enanitos, ciertos poderes m¨¢gicos, reduce el sentido del filme a una simple moralina ("no es necesaria la alegr¨ªa absoluta; s¨®lo hay que no estar tristes"), pero el desarrollo de sus aventuras, cuando el perverso rey centroeuropeo les roba el arpa que hace aparecer esclavos, la bolsa que no agota su dinero y el rojo sombrero de copa que hace aparecer cualquier objeto, el filme llega incluso a cierto delirio. Baste decir que, para recuperar sus objetos, los tres soldados hacen crecer tanto la nariz de la princesa que es capaz de atravesar otros pa¨ªses, donde esa serpentina napia que repta sola es aclamada con honores reales.Al tiempo, Tres veteranos no oculta una cierta amargura y un sutil antimilitarismo. El personaje que sue?a con poder suficiente para armar ej¨¦rcitos y conquistar otras tierras, es, claramente, el menos bueno de los tres protagonistas aunque, en todo caso, cualquiera de ellos comprende que de nada les valieron sus m¨¦ritos de guerra cuando, muertos de hambre, no consiguen ni vender las muchas medallas que premiaron su hero¨ªsmo. Incluso descubren que un harapiento organillero est¨¢ adornado con id¨¦nticos atributos.
Mundo ins¨®lito
El filme, que se present¨® subtitulado, fue precedido por la producci¨®n francesa Un bruit qui court, que se tradujo simult¨¢neamente. Sin embargo, un cortometraje catal¨¢n se hab¨ªa presentado sin ayuda de los auriculares: pero hubiera hecho falta. La pel¨ªcula francesa tambi¨¦n se acoge al mundo de lo ins¨®lito: el de los extravagantes hombres que viven olvidados en una isla, perfectamente felices, ajenos a la civilizaci¨®n. Pero ¨¦sta -el ministerio encargado de la f¨¢brica de quesos que hace a?os les envi¨® a tan rec¨®ndito lugar- les persigue, les encuentra, y les env¨ªa una cabra junto a confusas explicaciones de c¨®mo pueden seguir produciendo sus afamados quesos.
Pretenciosidad
A trav¨¦s de im¨¢genes de rara belleza, la pel¨ªcula se abre a m¨²ltiples sugerencias, aunque no siempre al entretenimiento. Cierta pretenciosidad circula bajo el filme, aunque felizmente compensada con sentido del humor. Por ejemplo, los artefactos que los dos solitarios se han organizado en la isla (su casa, sus deportes, sus telescopios, hasta sus trajes y adornos), que recuerdan en cierto modo aquellos estramb¨®ticos "grandes inventos del TBO", tienen imaginaci¨®n, divierten.El tufo de un mensaje sobre la libertad con reminiscencias adolescentes deriva de los breves parlamentos de los personajes para lo que consultan de continuo un diccionario en palabras como reloj, responsabil¨ªdad, leyes... Puede que sea inevitable la ingenuidad; en todo caso, no es nueva.
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