La vuelta
Es muy asombroso lo que est¨¢ sucediendo con la vuelta ciclista. Realmente es dif¨ªcil entender qu¨¦ clase de estimulante se administran los periodistas, los organizadores, los seguidores, los locutores radiof¨®nicos y televisivos, los chorizos de marca y cajas de ahorro incluidas, para vivir con impar entusiasmo esta prueba. Ni tampoco se explica por qu¨¦ raz¨®n se pretende contagiar a la sociedad esta euforia peregrina. Puede ser que el mism¨ªsimo Gobierno est¨¦ interesado en ello porque de otra manera no es f¨¢cil comprender c¨®mo habr¨¢ obtenido todo este numeroso personal, con veh¨ªculos de tierra y aire, el permiso gubernativo para armar este estruendo. Pero tambi¨¦n puede ser que el Gobierno, al punto en que han llegado las cosas, se encuentre rebasado y viva desconcertado por este estr¨¦pito tanto m¨¢s inquietante cuanto m¨¢s se recuerda la relativa categor¨ªa de los participantes y la inhibici¨®n del mundo. Algunos observadores han hecho ver estos datos y con ello ha crecido la zozobra.De hecho pocos parecen poseer el necesario entendimiento sobre lo que est¨¢ ocurriendo. Por un momento las alaharacas de metas volantes y escaladas parecen cosas inocentes, pero un instante despu¨¦s, escuchando a esas gargantas calientes, esas prisas e impaciencias trasmiti¨¦ndose, se dise?an los contornos de una rara pesadilla.
Desde luego nadie ser¨ªa capaz de asegurar, visto este espect¨¢culo de la Vuelta, que los efectos de su despliegue no vayan secretamente dirigidos a afect¨¢r nuestras vidas. Pero si las afectan, como no cabe duda que se pretende de otro modo ?c¨®mo habr¨ªa de permitirse este acoso audiovisual?- ?qu¨¦ se pretende? Nadie responde a esta cuesti¨®n capital. Y esto es sobremanera desasosegante. Algunos espa?oles han optado ya por seguir a los corredores y pedalear por los arcenes si mulando su adicci¨®n. Pero ?qu¨¦ sucede con el resto? Para muchos el inter¨¦s por la Vuelta se ha revelado una tarea insufrible, pero visto el desmedido empe?o que se ha puesto en su promoci¨®n como fiesta nacional, ?c¨®mo se castigar¨¢ esto? ?Ser¨¢ posible no sentir afecci¨®n y no despertar sospechas? ?Ser¨¢ preciso fingir? Se deber¨ªa aclarar, al menos, el monto de esta nov¨ªsima condena.
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