Cuatro a?os de pol¨¦mica
Josep Laporte ha sido uno de los consellers de la Generalitat que m¨¢s desgaste ha sufrido, especialmente en el ¨²ltimo per¨ªodo de su mandato, a pesar del gran prestigio de que gozaba cuando se incorpor¨® al Consell Executiu como independiente. S¨®lo un d¨ªa antes de las elecciones de 1980 era considerado un seguro conseller si, como entonces vaticinaban las encuestas, los socialistas formaban gobierno con el apoyo del PSUC. Fue una sorpresa para estos dos partidos que Laporte se comprometiera entonces con Pujol, y m¨¢s todav¨ªa que posteriormente tomara el carn¨¦ convergente.Lo hizo cuando comenzaban a arreciar las cr¨ªticas contra su gesti¨®n en la sectorial de Sanidad de CDC, cuya relaci¨®n con el conseller nunca ha sido excesivamente buena, y mucho menos en la ¨²ltima etapa. A la sucesi¨®n de Laporte aspira el propio responsable de la sectorial, el diputado Joan Colominas cuyo hijo, Joan Ram¨®n Colominas-Companys, fue nombrado jefe del gabinete t¨¦cnico del conseller. Entre el personal del pabell¨®n Ave Mar¨ªa de la Maternidad, donde se ubica el despacho de Laporte, se tiene la convicci¨®n de que la actuaci¨®n de Colominas-Companys ha sido m¨¢s ¨²til a las pretensiones de su padre que a la buena imagen del conseller.
Hasta septiembre de 1983, la gesti¨®n del departamento estuvo marcada por la fuerte personalidad de su directora general de Asistencia Sanitaria, Elvira Guilera. Los socialistas, y muy especialmente el ex conseller comunista de Sanidad, Ram¨®n Espasa, la han acusado reiteradamente de utilizar su cargo en beneficio de intereses personales, y, en concreto, del hospital Oncol¨®gico, del que era gerente en excedencia mientras ocupaba el cargo.
Una dimisi¨®n
Como prueba esgrimen el decreto que introduce, por el procedimiento de correcci¨®n de errores, el Oncol¨®gico en el Mapa Sanitario de 1980 y la modificaci¨®n de la orden de acreditaci¨®n de hospitales, en el sentido de no exigir a los de nivel 3 los servicios de los niveles inferiores que no ten¨ªa otra posible justificaci¨®n que permtir la acreditaci¨®n del Oncol¨®gico, previsto como monogr¨¢fico. Cuando el diputado Espasa interpel¨® al titular de Sanidad sobre la coincidencia de que la modificaci¨®n se efectuase siendo Elvira Guilera directora general y, al mismo tiempo, miembro del Consejo de Patronos del Oncol¨®gico, el conseller Laporte afirm¨® que Elvira Guilera ya no pertenec¨ªa al hospital. Sin embargo, Elvira Guilera era miembro del Consejo de Pationos cuando se aprob¨® la modificaci¨®n y lo segu¨ªa siendo cuando el conseller afirmaba lo contrario en la C¨¢mara.
Elvira Guilera dimiti¨® el 15 de septiembre de 1983 porque vislumbraba la crisis que se avecinaba, y no quiso ser su chivo expiatorio. Tem¨ªa que le hicieran pagar los platos rotos de una gesti¨®n que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, consideraba responsabilidad de Josep Laporte. La crisis estallar¨ªa poco despu¨¦s, cuando las empresas proveedoras se negaron a suministrar material a los hospitales si no cobraban al contado, lo que puso al descubierto el grave d¨¦ficit acumulado.
En esta, primera etapa se pusieron en vigor las normas de acreditaci¨®n de hospitales, consideradas la obra m¨¢s positiva del departamento (Aparte de las campa?as de vacunaci¨®n y salud p¨²blica, con excepci¨®n de la del tabaco y la de la droga, ¨¦sta ¨²ltima calificada de nefasta por medios jur¨ªdicos y sanitarios) y se elaboraron los planes sectoriales de Altebrat y Vall d'Aran. Pero tambi¨¦n la pol¨¦mica asignaci¨®n de ayudas especiales a algunos centros, cuya relaci¨®n, ocultada celosamente por el departamento, se reproduce el cuadro adjunto.
Los meses que siguieron a la dimisi¨®n de Elvira Guilera fueron de crisis: la que provoc¨® la pugna por determinar qu¨¦ competencias correspond¨ªan al ICS, a cuyo frente se nombr¨® a Llu¨ªs Pedragosa, y cu¨¢les a la direcci¨®n Genera? de Ordenaci¨®n y Planificaci¨®n Sanitaria, cargo que ocup¨® Xavier Trias. ?ste hizo un esfuerzo tit¨¢nico, en el ¨²ltimo momento, para poder presenta.-, antes de finalizar el mandato, el Desarrollo del Mapa Sanitario y de las prisas surgi¨® un nuevo motivo de cr¨ªtica por parte de la oposici¨®n: la falta de participaci¨®n de los ayuntamientos y organismos afectados.
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