Banca Catalana, ni enfrentamientos ni crispaciones
El autor, abogado y diputado socialista en el Parlamento, afirma en este art¨ªculo que el ministerio fiscal es parte del poder judicial, que el Gobierno ha actuado como deb¨ªa, que los afectados por la querella sobre el asunto de Banca Catalana gozan de la presunci¨®n de inocencia y que Jordi Pujol no debe utilizar a Catalu?a "como reh¨¦n".
Ni enfrentamientos ni crispaciones. Son palabras del presidente de la Generalitat dirigidas a todos los catalanes. Es una recomendaci¨®n sensata y patri¨®tica que hemos le¨ªdo en su primera declaraci¨®n despu¨¦s de conocerse oficialmente la presentaci¨®n de la querella contra los ex-directivos de Banca Catalana, entre los que, a?os atr¨¢s se encontr¨® el propio Jordi Pujol.La l¨¢stima es que este prudente consejo llegaba tarde y no parec¨ªa sincero. Veinticuatro horas antes, el portavoz de la Minor¨ªa Catalana en el Congreso daba su acostumbrado pistoletazo de salida de campa?a. Con unas declaraciones que produjeron estupor entre toda la gente sensata del foro, recetaba a sus edictos la mezcla de p¨®lvora y veneno que deb¨ªan aprestarse a utilizar en la "cruzada" que iba a convocarse. La p¨®lvora era una afirmaci¨®n calumniosa y por lo tanto, falsa: el Gobierno del Estado, el Gobierno socialista, por m¨¢s se?as, era el querellante, y le hab¨ªan movido los m¨¢s bajos instintos, la animadversi¨®n y el rencor contra el partido triunfador en Catalu?a. El veneno era todav¨ªa m¨¢s en¨¦rgico, aunque, naturalmente, m¨¢s sutil: el poder judicial se hab¨ªa dejado manipular; hab¨ªa obedecido -no le quedaba m¨¢s remedio- a los torcidos prop¨®sitos del Gobierno. En una palabra, se hab¨ªa dejado corromper.
Situar las cosas
Frente a estos desprop¨®sitos -a los que no encuentro exculpaci¨®n alguna- es necesario, con toda serenidad y ecuanimidad, situar las cosas en su punto.
Empiezo por lo m¨¢s grave. Debe de una vez quedar claro que quien ha presentado la querella no es el Gobierno del Estado, es el Ministerio Fiscal. Y es falso afirmar o suponer que en un r¨¦gimen de Estado de Derecho basado en la separaci¨®n de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, tal como se configura en la Constituci¨®n, el Ministerio Fiscal sea el "brazo" del Gobierno en la, Administraci¨®n de Justicia. Esta -si acaso- era la concepci¨®n que de ¨¦l se ten¨ªa durante el r¨¦gimen franquista. Hoy no es as¨ª. El Ministerio Fiscal es parte del poder judicial. Una parte con autonom¨ªa funcional que se rige por los principios de legalidad (obediencia a las leyes y no a las ¨®rdenes del Gobierno) e imparcialidad (que implica autonom¨ªa para el cumplimiento de sus fines). Por ello una ofensa tan imprudente al Ministerio Fiscal es una afrenta al poder judicial. Y quiero a?adir que si este es un razonamiento fr¨ªo, jur¨ªdico, o constitucional, importa mucho m¨¢s pensar que el Ministerio Fiscal son adem¨¢s hombres de carne y hueso, con su conciencia y con su biograf¨ªa personal. No quiero, aqu¨ª, pormenonizar m¨¢s. Pero somos bastantes los que sabemos que quienes han redactado la querella son personas que jam¨¢s se prestar¨ªan a ciertas cosas si su conciencia se lo impidiera.
Segundo. El Gobierno hizo lo que ten¨ªa que hacer. Pero lo que el Gobierno hizo no fue, como machaconamente se repite, presentar ni ordenar que se presentase la querella. El Gobierno se limit¨® a enviar al Ministerio Fiscal un informe redactado por el Banco de Espa?a porque aquello era un paquete que ol¨ªa mal y ten¨ªa una dimensi¨®n desaforada. Igual a como lo hicieron ¨¦ste y los anteriores gobiernos con otras por lo menos treinta y cinco entidades bancarias o financieras. Era su obligaci¨®n, o ?no lo era?. Y el Ministerio Fiscal, desde su independencia, bajo la gu¨ªa de la ley y de la imparcialidad consider¨¦ (como pudo considerar otra cosa) que deb¨ªa abrirse una investigaci¨®n para depurar posibles responsabilidades.
En tercer lugar, el se?or Pujol y los dem¨¢s afectados deben ser considerados por todos (lo repito, por todos) mientras no haya un pronunciamiento judicial, absolutamente inocentes. Pero esta presunci¨®n, como primer elemento de la necesaria pacificaci¨®n, debe ser asumida de igual forma que aceptamos el principio de independencia e imparcialidad del poder Judicial. Si no colocamos, todos, en el centro de nuestra conducta un absoluto respeto a la justicia, todo el edificio de la democracia se nos va a derrumbar. Fiat iustitia ne pereat mundus. O sea, no que se haga justicia aunque se hunda el mundo, sino -como dec¨ªa Hegel- "para que no se hunda el mundo".
Consecuencias pol¨ªticas
Pero esto no es todo, naturalmente. Quedan las reacciones instintivas y manipuladoras. Queda -y no es lo menos doloroso- el drama personal de los afectados (otra vez personas detr¨¢s del vendaval) y quedan las consecuencias pol¨ªticas. Y quisiera decir aqu¨ª algo que se reconoce pero que no se repite: que los socialistas hemos actuado en este asunto con un tan alto sentido de responsabilidad que en ocasiones nos ha valido cr¨ªticas. Alguien escribi¨® sobre nosotros y el se?or Pujol: "Lo tuvieron en el punto de mira, y no dispararon". Pero nuestra conducta fue la que ten¨ªa que ser, razonable y prudente, antes y durante la campa?a electoral, tal como reconoci¨® un editorial reciente de uno de los peri¨®dicos m¨¢s le¨ªdos de Catalu?a. Lo ha seguido siendo desde el lunes pasado y lo seguir¨¢ siendo. La declaraci¨®n oficial del PSC mostraba nuestro respeto para con las personas afectadas y para el propio President de la Generalitat. No creo que haya habido ni una sola salida de tono. Y esto en un partido, que, seg¨²n algunos, sufre la resaca de la decepci¨®n o del resentimiento y que est¨¢ al borde de su descomposici¨®n. Pues siento decepcionar a algunos y me atrevo a decir que ninguno de nosotros desea otra cosa m¨¢s que el President de la Generalitat resulte indemne de este proceso, que lo que nosotros deseamos y estamos preparando es un debate de investidura en el Parlament sin m¨¢s objetivos que analizar programas pol¨ªticos y que vamos dispuestos a cumplir con nuestro papel de oposici¨®n con entera normalidad.
Pero la opini¨®n p¨²blica debe comprender que, instalados como estamos, en esta actitud, nos resultar¨ªa muy dif¨ªcil aceptar lo que ya estamos viendo. Me refiero, a esto que el se?or Pujol no desear¨ªa: este proceso de enfrentamiento y crispaci¨®n con pretensiones de marea. Si los hombres y mujeres sensatos del entourage del President no juegan a fondo, ahora mismo, el papel de la serenidad, cr¨¦anme, lo vamos a pasar mal todos. Para ello, el se?or Pujol (no el President) debe empezar por apartar de s¨ª el escudo de Catalunya y aprestarse a defenderse con las armas de la raz¨®n, de las pruebas y de la ley. Lo que los socialistas y supongo que muchos otros, no podemos aguantar, es que el ex dirigente de Barca Catalana utilice Catalu?a como reh¨¦n. Es preciso que el President de la Generalitat medite bien todo esto.
Somos muchos -y no ¨¦l s¨®lo- los que hoy estamos preocupados, los que hemos de estar a la altura de estas dif¨ªciles circunstancias, los que debemos combatir contra fren¨¦ticos, obcecados y fan¨¢ticos.
abogado y diputado socialista al Parlament de Catalu?a.
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