Reagan, dispuesto a congelar el despliegue de euromisiles si hay un acuerdo con Mosc¨²
El presidente norteamericano, Ronald Reagan, afirm¨® ayer ante el Pleno del Parlamento de Irlanda, pa¨ªs neutral, que Estados Unidos est¨¢ dispuesto a congelar la instalaci¨®n de los euromisiles, e incluso a dar marcha atr¨¢s en el despliegue de los nuevos cohetes, si media un acuerdo con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Con la evidente intenci¨®n de aparecer como un estadista conciliador y amante de la paz, Reagan renov¨® su llamamiento a Mosc¨² para que vuelva a la mesa de las negociaciones de Ginebra sobre armas nucleares y accedi¨® a discutir la propuesta presentada por Mosc¨² en la Conferencia de Desarme de Estocolmo, encaminada a desterrar la utilizaci¨®n de la fuerza para solucionar los conflictos que puedan surgir en Europa.En una aparente y fulminante respuesta, con ocasi¨®n de la visita a la URSS del presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, el m¨¢ximo dirigente sovi¨¦tico, Konstant¨ªn Chernenko, afirm¨® que "es imposible" sentarse a la mesa de negociaciones con los euromisiles norteamericanos desplegados.
"En las actuales condiciones", dijo Chernenko, el di¨¢logo con Estados Unidos s¨®lo servir¨ªa "para discutir c¨®mo, d¨®nde y cu¨¢ndo despliega la OTAN sus nuevas armas nucleares en Europa Occidental". La agencia oficial Tass hab¨ªa calificado por su parte la proposici¨®n de Reagan como "otra muestra del cinismo del jefe de la Casa Blanca".
Las declaraciones de Reagan sobre la eventual renuncia al uso de la fuerza en Europa podr¨ªan desembocar en el desbloqueo de las conversaciones que tienen lugar en la capital sueca sobre la adopci¨®n de medidas capaces de garantizar paz y estabilidad para el viejo continente.
Mientras que Occidente desea que se materialicen propuestas concretas para evitar una guerra nuclear por accidente o falta de informaci¨®n, el Pacto de Varsovia aboga por un acuerdo en el que todas las partes se comprometan a o hacer uso de la fuerza militar -y, menos aun, de la nuclear- en el escenario europeo.
"Si discutir sobre el principio de no utilizaci¨®n de la fuerza, en el que todos creemos tan profundamente, lleva a los sovi¨¦ticos a negociar acuerdos que puedan darle un sentido nuevo y concreto a ese principio, gustosamente participaremos en esas conversaciones", afirm¨® ayer Reagan en Dubl¨ªn, con la vista puesta en las elecciones presidenciales del 6 de noviembre y en la cumbre de pa¨ªses industrializados que comienza el jueves en Londres, ciudad a la que lleg¨® ayer tras pasar tres d¨ªas en la tierra de sus antepasados irlandeses.
Estados Unidos est¨¢ preparado para la paz". "Estamos dispuestos a negociar ma?ana mismo si as¨ª lo desean los sovi¨¦ticos". "Nuestro compromiso m¨¢s firme es alcanzar una paz estable, no estar simplemente en disposici¨®n de repele una agresi¨®n". Estas tres altisonantes frases reflejan fielmente el tono del discurso que ayer pronunci¨® Ronald Reagan ante la segunda sesi¨®n conjunta que celebran las dos c¨¢maras del Parlamento irland¨¦s. La primera fue hace 21 a?os, con ocasi¨®n de la visita de otro presidente norteamericano John Fitzgerald Kennedy, pocos meses antes de su asesinato. Pero, si bien el tono del ¨²nico discurso pol¨ªtico pronunciado por Reagan en Irlanda fue en son de paz, el fondo de su intervenci¨®n choca frontalmente con la postura neutralista de Irlanda, y confirma que las relaciones de EE UU con la Uni¨®n Sovi¨¦tica permanecen congeladas en uno de los puntos m¨¢s bajos de la historia.
El presidente norteamericano mostr¨® su disposici¨®n personal a interrumpir, incluso dar marcha atr¨¢s, en el despliegue de "nuestros misiles de alcance intermedio en Europa" como resultado de un acuerdo verificable y equitativo. El viejo continente, seg¨²n ¨¦l mismo record¨®, "es el territorio que posee una mayor concentraci¨®n de fuerzas armadas en todo el mundo".
"Ante este Parlamento y ante todos los europeos emplazo a los sovi¨¦ticos a que vuelvan a la mesa de las negociaciones". "Creo que todav¨ªa es posible llegar a un acuerdo" sobre el desarme nuclear, agreg¨® Reagan. "No debemos descansar hasta el d¨ªa en que hayamos barrido de la faz de la Tierra estas terribles armas", prosigui¨® el presidente de EE UU ante los aplausos de los parlamentarios irlandeses y la mirada ir¨®nica del embajador de la URSS. La sesi¨®n hab¨ªa comenzado con un previsible acto de protesta por parte de los dos unidos diputados del Partido de los Trabajadores y un independiente, quienes abuchearon a Reagan al inicio de su intervenci¨®n y abandonaron el hemiciclo en protesta por la pol¨ªtica exterior de Washington. Los parlamentarios disidentes hab¨ªan participado la v¨ªspera, junto a 8.000 personas, en una colorista manifestaci¨®n anti-Reagan, presidida por un grupo de monjas portando un f¨¦retro, que hab¨ªa recorrido las murallas del castillo de Dubl¨ªn mientras el presidente norteamericano asist¨ªa en su interior a una cena en su honor.
En ese mismo ¨¢gape, el primer ministro irland¨¦s pidi¨® p¨²blicamente a Reagan que se normalicen las relaciones "entre el peque?o Estado de Nicaragua y vuestra gran naci¨®n". Las palabras de Fitzgerald cayeron en saco roto, as¨ª como su deseo, compartido por la mayor¨ªa de los irlandeses de que "los problemas se resuelvan pac¨ªficamente por los propios pueblos de la regi¨®n" centroamericana, siguiendo las l¨ªneas propuestas por los pa¨ªses del grupo de Contadora.
Reagan hizo o¨ªdos sordos y ayer, ante el Parlamento irland¨¦s, arremeti¨® sin piedad contra la "dictadura comunista sandinista", recordando que "nunca han celebrado elecciones; han machacado la libertad de Prensa y atacado a los sindicatos, desterrado las libertades pol¨ªticas, e incluso patrocinado acciones populares contra la comisi¨®n independiente de derechos humanos".
"Los pueblos de Nicaragua y El Salvador tienen derecho a resistir la pesadilla que desean imponerles potencias extranjeras; al igual que est¨¢n en su derecho de enfrentarse con la violencia extremista interior, sea de izquierdas o de derechas. Por ello, EE UU jam¨¢s dar¨¢ la espalda a la aspiraciones democr¨¢ticas de los pueblos centroamericanos", concluye Reagan.
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