Un militar ins¨®lito
El general Guillermo Echeverr¨ªa es un militar ins¨®lito en Guatemala. Hace un a?o fue dado de baja, cuan o ocupaba el n¨²mero 1 en el escalaf¨®n castrense, por haber pedido en una carta abierta al presidente de turno, el visionario general. Efra¨ªn R¨ªos Montt, el regreso de los oficiales a sus cuarteles. En un pa¨ªs donde las fuerzas armadas sostienen una guerra sucia de 20 a?os contra la insurgencia, ¨¦l defiende que "la soluci¨®n no puede ser s¨®lo militar; hay que corregir los problemas sociales que le dieron origen".Despu¨¦s de haber estado 43 a?os en el Ej¨¦rcito, del que no piensa desvincularse "mientras no se normalice la situaci¨®n pol¨ªtica", asegura que vive gracias a su sueldo de general, que es de 1.000 quetzales mensuales (155.000 pesetas).
Muchos de sus compa?eros de academia son hoy grandes terratenientes. Empezaron por desplazar del gobierno a los pol¨ªticos y terminaron disputando el poder econ¨®mico a la oligarqu¨ªa latifundista mediante la rapi?a y la corrupci¨®n.
Durante muchos a?os, el general Echeverr¨ªa estuvo al frente del Comit¨¦ de Reconstrucci¨®n, creado para canalizar la ayuda internacional llegada tras el terremoto de 1976. Era un puesto clave para el enriquecimiento, personal. No parecen haber existido acusaciones s¨®lidas contra ¨¦l. Su actual r¨¦gimen de vida, casi austero, es un buen argumento en favor de su honestidad.
A trav¨¦s del comit¨¦ entr¨® en contacto con las miserias de su pa¨ªs, donde unas decenas de familias controlan la propiedad de las tierras f¨¦rtiles mientras cinco millones de ind¨ªgenas desnutridos y analfabetos tienen que emplearse temporalmente en los latifundios por salarios de hambre.
"El origen de la subversi¨®n es el descontento por la situaci¨®n que exist¨ªa en Guatemala. No se puede negar que luego ha habido intromisiones externas, pero las causas son netamente nacionales. Se le ha combatido s¨®lo militarmente, sin analizar las causas".
Al preguntarle si el Ej¨¦rcito estar¨ªa dispuesto a intentar un arreglo negociado con la guerrilla responde: "Mientras haya miseria, desempleo y esta violencia no puede haber di¨¢logos. No se va a resolver con palabras lo que se desmiente con los hechos. El d¨ªa que se haga un inventario de problemas sociales con el prop¨®sito de corregirlos estaremos en v¨ªas de soluci¨®n".
Los partidos de la izquierda moderada le tienen cierto respeto a este militar de cuerpo enorme, rostro duro y grandes manos de boxeador del peso pesado. Su alejamiento del mando de tropas desde hace al menos ocho a?os le ha desvinculado de la represi¨®n. Aun sin culpar directamente a las fuerzas armadas, admite, como todo el mundo, que algunos hechos ocurridos a la puerta de los cuarteles policiales, como secuestros y asaltos, dif¨ªcilmente podr¨ªan llevarse a cabo sin la connivencia de las fuerzas de seguridad.
Para corregir estos excesos considera necesario un poder judicial valiente y aut¨®nomo que aplique las leyes por igual y un Ej¨¦rcito profesional que obedezca a las autoridades civiles. No es frecuente o¨ªr en boca de un general de cualquier pa¨ªs una cr¨ªtica de que se destine a la defensa excesivos recursos presupuestarios, superiores a los de salud o educaci¨®n, "cuando lo correcto ser¨ªa lo contrario".
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