Fecundidad intelectual

Ha vivido muchos a?os y es sorprendente su fecundidad intelectual; apenas a los 20 publica obras memorables. Es tan larga la serie como corta mi memoria, pero la profundizaci¨®n y fidelidad de lo que ha escrito sobre los or¨ªgenes de Espa?a y singularmente, sobre el reino de Asturias, es impresionante. No pretendo agotar la larga serie de sus escritos, casi todos extensos, pues ten¨ªa f¨¢cil pluma.De aquellos no puedo hablar porque no acabar¨ªa; de los breves, destaca su personal¨ªsima y certera, seg¨²n los entendidos, versi¨®n del feudalismo.

Un gran maestro

Fue un gran maestro, con grandes dotes de organizaci¨®n. Despu¨¦s de lo que hizo, hacia los a?os veinte, en la Revista de Historia del Derecho Espa?ol, creaci¨®n suya, y que tuvo autoridad en toda Europa, no sorprenden su magisterio en la Argentina, al fundar una escuela de medioevalistas. El rastro que ha dejado en Buenos Aires pudiera equipararse al de otros dos espa?oles culminantes: Ram¨®n G¨®mez de la Serna y Jos¨¦ Ortega y Gasset.

Pero a don Claudio no le gustaban las comparaciones: ten¨ªa una idea de s¨ª mismo superlativa y nunca nos perdon¨®, a los que le cotiz¨¢bamos muy alto, que concedi¨¦semos a Am¨¦rico Castro una eminencia igual. Adem¨¢s de maestro en historia e investigador sapient¨ªsimo, era un extraordinario orador, orador pol¨ªtico, aunque, a pesar de sus cargos, no tuvo en pol¨ªtica la misma suerte que en historia.

Ha perdido Espa?a una de sus luces deslumbrantes. Ser¨¢ muy dif¨ªcil ocupar su vac¨ªo.