Caballos irrespetuosos
A Samaranch s¨®lo le falt¨® dar las gracias a los teletipos que no le funcionaron, en su piso del hotel Biltmore, su refugio durante los Juegos Ol¨ªmpicos. No ten¨ªa otro remedio despu¨¦s del platillo volante y Lionel Ritchie. A fin de cuentas se hab¨ªa pasado el trago de los Juegos de Los ?ngeles. De sus quejas iniciales no qued¨® m¨¢s que el recuerdo de su realidad y aquella exhibici¨®n que le hicieron los de la ABC, despu¨¦s de que protestara por la imparcialidad de sus transmisiones.Empez¨® con un gracias a Reagan y termin¨® dando gracias a Am¨¦rica en la ceremonia de clausura. Esta vez no record¨® a los ausentes, que quiz¨¢ s¨ª le recordar¨¢n alg¨²n d¨ªa tanta gratitud. Pero ya no hac¨ªa falta. Quedan cuatro a?os para Se¨²l, con quien Mosc¨² no tiene relaciones diplom¨¢ticas, pero no importa. A¨²n queda tiempo, aunque al tigre mascota coreano, quiz¨¢ como una premonici¨®n, ya se le cay¨® el sombrero en plena ceremonia. ?Mira que es mala suerte! En medio de la ceremonia de despedida, en la que muchos piensan ya en los futuros Juegos, al tigre se le cae el sombrero. Claro que a los norteamericanos se les muri¨® el ¨¢guila Sam y han acabado llev¨¢ndose 174 medallas.
"Todo se arreglar¨¢ en la asamblea extraordinaria del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional a finales de a?o", ha comentado el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI). "El olimpismo ha salido reforzado de Los ?ngeles. Ha sido un ¨¦xito de organizaci¨®n y de participaci¨®n". Esas mismas palabras las pronunci¨® hace cuatro a?os, en Mosc¨², cuando estrenaba su presidencia y los Juegos de la anterior olimpiada finalizaban con el boicoteo contrario. Entonces ten¨ªa la esperanza de que no se produjera el segundo. Pero se produjo. Y mucho peor, pese al thank you.
Ni siquiera el ¨²ltimo himno fue el portugu¨¦s. Ya que hab¨ªan programado la marat¨®n como ¨²ltima prueba antes de la ceremonia de clausura, el triunfo de Lopes parec¨ªa predecirlo. Pero no fue as¨ª. A¨²n estaba guardada la carta de los caballos. Era obligado escuchar como despedida el himno estadounidense por 83? ocasi¨®n.
Los organizadores volvieron a demostrar su astucia y no hab¨ªan entregado por la ma?ana las medallas de la h¨ªpica en Santa Anita, porque jugaban a dos bazas: Salazar, el maratoniano, y alguno de los jinetes de saltos de obst¨¢culos. El primero fall¨®, pero ganaron dos de los segundos. Por eso, esta vez no hubo Copa de las Naciones de h¨ªpica en la clausura, pero s¨ª entraron los caballos. Y corrieron por el tart¨¢n tras la entrega de medallas. Todo muy patri¨®tico y espectacular para terminar. No pod¨ªa ser de otro modo.
Pero algo sali¨® mal. Los dos caballos norteamericanos fueron muy irrespetuosos. Mientras sonaba su himno, hicieron sus necesidades en la calle 1, tan lustrosos ellos. Cerca de all¨ª, en la mitad de la recta de 100 metros, Carl Lewis, su h¨¦roe, su dios, hab¨ªa hecho sus cambios de ritmo y terminado de ganar tres de sus cuatro medallas de oro. No todo lo que reluci¨® en Los ?ngeles fue oro.
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