La burocracia de la restauraci¨®n
El problema que ahora se plantea con la obra del Greco conservada en Toledo parece ser consecuencia del lento y burocr¨¢tico sistema que la Direcci¨®n General de Bellas Artes establece para estos casos. La escasez de profesionales en los museos provinciales, seg¨²n explica uno de los restauradores del Prado, es la causa primera de que se pueda llegar a una situaci¨®n como la que ahora se vive en Toledo, ya que, seg¨²n esta misma fuente, todo el patrimonio que depende del Ministerio de Cultura est¨¢ cubierto por alrededor de un centenar de personas.
El mismo restaurador de la primera pinacoteca del pa¨ªs a?ade que lo ideal ser¨ªa que cada museo contara con su propio equipo de restauraci¨®n o al menos con un t¨¦cnico especializado que controlara en cada momento el estado de la obra. A principios del pasado invierno, desde el Ministerio de Cultura se anunci¨® que la conservaci¨®n y restauraci¨®n pasar¨ªa a depender de cada comunidad aut¨®noma; sin embargo, hasta la fecha, el proyecto no se ha materializado.
Manuel Aragoneses, director del Prado en funciones -ayer no fue posible recoger informaci¨®n en Bellas Artes-, explica que el procedimiento a seguir en cada uno de los museos dependientes del Ministerio de Cultura o de obras de la Iglesia consiste en que el director de cada instituci¨®n comunique formalmente al Ministerio de Cultura el deterioro de una determinada obra.
Desbordante trabajo
Una vez cubierto este tr¨¢mite, desde la Direcci¨®n General de Bellas Artes se notifica la denuncia al Instituto de Restauraci¨®n. Los t¨¦cnicos de esta instituci¨®n ser¨¢n los que, dentro de un desbordante trabajo, establezcan las prioridades de actuaci¨®n.El Instituto de Restauraci¨®n se ocupa no s¨®lo de las obras pict¨®ricas, sino que tambi¨¦n cuenta con departamentos de escultura, tejidos, arqueolog¨ªa, orfebrer¨ªa y madera. Los responsables de este departamento han denunciado en numerosas ocasiones tanto la escasez de personal con que cuentan como el presupuesto que se les asigna mensualmente.
Hay veces en que la obra no pasa directamente al Instituto de Restauraci¨®n. Esto suele obedecer a su estado de deterioro o a la importancia de la obra. En este sentido cabe recordar el caso reciente de Las meninas, de Vel¨¢zquez, de cuya limpieza se ocup¨® el director del gabinete de restauraci¨®n del Metropolitan de Nueva York, John Brealey.
No obstante, no siempre se recurre a especialistas extranjeros. Precisamente una de las obras m¨¢s importantes, del Greco, El entierro del conde de Orgaz, fue restaurado por Gonzalo Perales, director t¨¦cnico del Instituto de Restauraci¨®n. En su trabajo, Perales se encontr¨® con sorpresas tales como que, adem¨¢s de la enorme suciedad del lienzo, ¨¦ste se encontraba fijado al muro por medio de tornillos de ocho cent¨ªmetros de grosor.
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