Investigaci¨®n y salud cl¨ªnica
El marco donde se sit¨²a la investigaci¨®n en nuestro pa¨ªs se caracteriza por sus deficiencias globales, y en particular por una notable escasez de medios. Pues bien, la investigaci¨®n espec¨ªfica de salud p¨²blica ostenta, hasta el momento, uno de los lugares m¨¢s desfavorables en la clasificaci¨®n de la investigaci¨®n cient¨ªfica. Es un campo de la investigaci¨®n que no tiene otros promotores objetivos que el sector p¨²blico. A la vez, los conocimientos cient¨ªficos de los problemas sanitarios del pa¨ªs son dram¨¢ticamente insuficientes; y en cierta forma cabe esperar una elevada tasa de retorno de la investigaci¨®n en este sector.La penuria de recursos destinados a tales fines ha significado un estado de subdesarrollo te¨®rico y metodol¨®gico tan importante, que se requerir¨¢ un intenso y continuado esfuerzo para equipararnos a la situaci¨®n que en pa¨ªses de nuestro mismo nivel socioecon¨®mico tiene la investigaci¨®n biom¨¦dica y de salud p¨²blica, y, lo que es m¨¢s importante, para aumentar la calidad de nuestra organizaci¨®n sanitaria.
El campo de atenci¨®n de la salud p¨²blica se ha ido ampliando mucho desde que, durante el siglo pasado, el control de las epidemias infecciosas fuera el principal objetivo de la sanidad. Hoy por hoy, las ciencias de la salud congregan un amplio abanico de disciplinas acad¨¦micas y un todav¨ªa m¨¢s nutrido espectro de profesionales.
Enfoque interdisciplinario
El papel, entre otros, de epidemi¨®logos, soci¨®logos, bioestad¨ªsticos, economistas, psic¨®logos e incluso de expertos en investigaci¨®n operativa es casi universalmente reconocido.
Este fen¨®meno de la multidisciplinar¨ªdad c¨¢siona con intereses corporativos en muchos lugares donde, como en nuestro pa¨ªs, el esp¨ªritu de cuerpo sigue siendo intenso.
Por ello, no nos parece peque?a virtud que el Consejo Cient¨ªfico del FIS reconozca la conveniencia de un enfoque interdisciplinario de la investigaci¨®n sanitaria.
Por otra parte, el sistema sanitario espa?ol parece en puertas de una mutaci¨®n hist¨®rica: el advenimiento del Servicio Nacional de Salud.
En esta perspectiva se hace imprescindible un programa de investigaci¨®n y docencia en salud p¨²blica que, mediante su colaboraci¨®n en el estudio de las necesidades de salud de la poblaci¨®n, en la elecci¨®n de prioridades y en el dise?o de los programas sanitarios, garantice la ¨®ptima efectividad del deseado Servicio Nacional de Salud.
Por ello conviene que la mayor parte de los programas de inyestigaci¨®n tenga una relaci¨®n directa con los objetivos que pretende la organizaci¨®n sanitaria: la universalizaci¨®n de las prestaciones, la primacia de la prevenci¨®n, la racionalizaci¨®n de los servicios, etc¨¦tera.
En otras palabras, que la primera prioridad sea para la investigaci¨®n operativa. Lo que costar¨¢ menos y ser¨¢ m¨¢s ¨²til. Sin olvidar, por supuesto, un campo m¨¢s te¨®rico que, desde un segundo Plano, puede proporcionar resultados apreciables, entre los cuales debe destacarse la capacitaci¨®n metodol¨®gica impr¨¦scindible para cualquier modalidad de investigaci¨®n.
La una y la otra dar¨¢n sus frutos si se les concede un per¨ªodo razonable de, estabilidad.
Pretender que una iniciativa como la que comentamos provea a corto plazo de soluciones tangibles a los problemas de la sanidad nos parecer¨ªa inadecuado De ah¨ª que los proyectos finalmente respaldados por el FIS no consista?ineramente en estudios coyunturales.
En nuestra opini¨®n, la utilidad pr¨¢ctica, el rigor metodol¨®gico y la creatividad deben ser criterios que se conjuguen equilibradamente para promocionar la investigaci¨®n m¨¢s adecuada. De otro lado, la falta de experiencia de los investigadores sanitarios les hace especialmente vulnerables a la inestabilidad, de donde se deriva la conveniencia de que los proyectos tengan una perspectiva de continuidad que permita reclutar un n¨²mero suficiente deprofesionales durante un tiempo dilatado.
Creaci¨®n de instituciones
No bastar¨¢, pues, con la promulgaci¨®n de disposiciones que. estimulen la investigaci¨®n, e incluso que promocionen el tipo de ella m¨¢s adecuado a nuestros problemas de salud.
Deber¨ªan crearse a la vez instituciones suficientemente dotadas donde se forme y se acoja a los investigadores y donde se desarrolle la investigac¨ª¨®nmisma. En estos momentos, el panorama es m¨¢s bien desalentador, ya que ni las universidades ni las instituciones sanitarias espec¨ªficarnente dedicadas a la docencia han asumido un papel relevante en la investigaci¨®n.
Naturalmente, estas instituciones deber¨ªan coordinarse de acuerdo con las prioridades sanitarias para garantizar la m¨¢xima efectividad de las investigaciones e incluso para facilitar el acceso a los datos b¨¢sicos que proporcionan las estad¨ªsticas vitales y sanitarias.
En definitiva, nos congratulamos de la iniciativa del Ministerio de Sanidad y Consumo al promulgar el programa del Consejo Cient¨ªfico del Fondo de Investigaciones Sanitarias en los t¨¦rminos que hemos comentado, y esperamos que este paso fundamental sea continuado por otras decisiones que coloquen a la investigaci¨®n sanitaria espa?ola en el lugar que le corresponde. De ello se beneficiar¨¢n, sin duda, los servicios sanitarios y el conjunto de la poblaci¨®n.
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