Pastores
Las revelaciones del Informe S¨¢bato sobre la pasividad, desidia y apolog¨ªa indirecta que los obispos argentinos Laghi y Aramburu manifestaron ante las sucesivas juntas militares se limitan a ratificar lo que ya sab¨ªan todos los argentinos. En el mes de abril pude ver al obispo Aramburu, junto a Alfons¨ªn, en el momento de inaugurar la primera feria democr¨¢tica del libro de Buenos Aires despu¨¦s de las dictaduras. La sonrisa de Aramburu era inocente y participativa. El a?o anterior hab¨ªa acompa?ado a un jerarca de la dictadura militar en la misma ceremonia. Tambi¨¦n su sonrisa hab¨ªa sido inocente y participativa.No hace mucho, en plena peripecia de realizar una serie de almuerzos con gente inquietante, le planteaba yo a un eminente cardenal de nuestra Iglesia cu¨¢n diferentes hab¨ªan sido los comportamientos de Silva Henr¨ªquez, en Chile, y de Aramburu, en Argentina. Silva Henr¨ªquez, sin romper la comunidad cat¨®lica, al menos hab¨ªa demostrado su aprecio a la dignidad humana plantando cara a la dictadura y peleando por el respeto a los derechos humanos. En cambio, Aramburu hab¨ªa desaparecido del universo ¨¦tico mientras dur¨® la barbarie militar, y puso todos los obst¨¢culos posibles para que la Iglesia se enfrentara cr¨ªticamente a la situaci¨®n. Es m¨¢s: influy¨® para que Wojtyla diera un refrendo indirecto a los militares volando a Buenos Aires y mostr¨¢ndose m¨¢s amable ante la Junta argentina de lo que se mostr¨® tiempo despu¨¦s ante la Junta sandinista.
Mi interlocutor, el eminente y sabido cardenal, me ofreci¨® una explicaci¨®n caracterol¨®gica: "Silva Henr¨ªquez es un hombre din¨¢mico y audaz que le canta las verdades al lucero del alba; en cambio, Aramburu es un buen chico, pero muy linf¨¢tico, muy pasivo". Posiblemente, el Vaticano desconociera a priori el linfatismo de los obispos Laghi o Aramburu y, en el caso del segundo, su incontenida capacidad de sonre¨ªr por igual a la v¨ªctima y al verdugo. Que se sepa, ninguna congregaci¨®n vaticana ha abierto una investigaci¨®n sobre la conducta colabo?acionista de sus obispos y sacerdotes con el militarismo torturador de Am¨¦rica Latina. En cambio, s¨ª se est¨¢ investigando la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, como si liberar fuera una excepci¨®n teol¨®gica que confirmara tenebrosas reglas.
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