Una bella orquesta rumana, en un Beethoven renovado
La calidad de la Orquesta Filarm¨®nica de Ploiesti, que actu¨® el pasado lunes en el Teatro Real de Madrid en un concierto patrocinado por la duquesa de Badajoz y a beneficio de la Confederaci¨®n de Sordos de Espa?a, es una prueba del desarrollo musical de Ruman¨ªa. Que una ciudad no grande, aunque muy evolucionada y de evidente potencia industrial, como es Ploiesti posea un instrumento sinf¨®nico de tan refinada clase ha de producir admiraci¨®n y aplauso: el que le otorg¨® un p¨²blico entusiasta que acudi¨® al Teatro Real para escuchar la obertura de Rosamunda, de Schubert, el primer concierto de Paganini y la Heroica, de Beethoven, programa que se ampli¨® con dos propinas de Weber: las oberturas de Euryanthe y Ober¨®n. El alto virtuosismo paganiniano encontr¨® l¨²cida traducci¨®n en el arte de Lenuta Ciuleu-Atanasiu, varias veces laureada y que cuenta con un primer premio Niccolo Paganini de G¨¦nova, ganado en 1976. El sonido es brillante y de gran vibraci¨®n, y la afinaci¨®n, la segura agilidad de la mano izquierda y del arco, muy considerables. Falt¨® quiz¨¢ un poco de temperatura expresiva, pero en todo caso Ciuleu-Atanasiu cuenta ya entre las grandes violinistas de la joven generaci¨®n europea.
Virtuosismo colectivo
La orquesta, tal como nos ha visitado, cuenta con una plantilla reducida: 52 instrumentistas a raz¨®n de 10 primeros violines, ocho segundos, seis violas, cinco chelos y cuatro contrabajos. Todos los profesores, cuerdas y vientos, lucen un nivel profesional magn¨ªfico. M¨¢s a¨²n: fascinante por la belleza de sonido y fraseo, el acoplamiento y el saber escucharse unos a otros.El trabajo del maestro Horia Andrescu, nacido en 1946, logra mantener en forma al conjunto hasta mostrar aut¨¦ntico virtuosismo colectivo. Sin el exceso de velocidad en ciertos tiempos, el trabajo de Andrescu y su orquesta habr¨ªa sido perfecto. Pero ?c¨®mo aceptar un primer tiempo de la Heroica tan vivo que no quedaba lugar para las respiraciones? La primera sensaci¨®n virtuos¨ªstica se tornaba entonces efecto agobiante.
Otro tanto cabr¨ªa decir de Euryanthe, y hasta en el concierto la solista debi¨® ceder a la nerviosa animaci¨®n de la batuta. Una batuta clara y firme: Andrescu posee unos brazos de director magn¨ªficos y sabe conducir las superficies sonoras a los puntos culminantes con maestr¨ªa, as¨ª como mover el sonido, siempre vivo, y agotar el valor de las figuras en pulsados legatos. Quiz¨¢ sea cuesti¨®n de tiempo.
Si este maestro sosiega sus conceptos puede convertirse en toda una figura de la direcci¨®n: bastar¨ªa gozar de la claridad de textura y equilibrio de las l¨ªneas con que nos lleg¨® la Tercera sinfon¨ªa para asegurarlo. Versi¨®n que, realizada con una formaci¨®n casi a la mitad de cuerda de lo habitual -esto es, mucho m¨¢s cerca del inicial pensamiento beethoveniano-, cobra un nuevo encanto. Beethoven aparece como aut¨¦ntica y definitiva culminaci¨®n del sinfonismo cl¨¢sico vien¨¦s.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.