La dictadura de Pinochet
Deseo rogarle que siga d¨¢ndole mucho espacio a las Cartas al director, ya que es la ¨²nica posibilidad que tenemos los sin voz para manifestar nuestro desacuerdo con lo que hacen los grandes pol¨ªticos, los gobernantes. En pocas' palabras, los que viven en la historia y los que la escriben, para usar las categor¨ªas de Miguel de Unamuno. Nosotros, los de la intrahistoria, tenemos pocas posibilidades para decir lo que pensamos, a pesar de que somos la gran mayor¨ªa de esta tierra.En muchos pa¨ªses, las libertades han sido restringidas hasta el extremo que cualquir s¨ªntoma de desacuerdo con la opini¨®n oficial es castigado con la reclusi¨®n o el exilio. Los espa?oles que vivieron la larga noche de la dictadura franquista saben lo que significa vivir en una sociedad que le niega a cada uno de sus miembros los derechos que son inherentes al ser humano y que reduce la Prensa a una caja de resonancia de las opiniones del dictador y del grupo que lo sostiene.
Por ello, ustedes tienen que contribuir a que se conozca la situaci¨®n real en la que viven los pa¨ªses americanos, oprimidos por dictaduras del tipo fascista que Espa?a, Portugal, Italia y Alemania han conocido en lo que va corrido de este siglo. Los Gobiernos no toman medidas severas contra las dictaduras; pues bien, que se sepa que los pueblos y su Prensa expresan su desacuerdo contra cualquier medida que coarte la libertad.
Algunos pa¨ªses suramericanos han salido de las tinieblas de la dictadura; otros se preparan para hacerlo, pero en Chile sigue reinando el terror. Se sabe que los tanques del Ej¨¦rcito chileno no sirven para defender las fronteras de su pa¨ªs, sino que sirven para atemorizar a los desheredados de la sociedad chilena, a los que han sufrido desde generaciones las injusticias de un sistema que los ha mantenido en la miseria y en la ignorancia para poder explotarlos mejor y para hacer de ellos una masa an¨®nima sin peso pol¨ªtico y f¨¢cil de manejar.
Se sabe que cualquier ciudadano puede ser encarcelado durante 20 d¨ªas por la polic¨ªa sin que los tribunales lo sepan (art¨ªculo 24 transitorio de la Constituci¨®n chilena), y esos d¨ªas bastan para destruir a una persona con la tortura. Hace pocos d¨ªas, dos personas se rociaron con bencina y se quemaron; una de ellas hab¨ªa sido torturada por la, polic¨ªa y la otra se encontraba en la miseria m¨¢s negra. No se conoc¨ªan: una era del norte y la otra del sur del pa¨ªs. Lo ¨²nico que las un¨ªa era la desesperaci¨®n. La dictadura chilena seguir¨¢ cometiendo sus cr¨ªmenes mientras cuente con el apoyo del "gran hermano del Norte" (l¨¦ase Estados Unidos), que no vacilan en sacrificar a todo un pueblo para asegurarse un basti¨®n ideol¨®gico, aunque sea apoyando al dictador m¨¢s sangriento que la humanidad haya conocido. Antes fueron Batista y Somoza, hoy son Pinochet y Stroesner. Pero la Prensa tiene la obligaci¨®n de denunciar estos cr¨ªmenes, y los que amamos la libertad y rompemos quijotescamente una lanza para defenderla estaremos contentos de que sea as¨ª y seguiremos comprando esa Prensa que interpreta nuestras ideas.-
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