Una tradici¨®n
A casi 15 a?os del final del milenio, novelistas, poetas, dramaturgos, recogen la tradici¨®n de penuria del oficio en Espa?a , que sufrieron Cervantes -forzado a solicitar mecenazgos-, Balzac -siempre endeudado, a pesar de su ¨¦xito, a causa de empresas delirantes-, Dostoievski, muchas de cuyas p¨¢ginas maestras fueron escritas porque se las pagaban a destajo- o el mismo Garc¨ªa M¨¢rquez, que antes de sus tiradas millonarias tuvo que pedir en Par¨ªs una moneda en el metro -se la dieron, pero nunca ha olvidado la cara de quien se la entreg¨®- y compartir con sus amigos huesos pedidos en las carnicer¨ªas para disfrazar el agua de sopa.Causa de inspiraci¨®n
Son pocos los escritores ricos de nacimiento (como el conde Le¨®n Tolstoi, se?or del feudo de Yasnaia Poliana), aunque s¨®lo sea por raz¨®n de estad¨ªstica, y causa de ello es que los escritores han ejercido los m¨¢s variopintos oficios, por lo dem¨¢s fuentes principales de su inspiraci¨®n. ?se es el caso de Jack London, esclavo 16 horas diarias en una lavander¨ªa y m¨¢s tarde buscador de oro en Alaska; William Faulkner, guionista en Hollywood; Antoine de Saint Exup¨¦ry, fundador de rutas a¨¦reas en ?frica y Suram¨¦rica; o Ernest Hemingway, cuya biograf¨ªa es quiz¨¢ m¨¢s ajetreada que sus novelas. En ocasiones el escritor ni siquiera pretende independizarse o as¨ª lo parece por su biograf¨ªa. Jorge Luis Borges fue durante d¨¦cadas director de la Biblioteca Municipal de Buenos Aires, de la que recibe una pensi¨®n vitalicia, as¨ª como otra de la universidad de la capital argentina. Borges, de cuyo prestigio internacional es ocioso hablar, reside en un modesto apartamento y -¨¦se era el caso hace dos meses por lo menos- no tiene agente literario que proteja sus intereses.
Algunos escritores se, han visto castigados por una reputaci¨®n que en absoluto se correspond¨ªa con las circunstancias. Tal es el caso de Rainer Maria Rilke, etiquetado con una leyenda de poeta de sal¨®n, y que, sin embargo, carec¨ªa de dinero. En su conocido viaje a Espa?a -Ronda y Toledo le sugirieron p¨¢ginas famosas- el poeta contaba las comidas calientes que tomaba en pensiones de tercera. Tal vez el poeta se refer¨ªa en parte a la escasez cuando dec¨ªa en Cartas a un joven poeta que nada es posible sin una gran soledad.
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