La cruzada de Margaret Thatcher a favor del sector privado
Cuando Margaret Thatcher lleg¨® al 10 de Downing Street, el 3 de mayo de 1979, un dogma y un sue?o alentaban en su cabeza. El dogma, fiel reflejo de las doctrinas monetaristas de Milton Friedman, puede resumirse en una frase: "Cuanto mayor sea el sector p¨²blico, mayores ser¨¢n las amenazas a las libertades". El sue?o: diseminar la propiedad de las empresas p¨²blicas con el fin de conseguir que el Reino Unido sea "no s¨®lo una democracia de proletarios de casas, sino una democracia de propietarios de empresas".La arrolladora victoria conseguida en las segundas elecciones generales por Margaret Thatcher, que le proporciona la m¨¢s amplia mayor¨ªa parlamentaria de este siglo, no ha hecho m¨¢s que asegurar a la primera ministra brit¨¢nica que est¨¢ en el buen camino. Desde la llegada al poder de los conservadores, nueve empresas nacionalizadas han pasado al sector privado, desde los autom¨®viles Jaguar desgajados de British Leyland, hasta los hoteles propiedad de los ferrocarriles brit¨¢nicos. La operaci¨®n m¨¢s espectacular ha sido la venta de cerca del 51% de las propiedades de British Telecom, la empresa nacional de telecomunicaciones, a manos privadas. Y la fiebre de la privatizaci¨®n sigue. En la pr¨®xima primavera, el Gobierno se propone la venta de la mayor¨ªa de la propiedad de la compa?¨ªa British Airways, en estos momentos la l¨ªnea a¨¦rea nacional m¨¢s rentable del mundo.
El secretario financiero del Tesoro, John Moore, anunci¨® el pasado julio en el Parlamento que, adem¨¢s de British Airways, el Gobierno se propone privatizar en el curso de este Parlamento los astilleros, la Compa?¨ªa Nacional de Autobuses, la mayor parte de las operaciones en los aeropuertos brit¨¢nicos, la Rolls-Royce, as¨ª como partes importantes de British Steel (acero) y British Leyland. En los momentos actuales, las principales industrias nacionalizadas comprenden los sectores del carb¨®n, electricidad, gas, acero, telecomunicaciones, astilleros, correos, aeropuertos, petr¨®leo, agua y ferrocarriles.
Nada menos que tres libros blancos fueron publicados con Gobiernos conservadores y laboristas en 1961, 1967 y 1978. Las conclusiones fueron siempre las mismas: la empresa p¨²blica no es competitiva, est¨¢ sobrecargada de personal, aumenta las necesidades de endeudamiento del Tesoro y sus decisiones est¨¢n siempre marcadas por consideraciones pol¨ªticas.
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