Llu¨ªs Llach, saludado como "guerrillero de la canci¨®n catalana" en su presentaci¨®n en Par¨ªs
El p¨²blico parisiense de Llu¨ªs Llach llen¨® anteanoche el Th¨¦?tre de la Ville y le falt¨® poco para enfadarse con este "guerrillero de la canci¨®n catalana" (diario Le Figaro) al terminar el recital que repetir¨¢ hasta el pr¨®ximo d¨ªa 19. Los aplausos y el entusiasmo que saludaban al cantautor de Amor particular no le convencieron para que su actuaci¨®n se prolongase sin fin, tal como lo deseaban las mil y pico personas asistentes al estreno. Para los franceses, Llach ya es un valor intocable, como lo fueron para ellos Jacques Brel o Brassens, o como lo es Leo Ferr¨¦.
Hace una docena de a?os que Llach lleg¨® a Par¨ªs por primera vez con un disco bajo el brazo dici¨¦ndose comprometido. Desde entonces, todos los locales y p¨²blicos que cuentan y consagran en este pa¨ªs, lentamente, se han rendido: el sagrario internacional de la canci¨®n francesa, el teatro Olympia; el otro, que se llama Bobino, y desde hace algunos a?os el Th¨¦?tre de la Ville, donde ahora canta Tinc un clavell per a tu, de su ¨²ltimo disco T'estimo, son ya algo as¨ª como su casa en Francia.El anti-Julio (Iglesias) que consagra la revista Metropolitain dice que "en su Catalu?a natal Llach es tan conocido por lo menos como Gaud¨ª, el arquitecto loco de Barcelona, o como el genial Salvador Dal¨ª"; el diario Le Cotidien, de Par¨ªs, lo bautiza como el despertador de Catalu?a; para el diario dem¨®crata-libertario Liberation, "el canto de Llach es un himno de amor a Catalu?a". Las m¨¢s c¨¦lebres publicaciones femeninas, como Elle y Marie France, se manifiestan seducidas por "el ojo y la voz de terciopelo de Llach". La primera escribe que "en Par¨ªs ya se sabe que es un cantante comprometido, pero no se comprende el mensaje; es decir, se conocen las grandes l¨ªneas del mismo, pero el detalle se ladea un poco; basta saber y sentir que, con ¨¦l, se participa en una fiesta de la libertad. Llach es m¨¢s que un cantante: es un amigo, sin duda alguna". Y la otra revista precitada sentencia: "Llach ha sabido hacer de su voz un instrumento; ¨¦l lo usa con talento, cantando en catal¨¢n las canciones de siempre y de hoy; pero el lenguaje del coraz¨®n es universal".
Llach tira a los zarzales su estatuto de vedette y repite incansable: la intransigencia, la libertad, el compromiso demod¨¦ como hace ya 15 a?os, como cuando se haga viejo cantando (es lo que ¨¦l afirma), es su moneda; y al modo taurino, el que quiera que la cambie, y el que no, "buenas tardes, se?or".
Obstinaci¨®n de la 'militancia'
Esta obstinaci¨®n de la militancia, repetida por Llach en escena, todos la subrayan aqu¨ª porque gusta, o por lo contrario, o porque se considera pasada, o porque no se le ve el sentido cuando se calcula, como lo hacen algunos en la Prensa, "que Llach pod¨ªa hacer una carrera a lo Julio Iglesias". En una conversaci¨®n, ayer, el cantante se explic¨® esquem¨¢ticamente sobre el asunto para este peri¨®dico. Cuando se le hace observar que es m¨¢s f¨¢cil entrevistarlo como pol¨ªtico, Llach salta convertido en resorte: "Porque no soy s¨®lo cantante, sino una persona que canta". ?Ignora o rechaza la tercera revoluci¨®n industrial y la civilizaci¨®n de la comunicaci¨®n beligerante? "No rechazo nada, pero no quiero que esa civilizaci¨®n me devore, sino que pretendo utilizarla".Llach reconoce que es, como cantante, "un peque?o medio de comunicaci¨®n, y como tal pienso seguir haciendo la pu?eta". ?Qu¨¦ es eso? "Hacer la pu?eta es decir sinceramente lo que pienso y lo que no se escribe en los medios de comunicaci¨®n". Se enfurece, o casi, al recalcarle que impregna su recital de pol¨ªtica: "Yo no impregno nada; todo est¨¢ impregnado de pol¨ªtica. Callar las cosas es un acto pol¨ªtico, como decirlas".
Llach y Julio Iglesias acaparan en estos momentos la actualidad en Par¨ªs, cada cual a su manera. El catal¨¢n habla de Iglesias: "Me parece normal su triunfo, porque se ve que hay trabajo e inteligencia para manipular o utilizar los medios de comunicaci¨®n; el delirio parisiense ante Iglesias ni me preocupa; no quiero de ninguna manera someterme al reinado absoluto de la publicidad; supongo que no durar¨¢ esta manipulaci¨®n".x
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