Axel C¨¦sar Springer
La vida del 'zar' de la Prensa alemana, cuyo nieto ha sido secuestrado, marcada por la tragedia
Uno de cada tres peri¨®dicos de los 21 millones que se venden cada d¨ªa en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) se imprime en la cadena Springer, el zar de la Prensa alemana que levant¨® su casa central al lado del muro de Berl¨ªn, como un s¨ªmbolo del deseo permanente de conseguir la unidad alemana. A sus 72 a?os, Axel C¨¦sar Springer es uno de los nombres m¨¢s poderosos de la RFA, temido, odiado y admirado, con una vida marcada por tragedias personales: cuatro divorcios, incendios provocados de dos casas y el suicidio de su hijo, Sven Simon, que estaba llamado a heredar el consorcio period¨ªstico. El aparente y breve secuestro de su nieto parece un jal¨®n m¨¢s de la azarosa existencia de Springer.
El d¨ªa de Jueves Santo de 1968 varios balazos dejaban malherido al l¨ªder estudiantil Rudi Dutschke, en el mismo centro de Berl¨ªn Oeste. Horas despu¨¦s, los estudiantes incendiaban las camionetas de reparto de los peri¨®dicos de Springer y recorr¨ªan las calles de la vieja capital alemana al grito de "Springer, asesino" y "Expropiad a Springer". La Prensa de Springer, sobre todo el amarillista Bild, se hab¨ªa distinguido por su continuo azuzamiento contra los estudiantes en rebeld¨ªa, que vieron en los peri¨®dicos del zar a los autores intelectuales del atentado contra Dutschke. Springer es el propietario de Bild, con 5,5 millones de ejemplares diarios de tirada, el mayor peri¨®dico del continente europeo. Una mezcla de chismes, sexo, crimen y deporte, con un lenguaje al alcance de todos. El editor confes¨® en una ocasi¨®n que "sufro como un perro, cuando leo a veces Bild" y la redacci¨®n del diario amarillista se amotin¨ª y protest¨® al editor, haci¨¦ndole rectificar estas palabras.Anticomunismo, proamericanismo, defensa de la econom¨ªa de mercado, afirmaci¨®n constante de la reunificaci¨®n de Alemania y defensa del Estado de Israel y el pueblojud¨ªo son las ideas centrales de la Prensa derechista del consorcio Springer. Ante el edificio de ladrillo que se levanta por encima del muro de Berl¨ªn hay un indicador de carreteras que marca hacia el Este, m¨¢s all¨¢ del muro, en direcci¨®n a Leipzig, Dresde, Breslau (hoy, Wroclaw, en Polonia), Kanigsberg (hoy, Kaliningrado, en la Uni¨®n Sovi¨¦tica). Todo un s¨ªmbolo del deseo de recuperar unos territorios que un d¨ªa formaron parte del Reich alem¨¢n.
El editor es un producto del milagro alem¨¢n de la posguerra, que pas¨® de peque?o propietario de una imprenta a due?o del mayor consorcio period¨ªstico. Un peri¨®dico de la competencia, Express, de Colonia, resum¨ªa ayer la irresistible ascensi¨®n de Springer: "Pag¨® cara su subida: humillaciones p¨²blicas, manifestaciones violentas ante sus casas editoriales, cuatro divorcios, un hijo muerto".
En la madrugada del 2 de enero de 1980 Springer suffl¨® el golpe m¨¢s duro de su vida. En un banco de Hamburgo apareci¨®, muerto de un tiro en la sien, su hijo Axel, el padre del joven secuestrado. El hijo de Springer se suicid¨® en circunstancias extra?as, tras haberse hecho famoso como fot¨®grafo.
La muerte del hijo deja abierto el problema de la sucesi¨®n del zar period¨ªstico, que dice: "Yo amo al dinero porque me da la libertad" y considera que "los peri¨®dicos s¨®lo pueden ser libres cuando sus editores no dependen ni del Gobierno, ni de un partido pol¨ªtico, ni de un grupo de inter¨¦s, ni siquiera de un banco".
El editor, convencido de que "Marconi gan¨® la batalla a Gutenberg", aspira ahora a ampliar sus negocios al campo de la televisi¨®n privada.
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