C¨®mo llegar a ser 'patr¨®n de banco'
Claudio Boada, nuevo presidente del Hispano, ha motivado un cambio en el 'club de los siete'
Ser banquero es una profesi¨®n; por ello existe un registro especial en el que figuran los que pueden serlo. Pero llegar a patr¨®n de un gran banco, mandar en uno de los importantes del sector, est¨¢ reservado a muy escogidas personas. Forman un club de lo m¨¢s selecto, aunque sus desavenencias y zancadillas sean algo que cada vez forma m¨¢s parte de los estatutos de la instituci¨®n. El club de los siete grandes es lo m¨¢s, la cr¨¨me de la cr¨¨me. Siete personas que, juntas, mandan m¨¢s que millones. En los dos ¨²ltimos a?os el club ha cambiado tres veces de socios. Salieron Luis de Usera, Jos¨¦ Mar¨ªa Aguirre Gonzalo y Alejandro Albert.
SALVADOR ARANCIBIA Hoy son Alfonso Esc¨¢mez, Pablo Garnica, Claudio Boada, Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn, ?ngel Gal¨ªndez, Emilio Bot¨ªn y Luis Valls Taberner. Cada uno tiene su propia historia, la que explica c¨®mo ha llegado a sentarse en el sill¨®n principal del consejo de administraci¨®n del banco que preside. Unos, sencillamente, lo han heredado, porque son los principales accionistas de la entidad financiera; otros han accedido al cargo por los pactos naturales entre los distintos grupos de poder que existen en los bancos.
Algunos son el producto forzado de la incapacidad de ponerse de acuerdo sobre un candidato por parte de los que tienen el control. Otros, al fin, son nombrados presidentes ayudados por circunstancias y presiones externas a las propias entidades.
El poder que cada uno de estos patronos de banco tiene ha venido creciendo en los ¨²ltimos a?os como consecuencia de la crisis econ¨®mica que ha planeado sobre el sistema financiero.
La concentraci¨®n
Si hace unos a?os exist¨ªa una cierta competencia de los bancos medianos y peque?os sobre el papel de los siete grandes, desde 1978 el poder de estos ¨²ltimos se ha ido acrecentando en la misma medida en que desaparec¨ªan los competidores -castigados unas veces por la crisis y otras por su propia incapacidad- y pasaban a engrosar los grupos bancarios cuyas cabezas eran los grandes.
Era un proceso de concentraci¨®n por absorci¨®n; ahora se puede pasar a otro de concentraci¨®n por fusi¨®n.
De controlar el 70% de los dep¨®sitos bancarios nacionales, los siete grandes han pasado a superar el 90% en 1984, despu¨¦s de la adquisici¨®n de los 17 bancos de Rumasa.
En la actualidad, la estructura bancaria espa?ola se compone de los siete grandes con sus grupos financieros (Central, Espa?ol de Cr¨¦dito, Hispano Americano, Bilbao, Vizcaya, Santander y Popular); el Banco Exterior de Espa?a (el m¨¢s p¨²blico de los privados, presidido por Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, un "ex pol¨ªtico", seg¨²n su propia definici¨®n); los cinco bancos medianos (Sabadell, Pastor, Herrero, Zaragozano y Banca March), y el Liliput bancario, un grupo de 11 entidades min¨²sculas, que no alcanza el 1,60% de todos los dep¨®sitos de la banca (Banco Comercial Trasatl¨¢ntico, Echeverr¨ªa, Peque?a y Mediana Empresa, Sindicato de Banqueros de Barcelona, Perfecto Castro Canosa, Finanzas, Industrial de Guip¨²zcoa, Industrial del Tajo, Europa, Saud¨ª Espa?ol y Banca Pueyo).
Las segundas marcas
Los presidentes de los grandes bancos no deciden s¨®lo sobre el destino de los fondos de sus enti
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dades, sino que han ampliado su operativa a todo un conjunto de segundas marcas, de vocaci¨®n real o creada, regional o de especializaci¨®n del negocio bancario. En seis a?os se ha vuelto a la situaci¨®n anterior a 1962, y en el panorama financiero espa?ol s¨®lo cuentan ya, pr¨¢cticamente, estos siete patronos.Hasta hace relativamente poco tiempo, a presidente de banco, a patr¨®n financiero, se llegaba s¨®lo por una v¨ªa: tener un paquete de acciones importante -cuanto m¨¢s grande, mejor- para impedir que hubiera posibles competidores. Eran los tiempos en los que los bancos no ten¨ªan el tama?o actual. La presidencia se transmit¨ªa por l¨ªnea directa, en funci¨®n de c¨®mo cambiara de manos el paquete principal de acciones.
?stos han sido los casos t¨ªpicos, y su caso m¨¢s peculiar es el de Emilio Bot¨ªn, presidente del Banco de Santander, porque sus antecesores lograron controlar el mayor paquete de acciones de este banco.
En menor medida, aunque tambi¨¦n por la v¨ªa familiar, Luis Valls Taberner es presidente del Popular. Su primo F¨¦lix Millet le llev¨® al banco en 1953 -para que le sucediera en la direcci¨®n de la entidad, y tres a?os m¨¢s tarde, despu¨¦s de fuertes luchas en el consejo, se logra el objetivo y pasa a ser vicepresidente ejecutivo del Banco Popular; en 1972 fue el presidente del s¨¦ptimo banco del pa¨ªs.
Presidente de transici¨®n
Banesto ha sido durante muchos a?os el ejemplo de c¨®mo, sin tener el control del mayor paquete de acciones de la entidad, se pod¨ªa llegar a ser presidente de transici¨®n y quedarse en el cargo durante un elevado n¨²mero de a?os. Jos¨¦ Mar¨ªa Aguirre Gonzalo, presidente de Agrom¨¢n, del Banco Guipuzcoano y luego de Banesto, accedi¨® al puesto porque las familias de esa casa no fueron capaces de ponerse de acuerdo sobre qui¨¦n deb¨ªa mandar formalmente. Se eligi¨® un presidente provisional y al final estuvo durante 13 a?os de presidente. Mientras tanto, el trabajo cotidiano de este banco -que hasta hace muy poco fue el primero de los nacionales en el ranking por recursos ajenos- lo desarrollaban los hijos de las familias principales. La sustituci¨®n de Aguirre por Pablo Garnica supuso ordenar algo el escalaf¨®n dentro de los juegos e intereses de los grupos que controlan la entidad.
Aguirre Gonzalo, ingeniero de caminos, supo ser el presidente con mayor proyecci¨®n p¨²blica y menor peso real dentro de esa casa. Logr¨® un cierto paquete de acciones y un control algo mayor gracias a que la empresa constructora Agrom¨¢n reinvert¨ªa buena parte de sus beneficios en la adquisici¨®n de acciones de ese banco.
En cualquier caso, no era significativo, y si accedi¨® a la presidencia fue gracias a que el resto de los poseedores de los grandes paquetes de acciones no lograron un acuerdo sobre un posible candidato. Pablo Garnica, actual presidente de Banesto, representa claramente a una de las familias y significa, de hecho, una vuelta a la normalidad bancaria.
Partir de botones
Alfonso Esc¨¢mez, presidente del Banco Central desde 1973, tuvo un camino distinto para llegar a la cima. Constituye el ejemplo t¨®pico de self made man, la persona que logra escalar la monta?a empezando desde la base por m¨¦ritos propios y porque aqu¨¦llos que estaban llamados a suceder al presidente anterior fueron perdiendo la carrera de fondo. Esc¨¢mez, que empez¨® como botones en el banco, fue subiendo pelda?o a pelda?o en el organigrama del Central.
Ignacio Vilallonga, anterior presidente de ese banco, se plante¨® en un momento determinado que deb¨ªa perder la mayor¨ªa del capital que hasta entonces detentaba, para propiciar el crecimiento del banco. La aportaci¨®n de Vilallonga por s¨ª misma no permit¨ªa ese crecimiento; por ello se dio entrada a nuevos capitales que permit¨ªan la expansi¨®n. Es el per¨ªodo de las fusiones y absorciones de bancos de otras zonas del pa¨ªs, que van configurando el actual Banco Central.
Esta decisi¨®n, que le supuso dejar de ser el due?o de una entidad peque?a para pasar a ser el presidente de una de mucho mayor tama?o, fue una de las causas que hizo posible la ascensi¨®n de Esc¨¢mez hasta la presidencia. Aunque hab¨ªa sucesores naturales para Vilallonga en su propia familia -uno de sus hijos o uno de sus yernos-, diversos problemas personales y financieros de ¨¦stos hicieron que su hipot¨¦tica candidatura se diluyera para siempre. Ignacio Vilallonga, cuatro a?os antes de su muerte, sufre una trombosis que le impide ejercer el control directo del Banco Central. Alfonso Esc¨¢anez, primer director general en aquel momento, se convierte en el ¨¢rbitro de la situaci¨®n durante esos a?os de transici¨®n real y a la muerte de Vilallonga no tiene rivales.
El caso vasco
?ngel Gal¨ªndez, presidente del Banco de Vizcaya, y Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn, presidente del Banco de Bilbao, constituyen una v¨ªa distinta hacia el poder bancario. Los dos son ilustres funcionarios p¨²blicos que, en un momento de su carrera administrativa, son fichados por dos entidades importantes de cara a su preparaci¨®n y posterior nombramiento como presidentes de las mismas.
Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn es catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica y ?ngel Gal¨ªndez fue el responsable de la tra¨ªda de las aguas a la ciudad de Bilbao, pasando posteriormente a Iberduero, compa?¨ªa el¨¦ctrica en la que ten¨ªan un peso espec¨ªfico muy fuerte los dos bancos vascos, para despu¨¦s aterrizar en el Vizcaya. El hoy presidente del Banco de Bilbao fue secretario general t¨¦cnico del Ministerio de Industria y miembro de la comisi¨®n consultiva del Plan de Desarrollo con Laureano L¨®pez Rod¨®.
Los propietarios de los dos bancos vascos decidieron en un momento determinado que la gesti¨®n de ambas entidades deb¨ªa encomendarse a personas no vinculadas directamente a las familias de propietarios, bastante entroncadas entre s¨ª, y se buscaron altos cargos de la Administraci¨®n que pudieran hacerlo. Es una v¨ªa distinta, en la que el consejo de adm¨ªnistraci¨®n, formado por representantes de los principales grupos de accionistas, controla desde fuera, mientras que el trabajo cotidiano lo ejercen personas ajenas a los grupos internos de poder.
En el caso del Banco de Bilbao, el actual consejero delegado, Emilio Ibarra, pertenece a una de las ramas familiares que controla una parte sustancial de la entidad, pero ha realizado una carrera bancaria en el m¨¢s estricto sentido.
En el Banco de Vizcaya, el consejero delegado -Pedro de Toledo-, que es quien realmente lleva las riendas del banco, tampoco pertenece a los grupos de poder; es otro t¨¦cnico de fuera, llamado para poner en orden una casa que atravesaba por dificultades crecientes hace unos a?os. S¨¢nchez Asia¨ªn sustituy¨® a otro funcionario p¨²blico -Gervasio Collar- en la presidencia del Bilbao.
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