Nuevos parados, inversores forzados
La indemnizaci¨®n del paro puede destinarse a realizar una inversi¨®n rentable
Los responsables de algunas sociedades de inversi¨®n se han visto sorprendidos por la inesperada llegada de trabajadores en paro que solicitan los servicios profesionales de estos expertos en inversi¨®n. No hay ning¨²n juego inconfesable, bien al contrario. Resulta que estos trabajadores, que han sido despedidos recientemente de sus empleos, han recibido una indemnizaci¨®n que, mientras les dure el subsidio de paro, desean colocar para obtener la mayor rentabilidad posible.Las indemnizaciones recibidas giran en torno al mill¨®n de pesetas, y la necesidad de amortizaci¨®n, en torno a un a?o o, como m¨¢ximo, a los 18 meses del subsidio de desempleo. Como estos trabajadores desconocen generalmente el funcionamiento de los mercados financieros, puede ser interesante analizar qu¨¦ posibilidades concretas les ofrece el mercado financiero en estos momentos.
Las indemnizaciones recibidas por despido no tributan a Hacienda, ya que, a pesar de haber intentado que pagasen el impuesto sobre el rendimiento del trabajo personal, los tribunales han decidido que, l¨®gicamente, es al menos chocante que alguien que se encuentra sin empleo tribute por sus rendimientos del trabajo. Esta situaci¨®n, sin embargo, puede terminar en un plazo m¨¢s o menos breve.
La Administraci¨®n piensa introducir, adem¨¢s, una f¨®rmula novedosa: los parados acogidos al desempleo podr¨¢n recibir todo el dinero del subsidio de una sola vez, siempre y cuando ¨¦ste sea destinado a invertir en la puesta en marcha por el propio parado de un negocio de tipo familiar.
Los expertos consideran que a este perfil de inversor forzado, y sin grandes posibilidades econ¨®micas, le interesa, en primer lugar, una amortizaci¨®n que no supere el a?o, el mayor grado de seguridad y un alto nivel de liquidez.
Los pagar¨¦s del Tesoro, seg¨²n este criterio, son los activos financieros que resultan m¨¢s aconsejables. Las razones son, primero, que a un ahorrador no habituado a los mercados financieros le produce bastante tranquilidad contar con la garant¨ªa del Tesoro; en segundo lugar, por la alta liquidez de estos t¨ªtulos en el mercado secundario, ya que una persona con una econom¨ªa recortada, como un desempleado, puede necesitar el dinero en efectivo inesperadamente.
El lado menos atractivo
Sin embargo, los tipos de inter¨¦s de estos pagar¨¦s, y aqu¨ª reside su ¨¢ngulo desfavorable, est¨¢n sufriendo importantes descensos y en la actualidad el Tesoro ofrece en torno al 11,9% en los t¨ªtulos emitidos a un a?o y cerca del 12,4% para los emitidos a a?o y medio. Para calcular el inter¨¦s de estos pagar¨¦s hay que tener en cuenta que el inversor recibe su retribuci¨®n por adelantado, ya que debe efectuar la compra al descuento.
En el caso de adquirir un pagar¨¦ de un mill¨®n de pesetas que tiene un descuento del 12%, el inversor deber¨¢ abonar solamente 880.000 pesetas, cantidad sobre la que es necesario calcular el inter¨¦s; sin olvidar que no tienen retenci¨®n del 18% en origen, como el resto de los activos financieros, lo que permite que estos t¨ªtulos disfruten de una rentabilidad en torno al 12,5% anual. Los pagar¨¦s no desgravan.
Para los inversores no iniciados conviene aclarar que los especialistas hablan de tres maneras de comprar pagar¨¦s. Se pueden adquirir mediante anotaciones en cuenta, cuando la operaci¨®n se efect¨²a por el servicio telef¨®nico del Banco de Espa?a o a trav¨¦s de cualquier entidad delegada del Tesoro; en este caso, el pagar¨¦ queda en poder, del banco emisor, mientras que el comprador recibe un resguardo de compra; as¨ª se evita el extrav¨ªo, aunque se abre la posibilidad de un futuro control fiscal. Se habla de t¨ªtulos fungibles (o referencias t¨¦cnicas) cuando se trata de pagar¨¦s que se adquieren en la bolsa; en este caso, el inversor tampoco recibe el pagar¨¦, sino un resguardo nominal que s¨®lo puede negociarse en las propias bolsas. Finalmente, se habla de t¨ªtulos f¨ªsicos cuando se designa al pagar¨¦ propiamente dicho, que queda en manos del ahorrador, bien endosado o en blanco. Sin control fiscal posible, el t¨ªtulo puede ser utilizado como dinero efectivo ante las entidades crediticias, pero se corre el peligro de robo o extrav¨ªo y, en el supuesto inversor comentado, ser¨ªa la modalidad de compra menos recomendable.
La oferta empresarial
Los pagar¨¦s de empresa no pueden ofrecer una garant¨ªa tan s¨®lida como la del Tesoro, aunque los emisores que han utilizado este medio para captar dinero son sociedades de primera fila -algunas incluso dentro de la ¨®rbita del Estado-, por lo que la seguridad suele ser muy elevada. De todas formas, a menor seguridad, mayor retribuci¨®n. Los pagar¨¦s de empresa, emitidos a un a?o, oscilan entre unos tipos de inter¨¦s del 12,5% al 13,5%, es decir, entre 0,75 y 1,5 puntos por encima de los pagar¨¦s del Tesoro. En estos casos ya hay que contar -como con los dem¨¢s activos, por el momento con una retenci¨®n del 18%. Estos activos tampoco gozan de desgravaci¨®n fiscal y sufren un relativa mente bajo nivel de liquidez.
Una tercera posibilidad reside en la compra de bonos el¨¦ctricos en el mercado secundario -en es tos momentos no hay emisiones en per¨ªodo de suscripci¨®n- que ofrecen un inter¨¦s bruto entre el 13,5% y el 14,25%. Los emisores, las compa?¨ªas el¨¦ctricas, son de alta seguridad, y estos t¨ªtulos gozan de una extraordinaria liquidez. La posibilidad de venta disminuye en las obligaciones el¨¦ctricas, que gozan de las mismas ventajas fiscales, por lo que los especialistas no son demasiado partidarios de su compra con una necesidad de amortizar casi contra reloj.
El mayor atractivo de bonos y obligaciones el¨¦ctricas es que s¨®lo se retiene en la fuente un 1,20%, aunque a la hora de presentar la declaraci¨®n fiscal se descuenta como si la retenci¨®n hubiera sido del 24%. Ese mecanismo fiscal eleva la rentabilidad de los bonos al 17%, mientras que las obligaciones se sit¨²an en niveles muy similares, pero la alta cotizaci¨®n actual de los bonos en bolsa, por encima del valor del cup¨®n corrido -el pago semestral que realiza el emisor- rebaja su rendimiento real al 15%.
Al mercado secundario
Las emisiones de renta fija en el mercado secundario constituyen un cuarto y variado paquete de alternativas inversoras. En esta jungla de emisiones, ya que aqu¨ª se incluyen deuda del Estado, obligaciones industriales, emisiones del Banco Hipotecario, del Instituto de Cr¨¦dito Oficial, etc¨¦tera, no es dif¨ªcil hallar rentabilidades entre el 13,5% y el 14%. En l¨ªneas generales, gozan de un alto grado de liquidez, especialmente en deuda e ICO, y de la m¨¢xima seguridad del Estado u organismos oficiales.
Los bonos bancarios tambi¨¦n ofrecen ventajas a este tipo de inversores. Su mayor atractivo reside en la posibilidad de canje o conversi¨®n por acciones del banco emisor, pero s¨®lo en el caso de que las acciones sean viejas, para poder venderlas inmediatamente en bolsa (si son nuevas, habr¨ªa que esperar a que fueran emitidas y admitidas a cotizaci¨®n). El tipo de inter¨¦s ofrecido oscila entre el 10% y el 12,25 %,y los pagos, trimestrales o semestrales, sufren la retenci¨®n del 18%.; el resultado es una rentabilidad neta en torno al 10,5%. El mercado de emisi¨®n tambi¨¦n ofrece la posibilidad de desgravar el 15% en la declaraci¨®n de la renta, pero para ello habr¨ªa que mantener la inversi¨®n durante tres a?os.
Las c¨¦dulas hipotecarias presentan un inter¨¦s del 11 % al 12,5%, y, a trav¨¦s del Fondo de Regulaci¨®n del Mercado Hipotecario, gozan de alto grado de liquidez. La rentabilidad, sin embargo, empieza en estos casos a acercarse a la de un tradicional dep¨®sito a plazo, ya que algunas entidades bancarias pueden llegar a ofrecer en torno al 10% por un mill¨®n de pesetas a un a?o. En todo caso, esta ¨²ltima alternativa es la m¨¢s f¨¢cil y la menos rentable.
Los `expertos desaconsejan, finalmente, que este inversor acceda al mercado de renta variable, es decir, la bolsa, por el alto grado de riesgo que implica y el necesario conocimiento de los mecanismos que lo rigen. S¨®lo los m¨¢s ricos pueden permitirse el lujo de poner en riesgo la inversi¨®n.
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