El rapto de Europa
En Davos, Suiza, empresarios de todo el mundo han cantado los logros de la 'reaganomic'
Hans Castorp, el h¨¦roe de Thomas Mann, acudi¨® a Davos, a casi 1.600 metros de altura, para tratar de hallar soluci¨®n a su tisis galopante respirando los aires helados de la monta?a m¨¢gica. Ahora, lo m¨¢s granado del capitalismo internacional se somete todos los a?os, en la primera semana de febrero, a una cura de reposo en Davos Platz para recuperar, en el balneario de Davos, las energ¨ªas con las que hacer frente a un nuevo a?o lleno de dificultades, de esfuerzos por la consecuci¨®n del beneficio, de enfrentamientos con los sindicatos, de nuevas estrategias para la conquista de mercados.
Los h¨¦roes de Thomas Mann vinieron a Davos a rriorir entre interminables copos de nieve. Hoy en la monta?a m¨¢gica no se mueren m¨¢s que los pinos, afectados del mal de los bosques. Los nuevos h¨¦roes del cap¨ªtalismo internacional vienen a Davos a efectuar su chequeo artual y respirar el aire puro con el que triunfar un a?o m¨¢s en un mundo presidido por la competitividad.Cerca de 750 empresarios y banqueros se han dado cita este a?o en la peque?a localidad suiza. Adem¨¢s, varios primeros ministros; m¨¢s de 20 ministros de Econom¨ªa, Hacienda y Comercio; personalidades de distintos organismos internacionales,de los bancos centrales, y cerca de 120 periodistas acreditados de todo el mundo, para asistir a un simposio dedicado al tema central de Towards a new entrepreneurial era.
De la nueva era empresarial se ha hablado relativarnente poco en Davos Platz. La estrella de Davos ha sido el maravilloso comportamiento de la econom¨ªa norteamericana y su deslumbrante efecto sobre los empresarios y pol¨ªticos europeos. Europa, boquiabierta, ha ca¨ªdo rendida a los pies de los Estados Unidos de Reagan. As¨ª como en el mito griego, Europa, hija de F¨¦nix, fue raptada por Zeus, que, en forma de toro, la llev¨® por mar a Creta, ahora el nuevo Zeus Reagan, l¨ªder de la naci¨®n m¨¢s poderosa del planeta, que conoce una recuperaci¨®n econ¨®mica espectacular, tiene en sus garras a la pobre, esclerotizada y vieja Europa. Y adem¨¢s, este Zeus prestidigitador est¨¢ alimentando el crecimiento de su pa¨ªs con el dinero de los europeos.
A pesar de los avances logrados el pasado a?o por casi todas las econom¨ªas europeas, que han dado pie al optimismo en Davos, el desaf¨ªo es de nuevo Estados Unidos. Hoy aparece como inimaginable cualquier otra alternativa para el viejo continente distinta de la que tan espl¨¦ndidos resultados est¨¢ dando al otro lado del Atl¨¢ntico. As¨ª, en Davos casi todos hablaron de liberalismo a tope, con liquidaci¨®n por derribo del sector p¨²blico de las econom¨ªas europeas; flexibilizaci¨®n total del mercado del trabajo, con derogaci¨®n de la legislaci¨®n que ponga trabas al despido libre, y reducci¨®n espectacular de los impuestos que graven la actividad empresarial. Es el peaje que hay que pagar para entrar en la autopista del crecimiento y la creaci¨®n de empleo. "Los negocios del Estado deben consistir en mantener a Estado lejos de los negocios", ha proclamado en Davos el liberalismo triunfante.
Liberalizar a tope
Los sindicatos europeos, la ¨²ltima empalizada que se opone al avance, han recibido severas cr¨ªticas y negras premoniciones para su futuro. Estados Unidos cre¨® en 1984 m¨¢s nuevos puestos de trabajo que toda Europa junta en los ¨²ltimos 10 a?os. Y una revelacli¨®n: la mayor parte del nuevo empleo USA fue creado por empresas menores de 20 trabajadores. Para los norteamericanos, no importa que muchas empresas no resistan el tratamiento liberalizador a tope. Otras muchas nuevas vendr¨¢n detr¨¢s, ereando empleo. Lo importante es acabar con las rigideces estructurales. Tim McNamar, hasta hace una semana subsecretario del Tesoro norteamericano, lo dijo con claridad: "Si no cambia el dirigismo de los Gobiernos europeos, Estados Unidos estar¨¢ por delante de Europa durante muchos a?os". La cola de pol¨ªticos europeos dispuestos a seguir al pie de la letra la receta americana es larga.
La reuni¨®n que anualmente organiza en Davos la EMF Foundation es un tinglado de tal envergadura que s¨®lo podr¨ªa compar¨¢rsele el encuentro anual en Washington del FMI, lugar de cita de banqueros privados y p¨²blicos de todo el inundo. Como la reuni¨®n del FMI, la de Davos es tambi¨¦n un mercado persa donde lo interesante no est¨¢ a menudo en lo que ocurre en los plenos del Palacio de Congresos, sino en lo que se trama entire pasillos y, sobre todo, lo que se fragua en los hoteles a la hora de los c¨®cteles privados. La reuni¨®n de Davos es una espl¨¦ndida plataforma para hacer negocios y sobre todo para establecer contactos con empresarios de las cuatro esquinas del planeta.
Durante la primera semana de febrero, Davos, una estaci¨®n de lujo para los deportes de invierno, sufre un tremendo d¨¦ficit de suites. En la mara?a rom¨¢ntica de hotelitos y joyer¨ªas supercaras que es Davos, destaca el Belvedere, antiguo sanatorio y hoy hotel de lujo, con sus habitaciones abalconadas, donde los h¨¦roes de Thomas Mann intentaron, frente a la monta?a m¨¢gica, curar su tuberculosis.
En el Belvedere se hospedaban los grandes padres de las multinacionales (Rand Araskog, de ITT; John Akers, de IBM; Robert Clay, de Du Pont de Nemours; Takashi Ishihara, de Nissan; Carl Hahn, de Volkswagen; Helmut Maucher, de Nestl¨¦; Donald Kendall, de Pepsico; John Young, de Hewlett Packard; Ichiro Hattori, de Seiko, entre otros). El Postly era el preferido por los personajes de la Administraci¨®n norteamericana, los McNamar, Jack Kemp, etc¨¦tera. Finalmente, el Fl¨¹ela era el tercero en discordia, un lugar adecuado para altos directivos de todo el mundo.
La representaci¨®n espa?ola en esta babel ha sido m¨ªnima, aunque significativa: Fernando de As¨²a, de IBM; Manuel G¨®mez de Pablos, de Iberduero; Jos¨¦ Mar¨ªa Aldeanueva, de Westinghouse; Jos¨¦ Luis Carulla y Andreu Puig, de Agrolimen; Jaume Llopis, de Solis-Carnation, y Carlos Cort¨¦s, del C¨ªrculo de Empresarios.
Un mercado persa
Cada a?o dos o tres delegaciones oficiales hacen su puesta de largo en Davos. Arabia Saudita, Jap¨®n e Indonesia, con funcionarios de alto rango al frente, han sido las que en 1985 han hecho relaciones p¨²blicas a tope, presentando una panoplia de oportunidades para los hombres de negocios de todo el mundo. Pero otros pa¨ªses, sin delegaci¨®n oficial, no les han ido a la zaga. Como la Rep¨²blica Popular China, que hizo horas extras para atender las ansias de tantas multinacionales dispuestas a buscar el contrato del siglo con el que resolver la cuenta de resultados de los pr¨®ximos 20 a?os. O como la de Malasia, la India o Turqu¨ªa.
Adem¨¢s de econom¨ªa y negocios, en Davos se habla mucho de pol¨ªtica. Y como no pod¨ªa ser de otro modo, los representantes del imperio han llevado tambi¨¦n en este aspecto la voz cantante, dejando perfectamente clara la ¨ªntima relaci¨®n entre los intereses pol¨ªticos y econ¨®micos de Estados Unidos. Jeane Kirkpatrick, embajadora ante las Naciones Unidas; Richard Perle, hombre fuerte del COCOM (Comit¨¦ de Coordinaci¨®n del Comercio Este-Oeste), y hasta el mismo Tim McNarnar, lo han dicho sin pelos en la lengua, con esa pinta de brutalidad que tienen los norteamericanos para decir sus verdades cuando est¨¢n en la cresta de la ola, como es ahora el caso. McNamar, por ejemplo, dej¨® fr¨ªo al personal se?alando que "es hora de que Europa se entere de que buena parte del d¨¦ficit presupuestario norteamericano se debe al compromiso de Washington de asegurar la defensa mutua".
Desde que en 1971 Klaus Schwab organiz¨® el primer simposio de Davos, como respuesta al desaf¨ªo americano de Jean-Jacques Servan-Schreiber, el certamen ha ido ganando en importancia. Aunque en Davos presumen de lo contrario, lo cierto es que en el aquelarre suizo se dan cita tambi¨¦n muchos has been, como en la jerga internacional se denomina a los que han sido y ya no son.
?Vienen los empresarios a o¨ªr ¨²nicamente los brillantes discursos de los oradores? Con toda seguridad, no. El precio es demasiado caro para ese deporte. Los derechos de inscripci¨®n se elevan, al cambio, a la bonita suma de 640.000 pesetas, a lo que hay que a?adir gastos de transporte, alojamiento y manutenci¨®n. No es una bagatela, a pesar de que los se?ores ejecutivos lo apunten en la cuenta de las desgravaciones fiscales.
Uno de los aspectos m¨¢s sugestivos del simposio de Davos reside en el llamado intercambio de proyectos, un servicio confidencial que la organizaci¨®n presta a los participantes interesados en la b¨²squeda de socios comerciales, financiaci¨®n, transferencia de tecnolog¨ªa, etc¨¦tera. Editado en un libro aparte, los directivos dispon¨ªan este a?o al llegar a Davos de 218 proyectos numerados, previamente remitidos por los interesados, con quienes se pod¨ªa entrar discretamente en contacto con los buenos oficios de un project exchange desk.
La impresi¨®n recogida es que Davos y su simposio valen para poco a aquellos que caen en picado en busca de brillantes negocios, pero que es muy ¨²til para establecer contactos y reunirse en un ambiente informal con empresarios importantes a quienes ser¨ªa muy dif¨ªcil, aparte de costoso, visitar individualmente. Si adem¨¢s se esqu¨ªa y la se?ora puede lucir sus ¨²ltimas pieles, tanto mejor. El tiempo no se pierde. Los suizos se encargan de ello. Una de las m¨²ltiples actividades marginales del simposio, que tuvo lugar en la tarde del martes 5 de febrero, mientras en Espa?a el esc¨¢ndalo de la fuga de divisas llegaba a las redacciones de los peri¨®dicos, consisti¨® en un seminario, que se vio muy concurrido, encabezado por la Uni¨®n de Bancos Suizos, en torno al tema Consejos de los banqueros suizos sobre c¨®mo colocar su dinero. Es verdad que el anuncio no dec¨ªa d¨®nde, aunque la cosa era bastante obvia.
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