Constantino Esparcia, de vivir sin luz en la huerta a figura del atletismo espa?ol
Constantino Esparcia, el atleta que en dos semanas ha ganado a la elite espa?ola (Abascal, Prieto y Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez), prepara en su casa, en Albacete, el Mundial de cross que afrontar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 24, en Lisboa. Ha conseguido dos semanas de permiso en su trabajo, en la Polic¨ªa Nacional. Su profesi¨®n le supone constantes reproches cuando corre en el norte. "Venga, negro, gana a ese espa?ol...", ha llegado a o¨ªr a los espectadores, en San Sebasti¨¢n, cuando iba delante de los atletas et¨ªopes. El descanso lo pasar¨¢ en la huerta donde naci¨®, junto a sus padres. Su madre volver¨¢ a intentar convencerle de que "eso de correr no puede ser bueno". Ser¨¢ una vuelta al recuerdo, 11 a?os despu¨¦s. Entonces en la casa no hab¨ªa ni luz ni agua.
"Yo viv¨ªa como un muchacho m¨¢s de la huerta. Desconoc¨ªa las comodidades. Hasta el punto de que cuando me instal¨¦ en un piso de Valencia y sonaba el tel¨¦fono, no me atrev¨ªa a descolgarlo. Me daba miedo. ?Qu¨¦ iba a saber yo de esos inventos!". Estos recuerdos todav¨ªa le son cercanos a Esparcia. Ahora tiene 26 a?os. Fue a los 15 cuando, gracias al atletismo, empez¨® a tomar contacto con el mundo exterior.Cuenta Esparcia que iba al Taller Escuela Sindical de Albacete cuando un d¨ªa le obligaron a correr. "Gan¨¦ hasta con zapatos. No ten¨ªa zapatillas, ni sab¨ªa lo que eran los clavos. Como siempre ganaba, empezaron a liarme y un d¨ªa me llevaron incluso a Madrid. Fu¨ª tercero. Y segu¨ª corriendo espor¨¢dicamente por varios sitios. De pronto aparecieron unos se?ores que me propusieron fichar por el Valencia. Me daban 10.000 pesetas al mes. No lo dud¨¦. Me v¨ª en Valencia, con 17 a?os, viviendo yo solo en un piso y acorralado por todas las cosas que ve¨ªa. Me suced¨ªa entonces lo del tel¨¦fono. Empec¨¦ a estudiar Formaci¨®n Profesional y a ayudar en el restaurante donde com¨ªa cuando se me acababa el dinero porque no ten¨ªa para pagar".
Un a?o despu¨¦s, Esparcia encontr¨® trabajo en una piscina de Valencia. All¨ª hizo de todo hasta que fue al servicio militar. Lo pas¨® en Vitoria y Logro?o. "Yo segu¨ªa corriendo", dice, "y viv¨ª bien, pero tuve muchas lesiones. A los 22 a?os me v¨ª de nuevo en la calle y me enter¨¦ de unas oposiciones a la Polic¨ªa Nacional. Ten¨ªa que trabajar en alg¨²n sitio y no me desagradaba ser polic¨ªa, no por cuesti¨®n pol¨ªtica, sino porque me agrada hacer bien a la gente y pens¨¦ que as¨ª podr¨ªa ser ¨²til a la sociedad. Que no todo es la imagen que pueda tenerse de la polic¨ªa dando palos".
Instructor de tiro
Esparc¨ªa obtuvo una plaza de instructor de tiro. Se justifica: "No es que tire bien; no hace falta ser un tirador de primera porque simplemente ense?o el manejo de las armas. Estuve tres meses de pr¨¢ctica en Castell¨®n. All¨ª me entren¨¦ como nunca porque ten¨ªa mucho tiempo libre, y eso que hab¨ªa juergas diarias, pero yo no pis¨¦ una discoteca".Luego volvi¨® Esparcia a la Academia de la Polic¨ªa Nacional, en Madrid. Ya era un atleta de cierto relieve. Empez¨® a hacerse un sitio en la selecci¨®n nacional de cross y recibi¨® una beca para vivir en la residencia Blume. Es all¨ª donde come y duerme a diario. Pero no es f¨¢cil encontrarle "porque estoy siempre trabajando o entren¨¢ndome. Adem¨¢s, tengo poca relaci¨®n con los compa?eros porque el tiempo libre que tengo lo empleo en encerrarme en mi habitaci¨®n y leer o descansar".
Cuando volvi¨® a Madrid sucedi¨® que el Valencia no le renov¨® la ficha, por no residir all¨ª, y pas¨® una temporada en el Tierras de Almer¨ªa antes de fichar definitivamente por el Mam, cuando este club comenz¨® a absorber a los mejores especialistas de cross.
Su progresi¨®n ya fue imparable. Lleg¨® a ser decimoquinto en un Mundial. En la Polic¨ªa Nacional tambi¨¦n aument¨® su popularidad. Los ¨¦xitos a¨²n no le han servido para subir en el escalaf¨®n, como ha sucedido con otros compa?eros; s¨ª, en cambio, para disfrutar de permisos extraordinarios. A¨²n no es ni siquiera cabo, pero conf¨ªa en serlo igual que su compa?ero Morales lo es despu¨¦s de haber conseguido triunfos en lucha sambo. "No es que represente mucho el ascenso, pero es una primera plataforma para ir hacia arriba", reconoce el atleta.
Esparcia est¨¢ contento en la Polic¨ªa Nacional. "La pena es que cuando no tengo cursillos, hago guardias y me rompen el ritmo de entrenamiento, por eso no puedo mejorar en verano". El atleta no teme represalias por su condici¨®n de polic¨ªa. "S¨ª, he tenido problemillas", reconoce, "cuando he corrido en el norte, especialmente en San Sebasti¨¢n y en Elg¨®ibar, pero no han pasado de tirarme bolas de nieve o de animar a mis rivales con frases que pudieran herirme. Son s¨®lo unos pocos espectadores que no logran que me sienta discriminado, aunque s¨ª me duele que me digan esas cosas".
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