Fr¨ªa acogida en Washington al anuncio japon¨¦s de abrir su mercado a productos de EE UU
El anuncio de que Jap¨®n adoptar¨¢ medidas para abrir sus mercados a los productos norteamericanos ha sido recibido con frialdad y escepticismo en Estados Unidos, y se duda que sea suficiente para evitar que el Congreso responda con medidas proteccionistas al d¨¦ficit comercial de 37.000 millones de d¨®lares que tiene este pa¨ªs con Tokio. La Casa Blanca calific¨® de valiente la decisi¨®n del primer ministro, Yasubiro Nakasone, que apareci¨® en la televisi¨®n pidiendo a los japoneses que compren m¨¢s productos extranjeros para "evitar la repetici¨®n de la tragedia de la II Guerra Mundial".
Reagan manifest¨® estar agradablemente sorprendido por la iniciativa de Nakasone, que comporta unos riesgos pol¨ªticos evidentes para el primer ministro japon¨¦s. Pero la Administraci¨®n se ha apresurado a precisar que el plan contiene "pocas o ninguna medida inmediata" para reducir el desequilibrio comercial entre los dos pa¨ªses y ha pedido que se concrete en "medidas urgentes y pr¨¢cticas". Incluso con la reducci¨®n de barreras para las exportaciones norte americanas y un descenso del valor del d¨®lar, se necesitar¨¢n tres o cuatro a?os para reducir el d¨¦ficit a la mitad, advirti¨® Donald Regan, jefe del gabinete de la Casa Blanca.
"El esfuerzo para abrir los mercados japoneses", explic¨® Regan, "requiere algo m¨¢s que la eliminaci¨®n de barreras espec¨ªficas, requiere tambi¨¦n un cambio de actitudes hacia las importaciones del exterior". EE UU pide a la econom¨ªa japonesa, que ha basado su prosperidad en las exportaciones, un cambio total de estrategia, y a lo ciudadanos que cambien sus h¨¢ bitos de consumo. El anuncio japon¨¦s ha sido calificado de insuficiente por el Congreso y medios econ¨®micos, que afirman que es el s¨¦ptimo plan desde 1981 para abrir los mercados de Jap¨®n y desde esa fecha el d¨¦ficit comercial con Tokio ha pasado de 16.000 a 37.000 millones de d¨®lares. "No significa un progreso real", dijo el presidente del comit¨¦ de finanzas del Senado, Bob Packwood, "aunque admiro mucho a Nakasone, nuestra paciencia ya agotado ya el punto l¨ªmite". Para otros el plan japon¨¦s es s¨®lo un paquete de promesas.
La C¨¢mara de Representantes y el Senado, antes de las vacaciones de Pascua, solicitaron medidas de represalia contra Jap¨®n, abriendo la posibilidad de una guerra comercial de EE UU con su principal aliado estrat¨¦gico en el Pac¨ªfico. La irritaci¨®n del Congreso por la competitividad japonesa, que ya no s¨®lo da?a a las industrias del autom¨®vil y siderurgia, sino que afecta seriamente a los sectores norteamericanos de telecomunicaciones, ordenadores y compo nentes electr¨®nicos, ha forzado, al Gobierno de Tokio a tomar en serio la amenaza proteccionista. Nakasone advirti¨® a sus compatriotas que si EE UU cierra la entrada a las exportaciones japonesas, "nos amenaza una gran depresi¨®n y desempleo".
Para tratar de evitarlo, el jefe del Gobierno de Tokio anunci¨® un plan de tres a?os, que se concretar¨¢ en algunas medidas en el plazo de 90 d¨ªas, para abrir el mercado de telecomunicaciones a la tecnolog¨ªa de EE UU, comprar m¨¢s material electr¨®nico sofisticado norteamericano y productos farmac¨¦uticos, cient¨ªficos y forestales. Este plan deber¨¢ pasar ahora la prueba de fuego de la burocracia gubernamental japonesa y lograr la aprobaci¨®n del partido liberal, que tiene ser¨ªas dudas sobre su viabilidad.
Reagan es partidario del libre comercio y quiere evitar la tesitura de tener que vetar una ley con medidas proteccionistas que podr¨ªan da?ar tanto a este pa¨ªs como a los japoneses. El vicepresidente, George Bush, elogi¨® ayer la actitud de Nakasone y advirti¨® al Congreso que la adopci¨®n de barreras a las importaciones, "ser¨ªa un desastre que nos llevar¨ªa al caos". La Administraci¨®n, a la que le ha venido muy bien pol¨ªticamente la actitud del Parlamento como arma para presionar a Jap¨®n, conf¨ªa en que el anuncio de Tokio evitar¨¢ que el Congreso vote medidas proteccionistas.
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