Una muestra del toreo que ha de venir
ENVIADO ESPECIALEl toreo bueno que ha de venir se anunci¨® ayer en varios pasajes de la corrida. De cuando en cuando en la tarde un preg¨®n anunciaba este advenimiento, que si se produce va a colocar a la fiesta en las cumbres del arte. Un Curro Romero injertado de superman, si persevera en su arrojo producir¨¢ la revoluci¨®n de la fiesta. Y Pepe Luis V¨¢zquez, que va cuajando en lidiador de excelente t¨¦cnica y lleva la torer¨ªa en el alma.
Tambi¨¦n Jos¨¦ Antonio Campuzano ech¨® fuera toda su torer¨ªa, la que tiene, e hizo a su primer toro una faena larga, bullidora, plet¨®rica de afanes, art¨ªstica en los pases de pecho, y en todos los dem¨¢s pases sobrada de oficio aunque no de calidad. El p¨²blico sevillano vuelca sus simpat¨ªas -no sus pasiones- con Jos¨¦ Antonio Campuzano y hace bien: se lo merece por el tes¨®n que ha puesto siempre en llegar a figura. Distinto es que Campuzano posea el "pellizco" ese que Sevilla quiere ver en los toreros.
Plaza de Sevilla
20 de abril. Segunda corrida de feria.Cinco toros de Juan Pedro Domecq, desiguales de presencia y descastados, excepto el segundo, chico y bravo. Quinto de Jandilla, con trap¨ªo y casta. Curro Romero. Media atravesada y dos descabellos (divisi¨®n de opiniones). Estocada corta (petici¨®n y vuelta). Jos¨¦ Antonio Campuzano. Estocada trasera ca¨ªda (oreja). Pinchazo, rueda de peones, descabello, otro pinchazo -aviso- y tres descabellos (ovaci¨®n y saludos). Pepe Luis V¨¢zquez. Pinchazo y estocada baja (palmas y saludos). Pinchazo, media y descabello (fuerte ovaci¨®n).
M¨¢s bien es Jos¨¦ Antonio Campuzano un espada artesanal y despersonalizado. Propende mucho a utilizar el pico y ejecuta los muletazos, antes que los interpreta, pues parece tener m¨¢s empe?o en construirlos largos que en recrearlos con sentimiento. Su primer trasteo le sali¨® redondo y el que aplic¨® al quinto no tanto, porque le falt¨® unidad y le falt¨® dominio.
Campuzano tambi¨¦n intent¨® emular a Curro Romero, con el capote. Bueno es el af¨¢n de superaci¨®n; malo pretender enmendarle la plana a un artista como el de Camas, cuando los recursos de arte son escasos. Estaba Curro en plan batallador. Le suele acontecer cuando dicen de un torero que va a acabar con ¨¦l. En la feria de 1984 se propal¨® la especie de que Paco Ojeda sustitu¨ªa a Curro en los corazones de los sevillanos, y Curro sali¨® a la Maestranza con aires de monarca, dispuesto a defender su trono. Lo hizo y casi borra del mapa al bueno de Paco Ojeda. Por si alguien crey¨® que hoga?o ser¨ªa otro el que le: dar¨ªa achares, Campuzano por ejemplo, se cur¨® en salud y se abri¨® de capa.
Con abrirse de capa le basta a Curro. Y cuando interpreta la ver¨®nica como ayer hizo, en dos tiempos, para saludar al toro que abri¨® plaza, o en las dos ver¨®nicas y media del quite al tercero, ya no hay discusi¨®n posible: todos curristas. Pero, adem¨¢s, estuvo valiente con la muleta, frente a dos mansos de media arrancada, por lo tanto deslucidos. Y en ambas consigui¨® pases de calidad extraordinaria. En el cuarto lig¨® una serie en redondo irrepetible, y se adorn¨® en diversos pasajes de la faena, que result¨® muy desigual pues el toro unas veces le humillaba, otras se le quedaba olisqueando el azabache de su impecable vest¨ªo de atore¨¢.
Eran muestras del toreo que ha de venir, cierto que s¨ª. Mas no las ¨²nicas. La lidia de Pepe Luis V¨¢zquez a sus dos toros, los peores de la corrida, ambos con mal estilo, enriquezcan el espect¨¢culo con un inter¨¦s a?adido. Lidia inteligente, lo mismo en el primer tercio como en el ¨²ltimo, midi¨¦ndole las distancias en los medios el tercero un toro reculante cuyo empe?o era irse al corral a revolcarse.
El sexto estaba a la defensiva y era incierto; por el pit¨®n izquierdo le peg¨® a Pepe Luis una colada de abrigo y se encog¨ªa echando la cara arriba, para hacer imposible el toreo, cuando se sorprendi¨® a s¨ª mismo tomando la muleta en una tanda de redondos de alta escuela. No era aqu¨¦l el toreo de Pepe Luis, el padre -tan sevillano y cascabelero- sino m¨¢s ronde?o, en el estilo magistral de un Antonio Bienvenida. Y esa serie en redondo, que aclam¨® el p¨²blico, constituy¨® otro preg¨®n, del toreo g¨¹eno que ha de venir. Se comentaba en la plaza, cuando los espadas cruzaban el ruedo, entre ovaciones: el d¨ªa que a estos dos les salga su toro, la Giralda se vuerca p'ac¨¢.
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