El cura rojo

Julio G¨®mez, de 44 a?os, sacerdote de la parroquia de la Paz, sali¨® de la iglesia, el pasado d¨ªa 18 de enero, dispuesto a llevar en su autom¨®vil a casa a cinco muchachos de Parla. Al encender el motor vieron unas chispas, como de una bengala. Julio se baj¨® del coche y se encontr¨® un paquete bomba en el suelo, que conten¨ªa 300 gramos de p¨®lvora prensada. La mecha del artefacto se rompi¨® al caer al suelo.El explosivo fue desactivado por artificieros de la Polic¨ªa Nacional. Al d¨ªa siguiente lleg¨® a la parroquia una nota, firmada por el grupo ultra RN, en la que reivindicaban la autor¨ªa del atentatado frustrado. RN advert¨ªa al sacerdote que, "de continuar con sus actividades subversivas de intoxicaci¨®n marxista hacia sus feligreses y alumnos, no tomaremos medidas contra sus propiedades, sino que esta vez iremos contra usted directamente".

Julio asegura que no se asust¨® por la misiva, que todav¨ªa conserva entre sus papeles. "Si los tenemos m¨¢s que localizados", dice. "Al principio vinieron polic¨ªas de Madrid para hacer algunas investigaciones, pero no concluyeron en nada. Dicen que la base de operaciones est¨¢ en Legan¨¦s".

El cura, que imparte clases de religi¨®n en el instituto de Formaci¨®n Profesional, tuvo que expulsar de una de las aulas a dos chavales, presuntos miembros de RN, que interrump¨ªan constantemente las clases para llamarle cura rojo, comunista y marxista". Los alumnos aplaudieron la decisi¨®n del profesor. La conversaci¨®n se desarrolla en la puerta del centro, por la que pasan cuatro chavales de aspecto rocker, vestidos con cazadoras de cuero y tup¨¦s, que son identificados por Julio como presuntos ultras.