Matilde Coral, la apoteosis del baile

Matilde Coral desat¨® los bravos y los recibi¨® emocionada, abrazando a su marido, Rafael, El Negro. Los dos hab¨ªan hecho un baile sensacional, con el buen toque de Dom¨ªnguez y el cante de Romerito -que estuvo eminente- y Fern¨¢ndez atr¨¢s. El m¨¢s grande triunfo de la cumbre.Tambi¨¦n triunf¨® la otra bailaora, La Tati. Por buler¨ªas hace gala de una versatilidad y una capacidad de invenci¨®n extraordinarias. Si en Matilde primaba el baile de cintura para arriba, La Tati es , un verdadero demonio con los pies. Hay algo que no me gusta: su abuso de ciertos gestos un tanto chulescos, integrados en la est¨¦tica del baile, muy corrientes en los tablaos; deber¨ªa afinar eso.

Buen cante en una noche que cerr¨® muy dignamente esta segunda edici¨®n de la cumbre. Chaquet¨®n dio todo lo que un cantaor puede dar: entrega, conocimiento de los estilos, coraz¨®n de una vez, pero tambi¨¦n cerebro, voz. Su cante por El Mellizo nos transport¨® literamente al templo. No se o¨ªa ni una mosca; por alegr¨ªas, por sole¨¢, por buler¨ªas, magistral.

Rancapinos tuvo una noche de aciertos, brillando su cante roto en esa voz bronca, afill¨¢. Cant¨® por derecho, sin las concesiones que le hemos visto en ocasiones; por soleares, singularmente, arriesg¨® hasta el l¨ªmite. El cante de Rancapinos es el cante que duele, que tira ga?afones al alma.

Vicente Soto, en su l¨ªnea habitual de buen hacer, con sentido, con conocimiento de los cantes, aunque no siempre a la temperatura emocional deseable. Por tientos me pareci¨® irregular, enmend¨¢ndose por seguiriyas, por fandangos (hizo dos de manera excelente, uno de su padre, Sordera, y otro de Manuel Torres) y por buler¨ªas.

Miguel, El Rubio, a quien nunca hab¨ªa o¨ªdo antes, hizo un cante extra?o, con tercios distorsionados, sin jondura, con dos series de fandangos personales creaci¨®n de su padre. Muy buenos los tocaores. Manuel Parrilla, con su estilo caracter¨ªstico, tan jerezano, no pudo extenderse, pues es guitarrista para actuaciones m¨¢s largas. Luis Habichuela y Paco Cort¨¦s, excelentes, sirviendo ejemplarmente al cante. Tomatito tuvo actuaci¨®n en concierto y acompa?ando al cante. En ambas estuvo brillante, extraordinario, demostrando su gran calidad. En concierto le sobraron los acompa?antes, pues su toque en solitario es mucho m¨¢s jondo y rico; acompa?ando al cante, sencillamente fabuloso y superando totalmente al cantaor que le correspondi¨®.