P¨®smarxismo y poscristianismo de Ernst Bloch
En diversas ocasiones he hablado, como rasgo caracter¨ªstico de la segunda mitad del siglo XX, de la transformaci¨®n del marxismo, siempre, hasta nuestro tiempo tentado de dogmatismo y monolitismo, de uno, ¨²nico, cerrado sobre s¨ª mismo, en vario, plural y diverso.Hemos pasado del marxismo a los marxismos, paralelamente a como, en la primera mitad del siglo XVI, se pas¨® del cristianismo a los cristianismos. Ahora bien, en este proceso de framentaci¨®n y autoliberaci¨®n, Ernest, Bloch ha sido decisivo. Pero es menester agregar en seguida que su marxismo no so lamente se revel¨® muy personal y heterodoxo, sino tambi¨¦n recuperador de la metaf¨ªsica y, ¨²nico punto al que nos referiremos aqu¨ª de la filosofia de la religi¨®n.
Feuerbach y Kautsky
Hay una correspondencia de actitudes, y yo dir¨ªa que hasta detalante, entre el premarxista Feuerbach y el posmarxista Bloch: ambos, aqu¨¦l todav¨ªa, ¨¦ste, otra vez, ya, han vuelto a ser plenamente fil¨®sofos. Y ambos, con Kautsky en medio -Kautsky, cuyo libro sobre el origen del cristianismo ha sido muy bien presentado en castellano por mi antiguo alumno Jes¨²s Muga-, convierten la religi¨®n en general, el cristianismo en especial, en tema central de su filosoria.
Durante el siglo pasado ocurri¨®, como se sabe, una desamortizaci¨®n de los bienes materiales d¨¦ la Iglesia. Al final de este siglo est¨¢ ocurriendo, la desamortizaci¨®n de sus bienes espirituales, la desconfesionalizaci¨®n de la religi¨®n; o, dicho con otra palabra, el reencantamiento del mundo. A su modo, extra?o, barthiano, Errist Bloch ha contribuido eficazmente a ¨¦l, mediante la superaci¨®n de la cerraz¨®n maciza, antidial¨¦ctica de un te¨ªsmo y un ate¨ªsmo hasta ¨¦l al uso. Recu¨¦rdese su famosa afirmaci¨®n: "Solamente un ateo puede ser un buen cristiano; pero tambi¨¦n, solamente un cristiano puede ser un buen ateo".
Hace unos decenios fue el tiempo del di¨¢logo cristiano-marxista, en el que, por supuesto, particip¨® Errist Bloch. Di¨¢logo que pronto nos pareci¨® a algunos que se mov¨ªa demasiado entre la voluntad irenista, cohonestadora de contrapuestas ideolog¨ªas, y la praxis pol¨ªtica para compa?eros de viaje. El di¨¢logo interior del marxista Ernst Bloch con el cristianismo conserva, por el contrario, un valor duradero. Y su personal y radical desmitol¨®gizaci¨®n del cristianismo sigue siendo muy importante, incuso -y yo agregar¨ªa que particularmente- para quienes continuamos considerando la mitolog¨ªa en general, y en especial esa mitolog¨ªa pasada por la realidad hist¨®rica, y transmutada en legenda (de la Biblia) y leyenda (del cristianismo), como un lenguaje enteramente v¨¢lido.
Un fil¨®sofo b¨ªblico
Ernit Bloch es no s¨®lo un fil¨®sofo de la religi¨®n, sino tambi¨¦n, sin exageraci¨®n, un fil¨®sofo b¨ªblico (y otra vez quiero recordar aqu¨ª a mi amigo Jes¨²s Muga), un fil¨®sofo que viene de la tradici¨®n judeocristiana y que, con su filosoria de la esperanza, ha influido decisivamente en la teolog¨ªa protestante de Moltinann y en la teolog¨ªa cat¨®lica de Metz. Su l¨ªnea secuencial "espera (o attente)-esperanza(s) concreta(s) (o espoir)-esperanza-utop¨ªa-fiducia (o fusi¨®n de esperanza y fe)" fundamenta y constituye una nueva y muy amplia comunidad no dir¨¦ que de creyentes, pero s¨ª de esperantes. Es decir, de quienes vivimos m¨¢s all¨¢ de nosotros mismos, en la escatolog¨ªa intramundana del "venga a nosotros tu Reino", o en la ultramundana de que vayamos nosotros a ?l. Escatolog¨ªa como trascendencia de todo presente, y no s¨®lo del presente final, el de la v¨ªspera de las llamadas postrimer¨ªas.
En la Franc¨ªa de fines del siglo XIX y comienzos del XX se hac¨ªa notar la presencia de no s¨¦ si muchos, pero s¨ª muy ruidosos cat¨®licos no cristianos, junto a los que hab¨ªa y, por supuesto, hay crist¨ªanos no cat¨®licos. Nuestra ¨¦poca que, anacr¨®nicamente, vuelve a presentar el catolicismo como espect¨¢culo mundial, es tambi¨¦n, y mucho m¨¢s en lo profundo de la actualidad, no exactamente la del "origen del cristianismo", sino la del "cristianismo como origen". Origen religioso, m¨¢s all¨¢, o m¨¢s ac¨¢, del plano cultural.
Y a ese cristianismo como origen, a ese ah¨ª donde est¨¢ Bloch, a esa referencia, al par secularizada y esencial, al cristianismo, es a lo que yo llamo poscristianismo.
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