Herri Batasuna, un incierto interlocutor
P. U. En las ¨²ltimas semanas se ha vuelto a hablar de la hip¨®tesis de una posible negociaci¨®n con Herri Batasuna. Parece fuera de duda que un sector de la coalici¨®n, cuya fuerza est¨¢ por comprobar, est¨¢ sinceramente a favor del principio de la negociaci¨®n. Nadie sabe, sin embargo, si ese sector ser¨ªa capaz de imponer a ETA el cumplimiento de las condiciones pactadas, mientras que ETA s¨ª ser¨ªa capaz de imponer sus puntos de vista al conjunto de la izquierda abertzale.
Por otra parte, si es HB quien negocia, ni los m¨¢s obtusos de sus representantes podr¨ªan fingir ignorar, en el curso de las conversaciones, que ya no hablar¨ªan, como en su caso pretender¨ªa ETA -autodesignada Ej¨¦rcito Popular-en nombre de todo el pueblo vasco, sino en el de una minor¨ªa no superior al 10%. Admitido eso, la alternativa KAS incluso si fuera cierta la hip¨®tesis de una flexibilizaci¨®n que permitiera concretarla en un gesto formal, no ser¨ªa ya la alternativa de todos los vascos.
Si un cierto equ¨ªvoco ha sido posible durante alg¨²n tiempo, ello ha sido debido fundamentalmente, m¨¢s que a la eficacia propagand¨ªstica de HB, a la actitud del PNV. Porque aun admitiendo sin reservas que -el PNV no ha alentado nunca la continuidad de la violencia, la ambig¨¹edad se ha mantenido respecto a los pretextos aducidos por los violentos.
M¨¢s concretamente: la pretensi¨®n de, por ejemplo, Xabier Arzallus seg¨²n la cual todav¨ªa a comienzos de los ochenta era posible desligar los objetivos incluidos en la alternativa KAS (que ser¨ªan asumibles) de los m¨¦todos con que sus adalides intentaban imponerlos (que ser¨ªan rechazables) ha jugado el papel de bal¨®n de ox¨ªgeno para quienes se hab¨ªan quedado ya sin una bandera tras las queiniciar, a?os atr¨¢s, su act¨ªvidad.
Los razonables argumentos con los que Ardanza rechazaba, en la entrevista citada, la negociaci¨®n pol¨ªtica con ETA parecen confirmar una significativa evoluci¨®n del PNV.
La guerra de las banderas, en 1983, y la de las extradiciones, el verano pasado, fueron posibles porque el PNV (que vot¨® a favor de las correspondientes mociones municipales de HB, en el primer caso, e identific¨® las acciones de los GAL con una v¨ªa legal y pac¨ªfica como la de las extradiciones, en el segundo) entr¨® decididamente al trapo de la provocaci¨®n. Este a?o ha evitado caer en la misma: trampa, si bien no est¨¢ del todo excluido que la que parece ser campa?a abertzale para esta temporada, la desplegada contra Bandr¨¦s en su b¨²squeda de nuevas v¨ªas de pacificaci¨®n, se convierta en el anzuelo de 1985 que acabe por morder el PNV.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.