El verdadero 'estado de la naci¨®n' (acotaciones al margen de un debate)
El autor de este trabajo pone en tela de juicio la conveniencia de los debates sobre el estado de la naci¨®n, que considera m¨¢s propios de sistemas presidencialistas. En su opini¨®n, el reciente debate de ese tipo ha resultado ret¨®rico y mediocre -m¨¢xime cuando el Gobierno obvi¨® los temas de seguridad y pol¨ªtica econ¨®mica- y puede contribuir al escepticismo de la poblaci¨®n.
Los puros mimetismos casi nunca son afortunados. Y en su tercera edici¨®n esto es lo que parece revelarse respecto de los debates sobre el estado de la naci¨®n, ahora ya con una cierta perspectiva, pasadas dos semanas de aquel evento. Una costumbre parlamentaria norteamericana no tiene por qu¨¦ ser autom¨¢ticamente implantable en Espa?a, por la sencilla raz¨®n de que en Estados Unidos lo que rige es un sistema presidencialista, con absoluta divisi¨®n de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), mientras que en nuestras coordenadas geogr¨¢ficas y pol¨ªticas la Constituci¨®n establece un sistema en el cual el Gobierno forma parte de las Cortes Generales, y guarda relaciones, cada vez m¨¢s estrechas, con el sistema judicial. En nuestras circunstancias, los debates sobre el estado de la naci¨®n representan, pues, un pie forzado para introducir el presidencialismo donde constitucionalmente no existe ni puede existir; en esas circunstancias pueden convertirse en un intento m¨¢s bien teatral y no poco exhibicionista. Con la secuela de que si en ellos se alcanza verdadero esplendor, lo esperable es una aton¨ªa preocupante para el resto de la actividad parlamentaria, y si no hay esplendor, sino mediocridad -como ha sido la t¨®nica en la tercera edici¨®n del debate-, la ceremonia se convierte en repetitiva y ret¨®rica, lo que induce al escepticismo de la ciudadan¨ªa.Si todo lo anterior va haci¨¦ndose m¨¢s o menos evidente con la experiencia de tres a?os, la situaci¨®n acab¨® por resultar a¨²n menos feliz en el ¨²ltimo debate, al quedar ¨¦ste amputado por el Gobierno por rehuirse cuestiones tan importantes como las relaciones internacionales y el panorama econ¨®mico. Sobre todo cuando sobre el hemiciclo, y sobre el pa¨ªs en general, sobrevuela la promesa, incumplida hasta ahora, de celebrar el refer¨¦ndum sobre la permanencia o no en la OTAN. Y cuando est¨¢ generalizada la idea de que el Gobierno va a preconizar para los pr¨®ximos tiempos una extra?a pol¨ªtica de austeridad, de austeridad para los m¨¢s y de nuevas ventajas econ¨®micas para los menos, incluidos entre estos ¨²ltimos los aumentos de sueldos de ministros y altos cargos casi en el doble que los de los asalariados, simplemente porque los bienes de Estado est¨¢n dentro de la casta burocracia del sindicato de cargos en que se ha convertido la c¨²spide del PSOE.
El verdadero estado de la naci¨®n, por mucho triunfalismo que insertara en su discurso Felipe Gonz¨¢lez, es de dependentismo y resignaci¨®n. Dependentismo en lo internacional, puesto que nunca Espa?a estuvo m¨¢s doblegada que ahora, inserta en la irracionalidad de la din¨¢mica de bloques como pieza de la OTAN, y, en definitiva, como una parte del mecanismo que dirige prepotentemente Estados Unidos, ahora en una fase especialmente ¨¢lgida de su pernicioso papel de gendarme internac¨ªonal, incluso con ribetes de ser el nuevo gran pirata del Mediterr¨¢neo, por mucho que sea en respuesta a situaciones de violencia a cuyo g¨¦nesis verdadero no son precisamente ajenas las actitudes de EE UU. Cuando el presidente del Gobierno afirmaba que nunca hab¨ªa sido tan alto el prestigio de Espa?a en los foros internacionales pretend¨ªa ignorar que pocas horas antes, en San Francisco de California, en la asamblea parlamentaria de la OTAN, la representaci¨®n espa?ola hab¨ªa hecho el papel lamentable propio de la delegaci¨®n de un protectorado menor; por no recordar la penosa actitud del mismo presidente Gonz¨¢lez en su ¨²ltimo viaje a EE UU, para recibir, mendicantemente, las minibendiciones de Ronald Reagan.
Permanecer en la OTAN
En realidad, en el debate sobre el estado de la naci¨®n el presidente del Gobierno ocult¨® lo principal y s¨®lo mostr¨® lo accidental de sus prop¨®sitos pol¨ªticos para los pr¨®ximos meses. Y si algo .est¨¢ claro es que este Gobierno, y la c¨²pula del PSOE que lo apoya, lo que tiene decidido es permanecer en la OTAN con o sin refer¨¦ndum, y cualquiera que fuese el resultado de ¨¦ste..., si es que llega a celebrarse, con una m¨¢s o menos aviesa pregunta que seguramente qued¨® pactada entre Gonz¨¢lez y Fraga en el encuentro de buenos oficios bipartidistas promovido por dregorio Peces-Barba en el Congreso de los Diputados el pasado 3 de octubre; un encuentro que lastr¨® por entero el propio debate sobre el estado de la naci¨®n y que ha retornado a las mentes ciudadanas im¨¢genes pret¨¦ritas no tan distintas de las de la ¨¦poca del Movimiento Nacional.Pero, a pesar del inicial pacto de no agresi¨®n Fraga-Gonz¨¢lez, la verdad es que el Gobierno seguramente no tiene decidida todav¨ªa su estrategia final sobre el refer¨¦ndum. Son muchos los que prefieren la no celebraci¨®n (Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, Julio Feo, Luis Solana, etc¨¦tera), y al final ¨¦sta podr¨ªa ser la decisi¨®n ¨²ltima, sobre la cual, por lo que representa de burla de promesas y electorados, ya desde ahora debemos advertir. La pel¨ªcula, como ahora se dice, en el supuesto de no celebraci¨®n, podr¨ªa ser la siguiente:
1. Aplazamiento del debate sobre pol¨ªtica exterior y acerca del. refer¨¦ndum sobre la OTAN hasta la segunda quincena de diciembre.
2. Reuni¨®n del consejo federal del PSOE los d¨ªas 2 y 3 de diciembre y decisi¨®n del partido del Gobierno de seguir estudiando el tema.
3. Nuevo aplazamiento del debate sobre pol¨ªtica exterior, recurriendo para ello a cualquier artima?a (por ejemplo, alargando el debate presupuestario).
4. Llegada de las vacaciones de Navidad y final del per¨ªodo de sesiones.
5. Disoluci¨®n de las Cortes Generales. El comienzo de las vacaciones parlamentarias en la primera semana de enero, con un discurso televisivo de Felipe Gonz¨¢lez enfatizando que el ¨ªngreso de Espa?a en las Comunidades Europeas desde el primer d¨ªa de 1986 impone la necesidad de una reconfirmaci¨®n de la confianza del pueblo en su Gobierno, y lamentando de pasada que no pueda hacerse el refer¨¦ndum, transfiriendo elocuente y pedag¨®gicamente su contenido al paquete general de los programas electorales.
6. Elecciones generales entre los 54 y los 60 d¨ªas despu¨¦s de la disoluci¨®n de las Cortes, es decir, en la primera quincena de marzo, a fin de hacer la consulta electoral con anterioridad a las legislativas francesas, que se celebrar¨¢n entre el 20 y el 31 del mismo mes, para as¨ª evitar el posible impacto negativo de lo que se anuncia como un sonado fracaso del partido socialista en Francia.
En s¨ªntesis, tal es el verdadero estado de la naci¨®n: austeridad econ¨®mica anunciada, para seguir instalados en el estancamiento institucionalizado desde el reajuste duro, y con resignaci¨®n al paro en pro de la mayor gloria de un poder transnacional que ir¨¢ qued¨¢ndose -si nada lo remedia- con el INI y las dem¨¢s grandes empresas de por aqu¨ª, hasta hacer de las autoridades econ¨®micas espa?olas un remedo interno del verdadero poder externo. Y en la pol¨ªtica exterior, el dependentismo m¨¢s sumiso, con toda suerte de ambig¨¹edades calculadas en el tema de la OTAN y con una vergonzante sujeci¨®n a EE UU en materias no tan triviales como viajes cancelados, invitaciones aplazadas, expulsiones o silenciam¨ªentos de representaciones de pueblos que luchan por su l¨ªberaci¨®n e irracional participaci¨®n en la carrera armamentista, en el complejo industrial-militar de los grandes negocios y las prepotencias extraciviles.
Ante una situaci¨®n as¨ª habr¨¢ que dar una respuesta desde la misma defensa de los intereses generales de los espa?oles, precisamente los que no quedaron reflejados como prioritarios en el presidencialista discurso del debate sobre el estado de la naci¨®n.
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