La canci¨®n del hombre nuevo
Pablo Milan¨¦s, nacido en Bayamo (Cuba) el 24 de febrero de 1943, es, tras Silvio, Rodr¨ªguez, el m¨¢s representantivo de los cantantes surgidos a finales de los a?os sesenta y agrupados alrededor del movimiento denominado Nueva Trova Cubana: un intento de crear una canci¨®n que enraizada en la tradici¨®n y nutri¨¦ndose de,muy diversas fuentes musicales y est¨¦ticas diera una imagen nueva de la realidad cubana tras la revoluci¨®n.Ya antes de que ¨¦sta sucediera, desde 1958, estaba cantando como bolerista y cantante l¨ªrico en programas de radio y televisi¨®m "La revoluci¨®n", comenta, "fue algo muy fuerte. Para m¨ª, con 15 a?os, ve r a la gente salir en masa a la calle fue un cambio muy violento que reorient¨® mi vida musical y personal". El mismo a?o 1959 colabora con el Cuarteto del Rey, con el que estar¨ªa tres a?os: "Hac¨ªamos negro espiritual, en ingl¨¦s, lo que era una buena escuela, pero como los miembros del grupo eran de origen religioso y no hab¨ªan hecho nunca m¨²sica popular, mundana, que dec¨ªan ellos, cuando me plante¨¦ dedicarme a la m¨²sica cubana tuve que dejarlos y seguir solo".
Tras una estancia en un nuevo grupo, Los Bucaneros, Pablo Milan¨¦s entra en contacto con otros j¨®venes de su edad que tambi¨¦n comenzaban a cantar, como Mart¨ªn Rojas o Eduardo Ramos, actual bajista del grupo de Pablo, y tambi¨¦n, algo depu¨¦s, con Silvio Rodr¨ªguez, que es unos a?os menor. "En la mili hice Yo vi la sangre de un ni?o brotar, que es mi primera canci¨®n de contenido pol¨ªtico", cuenta el cantante al recordar aquellos primeros a?os todav¨ªa confusos. Y a?ade: "Al principio no nos d¨¢bamos cuenta de que era la revoluci¨®n la que nos impulsaba a ser nuevos, a violentar la realidad que est¨¢bamos viviendo, a expresar nuestras contradicciones, pero sab¨ªamos que igual que hab¨ªa influido en otros ¨¢mbitos creativos ten¨ªa que influir en la canci¨®n. En el a?o 1966 ya ten¨ªamos canciones que nos caracterizaban como la ra¨ªz de un movimiento que se estaba gestando dentro de la m¨²sica cubana".
Los primeros a?os fueron dificiles, con reticencias por parte de quienes los consideraban demasiado cr¨ªticos o demasiado revolucionarios, de quienes les acusaban de ser excesivamente nuevos y extranjerizados. Fue el apoyo de Aidee Santamar¨ªa, directora de la Casa de las Am¨¦ricas, y de Alfredo de Vara, director del Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematogr¨¢fica (ICAIC), con el que colaboraron, lo que les abri¨® las puertas de un trabajo que se extender¨ªa en los a?os setenta por Latinoam¨¦rica y el mundo.
"Una de las personas a las que m¨¢s admiro es a Violeta Parra", cuenta Pablo Milan¨¦s al hablar de sus influencias; "todo en ella me parece importante: sus textos, su actitud ante la vida, su m¨²sica. Tambi¨¦n he estado siempre muy relacionado con el jazz y los movimientos cubanos de este tipo de m¨²sica, y me ha influido mucha gente: otros cantantes latinoamericanos o espa?oles; el catal¨¢n Pi de la Serra, por ejemplo, al que admiro y cuya obra he estudiado mucho".
Tras casi 20 a?os de cantar, la obra de Pablo Milan¨¦s se ha ido desarrollando en canciones cada vez m¨¢s ricas, m¨¢s complejas, de las que el doble ¨¢lbum recien editado es una buena muestra antol¨®gica. "En mis canciones he intentado dar una imagen global del hombre", dice, "con sus contradicciones, con sus problemas. No hacer canciones que s¨®lo traten de amor, o de la solidaridad internacional, o de los problemas sociales, porque no son cosas que se vivan aisladas unas de otras. La canci¨®n de amor hab¨ªa sido siempre una expresi¨®n comercial, y la canci¨®n pol¨ªtica una expresi¨®n ideologizada. Mi intento fue romper esos convencionalismos y hacer una canci¨®n m¨¢s integral, que sea expresi¨®n del conjunto de cosas que puede sentir un hombre como yo en uri momento determinado, un conjunto de sensaciones unidas".
Babelia
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