Las conclusiones del s¨ªnodo
( ... ) Es evidente que la convocatoria del s¨ªnodo ahora concluido y su celebraci¨®n en Roma hab¨ªan suscitado en algunos una considerable curiosidad no exenta de recelos sobre su desarrollo y sus resultados. Los miedos a las alarmas sobre el futuro del concilio aparec¨ªan en algunas voces. Clausurado ya el s¨ªnodo, no vale la pena dedicar una l¨ªnea m¨¢s a ponderar cuanto hab¨ªa en tales alarmas de infundado. Ni el s¨ªnodo pretend¨ªa liquidar un concilio ni, como dijo el cardenal Danneels, se re¨²ne un s¨ªnodo para hablar de un libro, aludiendo a las reacciones suscitadas por el que publicara el cardenal Ratzinger.Y sin embargo, hay que levantar acta de la persistencia, tan poco objetiva, con que determinados medios de comunicaci¨®n han venido tratando los trabajos del s¨ªnodo. Cr¨®nicas y reportajes daban a veces la impresi¨®n de estar tratando de otro s¨ªnodo distinto del que hac¨ªan los obispos y del que queda ahora reflejado en los textos sinodales. Exageraci¨®n de las naturales tensiones hasta convertirlas en enfrentamientos dram¨¢ticos; cortinas de humo lanzando desde fuera temas que dentro han tenido escas¨ªsimo relieve; simplificaci¨®n de t¨¦rminos y de conceptos; aplicaci¨®n de unos esquemas fundamentalmente pol¨ªticos a una realidad religiosa; alarmismos que la realidad ha descalificado, han sido ingredientes habituales en la dieta que esos medios de comunicaci¨®n han servido a sus clientes.
El tema no es balad¨ª. Si semejantes recursos derivaran de una falta de informaci¨®n seria, veraz y continuada, facilitada por los correspondientes ¨®rganos vaticanos, no habr¨ªa m¨¢s remedio que reclamar mayor atenci¨®n a algo tan natural y tan conciliar como es la opini¨®n p¨²blica dentro de la Iglesia. Si se tratara de empecinamiento en ignorar la naturaleza propia de la Iglesia y de sus instituciones, de intentos de manipulaci¨®n de la objetividad informativa, de mecanismos para presionar desde fuera sobre los debates sinodales, ser¨ªa el caso, y puede que lo sea, de reclamar en nombre de la opini¨®n p¨²blica mayor dignidad y m¨¢s respeto. Es un hecho que la opini¨®n p¨²blica ha estado interesada por el s¨ªnodo, pero ?ha estado servida en la misma proporci¨®n?
En cualquier caso, el s¨ªnodo ha puesto sobre el candelero la luz del concilio. La Iglesia y el mundo, que saludaron el Vaticano II con tanta esperanza, tienen hoy motivos para abundar en la misma esperanza de hace 20 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.