Una larga crisis silenciosa
Para un observador de Espa?a durante largos a?os, uno de los hechos recientes m¨¢s alentadores ha sido el inter¨¦s y actividad crecientes en las bellas artes, tanto del pasado como del presente. Lamentablemente, hay pocos atisbos de esta evoluci¨®n fuera del pa¨ªs, donde el estudio y aprecio del arte espa?ol se enfrenta a una crisis silenciosa.En la superficie todo parece normal. Pero, para alguien que se ha dedicado al estudio y a la ense?anza del arte espa?ol en Estados Unidos durante 25 a?os, las se?ales de peligro son inconfundibles, especialmente en la infraestructura de las universidades, revistas acad¨¦micas y museos.
Marginaci¨®n en EE UU
El problema deriva de lo que puede llamarse el prestigio del arte espa?ol. Para los espa?oles, el valor e importancia de su arte es evidente en s¨ª mismo. En cambio, para los de fuera, y en especial en el mundo de habla inglesa, el arte espa?ol compite en atraer atenci¨®n con toda la historia del arte mundial: la antig¨¹edad egipcia, griega y romana, el g¨®tico franc¨¦s, el Renacimiento y el Barroco italiano, el Romanticismo e Impresionismo franc¨¦s, el modernismo norteamericano, etc¨¦tera. S¨®lo un pu?ado de monumentos y artistas espa?oles han conseguido ganarse un lugar en tan abarrotado y competitivo campo.
Un microcosmos de la cuesti¨®n se ve en las universidades y museos de Estados Unidos. Hist¨®ricamente, el arte espa?ol ha desempe?ado un papel s¨®lo marginal en los programas de historia del arte.
A pesar del trabajo de muchos hispanistas norteamericanos notables, solamente una universidad, la New York University, ha ofrecido de modo continuo un curso de doctorado en Historia del Arte Espa?ol. Respecto a los cursos de licenciatura, las asignaturas de arte espa?ol son ofrecidas en contadas ocasiones, en tanto que los temas de las corrientes principales del arte occidental se encuentran en todas partes.
El bajo nivel de inter¨¦s se perpet¨²a a s¨ª mismo. Por ejemplo, no hace mucho, una universidad estatal quiso contratar un especialista en arte barroco.
Los finalistas fueron dos estudiosos del arte italiano y espa?ol, ambos bien cualificados. Al final el trabajo fue a parar al especialista en arte italiano porque, tal como el presidente del comit¨¦ inform¨® al aspirante descartado, "el arte espa?ol no es de importancia duradera".
Los estudiosos del arte espa?ol encuentran tambi¨¦n dif¨ªcil publicar sus libros, a menos que ya hayan alcanzado renombre o que se dediquen a uno de los famosos pintores espa?oles. Una monograf¨ªa sobre un artista barroco importante pero poco conocido y un estudio de un destacado tema iconogr¨¢fico han sido rechazados por servicios de publicaciones universitarios debido a que "no hay p¨²blico para estudios acad¨¦micos sobre arte espa?ol". De modo parecido, s¨®lo uno o dos museos estadounidenses cuentan con un conservador especializado en arte espa?ol, mientras que iniciativas de exposiciones son a menudo rechazadas a menos que incluyan los nombres famosos. No es de extra?ar que, en vista de las limitadas oportunidades, pocos j¨®venes decidan entrar en la disciplina.
Olvido del exterior
En otros pa¨ªses la situaci¨®n quiz¨¢ a¨²n sea peor. En Alemania, tierra de hispanistas tan famosos como Justi, Mayer, Weise, Kehrer y Soehner, el tema est¨¢ a punto de desaparecer. Francia tiene un grupo de especialistas distinguidos, la mayor¨ªa de los cuales, sin embargo, se acercan a la jubilaci¨®n en sus cargos profesionales sin garant¨ªas de ser sucedidos.
En el Reino Unido, donde Richard Ford y sir William Stirling-Maxwell fueron pioneros en el estudio del arte espa?ol, una orgullosa tradici¨®n se encuentra de nuevo en peligro para cuando los investigadores de m¨¢s edad hayan dejado de trabajar. Sin un n¨²cleo de especialistas consagrados al tema, la promoci¨®n del arte espa?ol fuera de Espa?a se hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil.
Soluci¨®n
La soluci¨®n al problema no es f¨¢cil ni r¨¢pida. La formaci¨®n de un historiador de arte es un proceso largo, al igual que lo es el incremento del conocimiento p¨²blico del arte espa?ol. Naturalmente, las autoridades espa?olas han tenido otros problemas m¨¢s urgentes que resolver, pero la proyecci¨®n del arte espa?ol en el extranjero y el fomento de su estudio no deben ser olvidados en la marea de los acontecimientos. Con una pol¨ªtica bien concebida, continuo inter¨¦s y preocupaci¨®n de autoridades conscientes y asignaci¨®n de modestas sumas de dinero puede darse un primer paso.
Es tambi¨¦n esencial un programa de cooperaci¨®n e intercambio de ideas entre estudiosos en Espa?a y en otros pa¨ªses. Sin este primer paso, el inter¨¦s en el arte espa?ol fuera de Espa?a disminuir¨¢ lentamente, en detrimento de todos los afectados. As¨ª, los espa?oles perder¨ªan los beneficios de presentar al mundo su gran tradici¨®n art¨ªstica y no podr¨ªan valorar en toda su extensi¨®n la inmensa variedad y encanto de la inacabable riqueza del arte espa?ol.
Babelia
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