Una confirmaci¨®n y un estreno

Es interesante escuchar a la fascinante violinista rumana Silvia Marcovici, cualquiera que sea la obra que interprete. En esta nueva visita abord¨® el Concierto en si menor de Camille Saint-Sa?ns, en el que el compositor franc¨¦s luce la pulcritud de su escritura, el lirismo de su naturaleza, el romanticismo de su sentimiento y la honda musicalidad de su virtuosismo. Marcovici nos hizo llegar los pentagramas compuestos hace m¨¢s de un siglo para Pablo Sarasate con esa su caracter¨ªstica afectividad de sonido y expresi¨®n, esa luminosa vitalidad que impulsa el fraseo o la continuidad r¨ªtmica, y ese algo m¨¢s que decide la categor¨ªa de los grandes y convierte las lecturas en versiones; la fidelidad, en interpretaci¨®n. Brava, brav¨ªsima estuvo Silvia Marcovici, y tuvo en el chileno Juan Pablo Izquierdo y los profesores de la ONE estupendos colaboradores, lo que nos compens¨¦ de un Mozart (Sinfon¨ªa en re mayor, KV 504) alicorto en general, y en tiempos como el andante, dotado del gracioso vuelo de una apisonadora.A pesar de los excesos de gesto y el abultamiento de concepto, La valse tuvo calor y anim¨® al respetable, que dispens¨® muchos aplausos al maestro invitado. Hay que agradecerle la programaci¨®n de un estreno espa?ol, Manuscrito, 1985, de Jos¨¦ Manuel Berea (Madrid, 1953), personalidad interesante y bien formada, que ya en 1976 presentamos en la Tribuna de Compositores de la Unesco con el Homenaje a Paul Eluard. A pesar de estar bien trabajada la orquesta, no me parece clara la orientaci¨®n (o resulta impersonal) de su Manuscrito, en el que alternan f¨®rmulas de Darmstadt (all¨ª estuvo Berea en 1974) y biensonancias posvanguardistas. De cualquier modo, la obra se escucha con agrado y el compositor recibi¨® los aplausos del p¨²blico.