El sentimiento contra las bases norteamericanas crece en Filipinas, aunque es minoritario
Un sentimiento contrario a las bases norteamericanas en Filipinas ha ido apareciendo entre la poblaci¨®n del archipi¨¦lago en los ¨²ltimos tiempos. Este sentimiento se apoya en la convicci¨®n que ten¨ªan los opositores a Marcos de que ha sido precisamente Estados Unidos el que ha ayudado al ex presidente Ferdinand Marcos a permanecer en el poder. No obstante, la oposici¨®n a las bases es todav¨ªa minoritaria entre los filipinos. La pol¨¦mica sobre las bases de Subic Bay y Clark se debe a la gran importancia estrat¨¦gica y econ¨®mica que tienen tanto para Filipinas como para Estados Unidos.
En junio de 1983, Filipinas y Estados Unidos firmaron un nuevo acuerdo por el que se revisaban las condiciones de utilizaci¨®n por parte de EE UU de las dos bases. Este acuerdo preve¨ªa la concesi¨®n de una ayuda de Estados Unidos de 900 millones de d¨®lares (casi 130.000 millones de pesetas) entre 1984 y 1989, cifra que supon¨ªa un incremento del 80% con relaci¨®n al acuerdo anterior. Con la firma de este acuerdo, el Departamento de Estado norteamericano consideraba que podr¨ªa hacer frente al incremento de la presencia militar sovi¨¦tica en el Pac¨ªfico.La base de Subic Bay, situada a 90 kil¨®metros al este de Manila, emplea a 2.000 militares estadounidenses. Unos 20 nav¨ªos de, la VII Flota pueden albergarse en ella. Por otra parte, en la base a¨¦rea de Clark, a 90 kil¨®metros al noroeste de la capital filipina, hay 8.000 m¨ªlitares, y tiene capacidad para 200 aviones. Esta base constituye el principal punto log¨ªstico de las fuerzas armadas norteamericanas en el Pac¨ªfico, ya que desde ella es aprovisionada de material la base de Diego Garc¨ªa, en el oc¨¦ano ?ndico.
Una muestra del inter¨¦s que.estas bases han ejercido durante los ¨²ltimos acontecimientos en Filipinas es la advertencia lanzada por el ex presidente Marcos: si EE UU cortaba su ayuda militar y econ¨®mica, dijo, estaba dispuesto a replantearse el acuerdo que permite la utilizaci¨®n de las bases a los estadounidenses hasta 1991. Quiz¨¢ la advertencia de Marcos no tuviese demasiado valor, pero tanto en ¨¦l como entre muchos de sus conciudadanos existe la sospecha de que nada interesa m¨¢s a los norteamericanos que las dos bases, las mayores instalaciones que EE UU posee fuera de sus fronteras.
Para Filipinas, las bases significan dinero a cambio de su utilizaci¨®n por los estadounidenses. Gracias a ellas, el Gobierno norteamericano es el tercer empresario del pa¨ªs. Las dos bases dan empleo a 43.000 personas e inyectan en la econom¨ªa del pa¨ªs 330 millones de d¨®lares anualmente (casi 50.000 millones de pesetas) en salarios y contratos. Para EE UU, las bases en Filipinas significan dos enclaves estrat¨¦gicamente vitales. Y adem¨¢s representan unos gastos ¨ªnfimos. Sin embargo, el Pent¨¢gono parece estar dispuesto a invertir 1.300 millones de d¨®lares (casi 200.000 millones de pesetas) durante los pr¨®ximos siete a?os para mejorar las condiciones de funcionamiento. Estos planes de inyectar dinero en las instalaciones son los que llevan a algunos filipinos a pensar que EE UU no ha planeado abandonar las bases.
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