La pol¨ªtica de subvenciones tiene los d¨ªas contados
Una lluvia de dinero p¨²blico riega las empresas
La larga crisis industrial, el duro proceso de reconversi¨®n y el intento de reindustrializar el pa¨ªs a marchas forzadas, para no quedar demasiado lejos de nuestros nuevos socios europeos, ha llevado a las administraciones p¨²blicas espa?olas a crear, en los ¨²ltimos a?os, una laber¨ªntica red de ayudas a las empresas. Sin una filosof¨ªa clara y sin apenas coordinaci¨®n entre las administraciones, el extenso mapa de acciones p¨²blicas resulta intrincado incluso para los especialistas. Pero la complejidad del mapa de ayudas es un problema menor ante otros que se plantean. En primer lugar, la mayor¨ªa de los expertos coinciden en calificar de in¨²tiles las subvenciones. En segundo lugar, la CE las proh¨ªbe. Y, por ¨²ltimo, unas comunidades ayudan m¨¢s que otras a sus empresas, lo que origina no pocas distorsiones.
Un peque?o repaso a las cantidades que se destinan al fomento de empresas y empleos basta para calibrar el volumen global de esta pol¨ªtica. El Pa¨ªs Vasco ha destinado m¨¢s de 8.000 millones a ayudar a las pyrnes y destinar¨¢ otros, 30.000 millones a su plan trienal de relanzamiento. El pasado viernes se aprob¨® un nuevo convenio, firmado por el Gobierno vasco y todos, los bancos y cajas, por valor de 17.500 millones. Catalu?a ha invertido casi 2.000 millones entre fomento del aprendizaje, ahorro energ¨¦tico y zonas deprimidas. Galicia ha gastado en los dos ¨²ltimos a?os casi 2.000 millones. Andaluc¨ªa, 6.500 millones en tres a?os. La Comunidad Valenciana y la madrile?a se mueven en el orden de los 2.000 millones. El resto de las autonom¨ªas no sobrepasa los 1.000 millones de pesetas. Ahora, cuando el nivel de ayudas est¨¢ pr¨¢cticamente al copo, el ingreso en la Comunidad Europea (CE) impone un dr¨¢stico cambio en esta pol¨ªtica.El Pa¨ªs Vasco est¨¢ en el punto de mira de todos cuantos critican la supuesta vulneraci¨®n. de las normas comunitarias. La importante capacidad financiera de dicha comunidad aut¨®noma se: refleja en las cantidades que maneja: 32.000 millones de pesetas para el Plan Trienal de Relanzamiento Industrial, y 52.000 millones para invertir durante los pr¨®ximos tres a?os. Por otra parte, la aguda crisis sufrida por su aparato industrial, casi de monocultivo sider¨²rgico, ha generado una pol¨ªtica de ayudas cuya envergadura no tiene parang¨®n en el resto de Espa?a.
Jes¨²s Alberdi, director general de la Sociedad para la Promoci¨®n y Reconversi¨®n Industrial del Pa¨ªs Vasco, comenta que "efectivamente, el ingreso en la CE debe suponer el fin de una ¨¦poca en que el dinero p¨²blico ha llovido sobre las empresas". Alberdi coincide con la mayor¨ªa de los expertos al considerar que "en general, las subvenciones no son excesivamente ¨²tiles y en bastantes casos fomentan la picaresca antes que el aut¨¦ntico desarrollo empresarial". Por esa raz¨®n la Sociedad para la Promoci¨®n y la Reconversi¨®n Industrial, que funciona como sociedad an¨®nima "y con criterios de sector privado", se plantea, desde ahora, un programa de ayudas soft. El soft es, en el lenguaje de los expertos, el terreno de la ayuda t¨¦cnica indirecta: desde la formaci¨®n de bancos de datos econ¨®micos y empresariales hasta la asesor¨ªa en cuestiones financieras o la formaci¨®n y reciclaje de empresarios, pasando por la creaci¨®n de mecanismos que faciliten la exportaci¨®n o de empresas de capital-riesgo. Lo contrario, el hard, es la subvenci¨®n, el dinero, y en general todo lo que se incorpora como activo tangible a las empresas.
Mantener el empleo
Alberdi se muestra esc¨¦ptico, sin embargo, respecto al fin de la era de la subvenci¨®n. "Las administraciones pol¨ªticas", dice, "deben acometer acciones de utilidad real muy discutible pero socialmente necesarias. Acciones encaminadas a mantener el nivel de empleo, aunque sea artificialmente, o a sostener industrias cuya ca¨ªda tendr¨ªa graves consecuencias sociales". Reflejo de ello podr¨ªa ser el Plan de Relanzamiento Excepcional, impulsado por el Departamento de Industrias y Comercio vasco para los sectores metal¨²rgico, papelero, maquinaria y recambios automovil¨ªsticos. En dicho plan se contemplan, por ejemplo, subvenciones de hasta 400.000 pesetas por puesto de trabajo mantenido (que se destinan a financiar las indemnizaciones de los empleos no mantenidos en la empresa en cuesti¨®n), subvenciones a la inversi¨®n en activo fijo de hasta el 30% de la inversi¨®n y subvenciones a la investigaci¨®n hasta el 40% del coste, entre otras. Estas ayudas, de las que carecen el resto de empresas podr¨ªan vulnerar la legislaci¨®n comunitaria.
La Generalitat de Catalu?a, con menores recursos financieros y una situaci¨®n industrial menos dram¨¢tica que la vasca, prefiri¨® curarse en salud ante el ingreso de Espa?a en la CE. Su instrumento para la pol¨ªtica industrial, el Cidem (Centro de Informaci¨®n y Desarrollo Empresarial) encarg¨® al Patronat Catal¨¤ pro Europa un informe sobre la legalidad o ilegalidad de sus distintos proyectos de fomento. Joaquim Llimona, asesor jur¨ªdico del patronato, desaconsej¨® rotundamente algunas de las cuestiones planteadas por el Cidem, como la que insinuaba la posibilidad de favorecer las inversiones en material catal¨¢n frente al de otras procedencias.
Joaquim Pujol, director general del Cidem, tom¨® nota del informe y rectific¨® la mayor parte de las ayudas susceptibles de ilegalidad. Pujol afirma que "la pol¨ªtica industrial de la Generalitat es ahora perfectamente compatible, salvo quiz¨¢ alg¨²n aspecto secundario, con la normativa comunitaria". El Cidem, como la Sociedad para la Promoci¨®n y Reconversi¨®n vasca, ha optado por la l¨ªnea soft. Hasta el a?o pasado exist¨ªa una l¨ªnea de subvenciones llamada Fomento a la Inversi¨®n que concedi¨® 114 millones de pesetas. Ahora se ha agotado.
Capital riesgo
La gran novedad del Cidem para este a?o es la Sociedad Catalana de Capital Riesgo, sociedad an¨®nima constituida por el Cidem y las cajas catalanas. Los vascos han puesto en marcha una entidad similar denominada Actividad Capital Riesgo para la que ya han empezado a captar fondos de inversores particulares.
Con su confianza en la inversi¨®n privada, la Sociedad de Promoci¨®n y Reconversi¨®n quiere alejar un fantasma que planea por encima de las comunidades aut¨®nomas que, sea en forma de capital riesgo o como simple participaci¨®n, colocan dinero p¨²blico en empresas privadas: la posibilidad de que la prevista retirada del capital no pueda hacerse a tiempo y se genere una red de empresas semip¨²blicas auton¨®micas, una suerte de INIS regionales, cuyo peso podr¨ªa ser, seg¨²n los expertos, funesto para las autonom¨ªas.
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