La pel¨ªcula del brasile?o Arnaldo Abor, primera sorpresa agradable
ENVIADO ESPECIAL, El verso de Louis Aragon "no hay amores felices" resume lo que es la sorprendente, divertida y estimulante pel¨ªcula brasile?a de Arnaldo Abor presentada a concurso, Eu sei que vou te amar, en medio de esa irritaci¨®n o indiferencia general que acompa?a ahora a cualquier producto que no sea una estricta repetici¨®n de algo ya visto, cualquier tentativa de contar desde una l¨®gica narrativa que no es la de la continuidad ideal inventada por Hollywood.
Eu sei que vou te amar muestra el ¨²ltimo encuentro de una pareja, ya divorciada, que ha vivido en un clima pasional enrarecido y destructor. Es un momento de reflexi¨®n, de hacer balance, pero la, raz¨®n no puede explicarlo todo, el haber vivido fuera de la norma ha dado una perspectiva distinta sobre el pasado y de ah¨ª surge un flujo de palabras, de expansiones, que se va contradiciendo y complementando, siempre comentadas ir¨®ni camente por el director que utiliza a Ravel, Verdi o Gluck para relati vizar o poner ¨¦nfasis en. el delirio sicol¨®gico de la pareja.Contada con un desparpajo y una libertad que ya quisiera para s¨ª el Bertrand Blier de Stenue de soiree, liofilizaci¨®n espantosa de Genet, Eu se que vou te amar maneja materiales de origen diverso; do cumentales familiares, grabaciones en v¨ªdeo inspiradas en las t¨¦cnicas del cinema-verit¨¦, Flash Backs, y el rodaje estricto de la situaci¨®n, de corte netamente teatral para crear un ritmo en espiral en el que se suceden loscambios de tono, de los bufonesco a lo dram¨¢tico, del psicodramaa la trivialidad naturalista.
Destinada a ser olvidada por el palmar¨¦s y por los distribuidores espa?oles, el filme de Arnarlo Jabor es la primera sorpresa agradable de Cannes 86.
Mona Lisa es el tercer largometraje de Neil Jordan el prometedor director de En compa?¨ªa de lobos. Y lo cierto es, que toda la imaginaci¨®n visual que exist¨ªa en aquella recreaci¨®n freudiana del cuento de Caperucita Roja, se convierte aqu¨ª en estilo radiof¨¢nico. Abandonando, el fant¨¢stico, Jordan ha querido sumergirse en el Londres de los 80 y mostrarlo con el mayor realismo posible pero, de entrada, hay una confusi¨®n entre realismo y miseria, de manera que toda la acci¨®n transcurre en los bajos fondos de la capital brit¨¢nica, con prostitutas, chulos y mani¨¢cos como casi exclusivo paisaje humano. Pod¨ªa ser la cr¨®nica de un descenso a los infiernos, pero quien gu¨ªa al espectador es Bob Hoskins en un papel de peque?o g¨¢nster palurdo, tonto y sentimental, que equivoca siempre el camino. Y sus pasos vacilantes, su falta de inteligencia y su incapacidad para trascender todo cuanto sucede, acaba por contagiarse al propio filme.
'Tambi¨¦n en un plano menor pero acorde con sus planteamientos, Sara Driver, dentro del marco de la semana de la critica, ha presentado Sleepwalk, una cinta no desprovista de magia y humor, en la que asistimos al embrollo que nace del robo de unos manuscritos chinos en los que se advert¨ªa sobre la inconveniencia de desafiar a los dioses en un momento especialmente delicado. Realizada con gran sobriedad y con un notable poder de sugesti¨®n -estamos muy lejos de la radiofon¨ªa de Jordan-, esta Sleepwalk solo adolece de modestia, de limitar demasiado el alcance de la f¨¢bula on¨ªrica que maneja.
Drama de amores
De la alemana Helma Sanders-Brahms pod¨ªa esperarse algo mucho mejor que Laputa, un drama de amores cuyo protagonista pretende ser la ciudad de Berl¨ªn en tanto que espacio imaginario, irreal, invivible por su falta de raices y por toda la artificialidad que comporta. El'titulo surge del tomo III de Los viajes de Gulliver, de Swift, donde se habla de una isla flotante cuyos habitantes no est¨¢n nada dotados para la cotidianidad y las cosas pr¨¢cticas. En la pel¨ªcula, Berl¨ªn es el. espacio que convierte a los ciudadanos en locos so?adores, y eso quiere ejemplificarse a trav¨¦s de la relaci¨®n entre Sami Frey y Krystyna Janda, arquitecto franc¨¦s ¨¦l, fot¨®grafo polaca ella, amantes ocasionales, que s¨®lo se ven muy de cuando en cuando.
Herlma Sanders-Brahms cree que Berl¨ªn es una ciudad falsa, un espejismo, pero son sus personajes lo falso. Su relaci¨®n, que no es el encuentro de una noche, sino una sucesi¨®n alternada de muchas noches, -es propia del peor Lelouch, t¨®pica y litera?a. Los amantes pueden mentirse pero no desconocerse hasta el punto que pinta Sanders-Brahms. Adem¨¢s, confiar a K. Janda un papel, es hacerlo a una de las actrices m¨¢s hist¨¦ricas e incompetentes de Europa, alguien que confunde la angustia con la agitaci¨®n y se dedica a andar, fumar hacer el amor o subir unas escaleras siempre a toda velocidad y con tal acompa?amiento de suspiros y muecas que el espectador nunca entender¨¢ como Sammy Frey, con sus ojos tristes y cansados, pueda interesarse por tama?a posesa.
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