"?Triste yo?"
Jos¨¦ Luis Perales se niega a reconocerse como un triste, aunque admite que su propia madre lleg¨® a creer que lo era. "?Triste yo? Pero si soy inmensamente feliz, si soy un cachondo, ?te cuento chistes?". Desde 1973 suena la voz de Perales en los tocadiscos llorando los desamores, los celos mal reprimidos y la infidelidad conyugal. Y ¨¦l se empe?a: "Pero tambi¨¦n le canto al amor maravilloso y lanzo la imagen de los ni?os, fresca, maravillosa y tierna, que es tan positiva, y defiendo a los adolescentes y les digo que no todo son porros, ni mucho menos, que sigan adelante, que se rebelen contra esa sociedad que les margina. Lo que pasa es que hay cosas en la sociedad que me duelen, como el desamor de la gente o la infidelidad que veo en otros. Eso s¨ª lo canto con cierta tristeza, pero no busco el melodrama ni exploto ese mensaje".
?sta es la decimoquinta entrevista de la jornada que concede Jos¨¦ Luis Perales. Ha hablado para las emisoras, para la televisi¨®n y para todo aquel periodista que ha pedido la vez. Una y otra vez subraya su sencillez, su imagen de anti-estrella, mientras su representante y los de la CBS le llevan y le traen de un micr¨®fono a otro, de un sof¨¢ a otro para posar con su esposa. Jos¨¦ Luis tiene ya muchas tablas y no ha perdido la sonrisa ni siquiera cuando los fot¨®grafos le han hecho un plante porque despu¨¦s de comer le han dado la exclusiva de las fotos por su casa a la revista ?Hola! Alguien comenta que tanto traj¨ªn y tanta paciencia con los chicos de la prensa -"sois tan maravillosos todos", dice en la cena- son el precio de la fama. Su precio, los mil millones, es tema que elude f¨¢cilmente. "Igual gano dos mil", dice mirando al director de la compa?¨ªa en Espa?a.
Jos¨¦ Luis Perales sigue pensando en terminar con todo eso que rompe su vida ¨ªntima, cuando acaba de firmar un contrato millonario que le obliga¨¢ colaborar en la promoci¨®n de sus discos. Y si se le tacha de ingenuo, de defiende: "Soy bastante ingenuo, querida, y me gusta seguir si¨¦ndolo".
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