Fuertes cr¨ªticas al 'plan cruzado' a cuatro meses de su entrada en vigor
Despu¨¦s de cuatro meses de haber sido decretado, el Plan de Estabilizaci¨®n Econ¨®mica -nombre oficial de lo que pas¨® a ser conocido como plan tropical o plan cruzado- enfrenta cada d¨ªa el desgaste de nuevas cr¨ªticas, surgidas no s¨®lo de sindicatos y empresarios, sino tambi¨¦n de algunos sectores del mismo Gobierno afectados por ciertos recortes en sus presupuestos.
Adem¨¢s del desgaste provocado por las cr¨ªticas, el plan ha sido blanco, en las ¨²ltimas semanas, de algunas dudas de car¨¢cter t¨¦cnico. Como si esto fuera poco, existen ahora divergencias sobre los nuevos m¨¦todos aplicados para el c¨¢lculo del ¨ªndice de precios. El Gobierno cambi¨® tres veces de m¨¦todo en los ¨²ltimos cinco meses, y perdi¨® credibilidad en algunos importantes sectores de la econom¨ªa.Han sido necesarias correcciones hasta en los c¨¢lculos de la deflaci¨®n de marzo: en realidad, lo que el presidente Sarney anunci¨® con toda pompa y solemnidad como la nueva verdad de la econom¨ªa no estaba correcto. La fiabilidad en las declaraciones del Gobierno, en lo que a materia econ¨®mica se refiere, sufri¨® otro golpe cuando desaparecieron del noticiario las informaciones sobre el d¨¦ficit p¨²blico.
El Gobierno se defiende afirmando que esto se debe a la falta de estimaciones seguras, pero los diarios brasile?os localizaron junto a empresas p¨²blicas y privadas proyecciones que llegan a apuntar un d¨¦ficit superior al 5% del producto nacional bruto. Los recortes necesarios para contener ese d¨¦ficit provocan, a su vez, ¨¢cidas disputas dentro del mismo Gobierno.
Pero es lejos de las discusiones esencialmente t¨¦cnicas donde los funcionarios del Gobierno echan mano de toda serie de artificios para comprobar que los n¨²meros refuerzan sus tesis, que el plan cruzado empieza a ser puesto en jaque. Los despidos han sido numerosos, y las afirmaciones oficiales de que hab¨ªa nuevos puestos de trabajo no se han confirmado en la pr¨¢ctica. De los 800.000 trabajadores de la banca, m¨¢s de 30.000 fueron despedidos de sus puestos de trabajo.
Los sindicatos no han suavizado sus quejas: insisten en recordar que hubo p¨¦rdida real en el poder adquisitivo de los trabajadores, cuyos sueldos han sido congelados, tom¨¢ndose como base el promedio de los seis meses anteriores a la implantaci¨®n del plan, mientras que los precios fueron congelados en su punto m¨¢ximo de inflaci¨®n. Es verdad, como dice el Gobierno, que muchos productos sufrieron bajas en sus precios. Pero esas bajas no fueron jam¨¢s supenores al 8%, mientras que los sueldos sufrieron retracciones reales de entre el 13% y el 18%, seg¨²n las categor¨ªas.
Sindicales
Pasada la euforia que contamin¨® a las clases medias en los primeros d¨ªas de su implantaci¨®n, el plan cruzado dej¨®, en sus primeros meses de vida, pocas certezas. Los precios al consumidor, es verdad, se mantuvieron rigurosamente congelados; la inflaci¨®n, efectivamente, baj¨®; la moneda gan¨® prestigio y la confianza de la mayoria de los consumidores. Sin embargo, asusta la cantidad de artificios lanzados para boicotear el plan: cigarrillos de 100 mil¨ªmetros miden 90, hay litros de 900 mililitros, hay kilos de 900 gramos. Rollos de papel higi¨¦nico que deber¨ªan medir 40 metros miden 38, y hasta la Cobal, una empresa estatal de alimentos, lanz¨® el kilo de frijoles que pesa 800 gramos.La campa?a movida por los medios de comunicaci¨®n baj¨® el tono. Si en los primeros tiempos de implantaci¨®n del plan hubo una r¨ªgida censura interna en las empresas period¨ªsticas, que literalmente impidieron cualquier voz disonante a lo que el Gobierno anunciaba, ahora las cr¨ªticas est¨¢n en todas partes. Al principio, s¨®lo el dirigente sindical Luis Ignacio Lula de Silva y su Partido de los Trabajadores, y el gobernador de R¨ªo de Janeiro, el socialista Leonel Brizola, criticaron duramente el plan, denunciando las p¨¦rdidas de los asalariados.
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