El miedo al desgobierno
El PSOE, est¨¢ intentando sacar adelante una doble estrategia -que, desvirt¨²a lo que deber¨ªa ser la campa?a, es decir, un proceso continuado de debate sobre las alternativas de los distintos partidos a los problemas que tiene hoy Espa?a. El primer punto de esta estrategia es la renuncia a explicar su programa y a confrontarlo con las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas. El tono general empleado por los socialistas en la Campa?a, los chistes envenenados de Alfonso Guerra para desvirtuar la atenci¨®n del debate ideol¨®gico, la vaguedad de sus mensajes y la misma fecha elegida para la campa?a, coincidiendo con el Mundial de F¨²tbol, demuestran que, el PSOE quiere hacer de ¨¦sta una campa?a de tr¨¢mite y que pretende pasar por ella sin rendir cuentas del pasa do, y sin definir claramente cu¨¢l es el futuro que ofrece. La posibilidad de un debate Gonz¨¢lez-Fraga no hace sino apoyar este planteamiento, porque ¨¦se ser¨ªa un debate ficticio, ajeno a lo que hoy por hoy son las alternativas que se presentan a la sociedad espa?ola.En segundo lugar, los socialistas est¨¢n promoviendo una falsa pol¨¦mica, seg¨²n la cual lo que pretende el resto de las fuerzas pol¨ªticas es, ante todo, impedir una mayor¨ªa absoluta del PSOE y conseguir con ello un pa¨ªs ingobernable. Se trata de transmitir a toda costa la idea de qu¨¦, mientras los esforzados socialistas luchan por hacer de esta Espa?a: d¨ªscola y enrevesada un pa¨ªs en el que sea posible gobernar, las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas se dedican a dificultar las cosas y a discutir irresponsablemente sobre c¨®mo aumentar su protagonismo. Se trata, ante todo, de resucitar el miedo al desgobierno, aunque para ello tengan que decir bien a las claras que vale m¨¢s un Gobierno fuerte que un Parlamento plural y plenamente representativo. No es casualidad que en los m¨ªtines del PSOE ya no se hable de legislatura, sino de mandato o cuatrienio.
La pol¨¦mica es falsa, porque lo que se ventila en estas elecciones no es si la mayor¨ªa absoluta es mala o buena per se, sino el uso que han hecho de ella los socialistas en estos a?os y las f¨®rmulas alternativas' que hoy se ofrecen al electorado. ?ste y no otro es el aut¨¦ntico debate que es necesario plantear por mucho que al PSOE le pese: el debate entre nuestros respectivos proyectos de futuro.
He le¨ªdo atentamente un art¨ªculo de Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas en estas mismas p¨¢ginas, en el que, refiri¨¦ndose al Gobierno surgido tras las ¨²ltimas elecciones y a la labor que ten¨ªa por delante dice: "Ese Gobierno, fue el del PSOE, pero podr¨ªa haber sido un Gobierno de Fraga; lo importante es que ya no pod¨ªa seguir siendo un Gobierno de transici¨®n; un Gobierno d¨¦bil, un Gobierno incapaz de tomar desiciones clave en momentos cruciales". El planteamiento encaja perfectamente con el de Felipe Gonz¨¢lez cuando hablaba de la necesidad de un Gobierno fuerte, "aunque sea de derechas" y con otra de las argumentaciones de Benegas: "Lo m¨¢s grave", dice, "no es que los modelos de la izquierda comunista o de la derecha convervadora aboquen de condiciones econ¨®micas anteriores a la eclosi¨®n de la crisis, sino que conducen a la ingobernabilidad". Se trata pues, de gobernar ante todo; poco importa si los resultados nos llevan a Bruselas o a Managua, s¨ª el empleo sigue cayendo o se remonta, si nuestra renta per c¨¢pita sube o baja. Lo verdaderamente grave ser¨ªa no poder gobernar Espa?a. He aqu¨ª el orden de prioridades del partido socialista: la autoridad por encima de, las ideas, el poder por encima de la fidelidad al propio programa, el orden por encima de la libertad. Sinceramente, no comprendo c¨®mo presentando semejantes planteamientos pueden los socialistas quejarse de que haya quien hable del socialismo neofranquista. Si hubo una idea que el franquismo intent¨® transmitir siempre fue el miedo a la ingobernabilidad de Espa?a.
Lo m¨¢s escandaloso del planteamiento socialista no es que tergiverse la verdad reduciendo las alternativas que se les presentan a comunistas y conservadores, ni tampoco que haya uerdido una falsa pol¨¦mica seg¨²n la cual los espa?oles deben elegir entre el PSOE o el caos. Lo m¨¢s escandaloso es sin duda el evidente contraste entre la claridad con que exponen sus razones para mantener el poder y la opacidad absoluta que muestran cuando se trata de saber qu¨¦ es lo que pretenden hacer con ¨¦l.
La campa?a-socialista
La campa?a socialista est¨¢ basada en un lema paternalista y conservador que invita a los espa?oles a seguir por un camino que no se sabe ad¨®nde conduce, porque el PSOE se ha encargado ante todo de hacer un programa de tr¨¢mite sin compromisos concretos y una campa?a que, no les ponga en aprietos. En estas condiciones, las respuestas que realmente importan quedan en el aire. El bartido socialista no est¨¢ explicando qu¨¦, pretende hacer para eliminar la destrucci¨®n del empleo, que arroja un saldo de 700.000 parados m¨¢s que en 1982, ni c¨®mo va a gestionar el desarrollo del tratado de adhesi¨®n a la Comunidad Europea, ni qu¨¦ piensa hacer para respetar el pluralismo informativo en la autorizaci¨®n de las televisiones privadas. Son cuestiones que, al parecer, no importan, porque lo que realmente importa al partido socialista transmitir es esa doble falacia sobre la que ha montado su campa?a: la invitaci¨®n conserva dora y dirigista a dejarse conducir d¨®cilmente por mi camino indefinido sobre el que no explican nada y la estrategia del miedo al pluralismo, al debate y a la tolerancia.
El PSOE nos tiene acostumbrados a la distorsi¨®n interesada de las intenciones y realidades del resto de las fuerzas pol¨ªticas. Para quienes llevamos a?os denunciando que el socialismo promociona el bipartidismo en su propio beneficio no es una novedad que ahora pretenda convencer al electorado de que si pierde la mayor¨ªa absoluta Espa?a quedar¨ªa abocada a la ingobernabilidad. Una de sus especialidades es la distorsi¨®n de todo cuanto les es ajeno. Pero del mismo modo que la dicotom¨ªa irreal y est¨¦ril del bipartidismo que el PSOE promueve est¨¢ siendo desmontada por el Partido Reformista, el falso' debate que ahora nos presentan sobre al mayor¨ªa absoluta est¨¢ siendo sobrepasado ampliamente por la cuesti¨®n que realmente interesa a los espa?oles: el uso que ha hecho el PSOE de su mayor¨ªa absoluta y si en funci¨®n de ello es deseable o no que se repita.
Sobran razones para contestar a esta cuesti¨®n a la vista de los incumplimientos de su programa y de la prepotencia con la que han gobernado. Pero es que, adem¨¢s, un partido que se manifiesta incapaz de llevar adelante su proyecto pol¨ªtico si no es en condiciones de mayor¨ªa absoluta no merece gobernar. Semejante planteamiento identifica a las claras `el car¨¢cter sectario de su proyecto y su incapacidad de establecer un di¨¢logo constructivo con el resto de las fuerzas pol¨ªticas para mejorar Espa?a.
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