Una industria clandestina comercializa por todo el mundo dibujos falsos de Federico Garc¨ªa Lorca
El negocio funciona desde hace 10 a?os y tiene su base en Granada
Una industria clandestina, probablemente ubicada en Granada, comercializa por todo el mundo, desde hace m¨¢s de 10 a?os, dibujos falsificados atribuidos a Federico Garc¨ªa Lorca. Son sencillas hojas de papel amarillento con arlequines, breves bodegones o rostros a una solfa l¨ªnea cuyo precio oscila entre las 50.000 y las 70.000 pesetas. Sus poseedores los guardan como si fueran reliquias, los ense?an a las amistades como un trofeo ganado a la historia y defienden su autenticidad por encima de la opini¨®n de cualquier especialista. M¨¢s que valor art¨ªstico se les atribuye un mensaje metaf¨ªsico desde el d¨ªa en que el poeta pos¨® sus manos sobre ellos.
Durante un a?o, cuatro investigadores, Mario Hern¨¢ndez, Antonina Rodrigo, Mar¨ªa, Clementa Mill¨¢n y Miguel ?ngel Revilla, buscaron por Espa?a, Europa y Am¨¦rica ejemplares para una exposici¨®n de pinturas de Lorca que se mostr¨® en Granada y que en septiembre se abrir¨¢ en Madrid. La sospecha sobre la existencia de dibujos falsos se comprob¨® con amplitud. Una serie entera apareci¨® en la provincia de C¨¢diz, otra en el litoral granadino, una m¨¢s en poder de un gu¨ªa de la Alhambra y un sin fin repartidos uno a uno entre particulares en Madrid, Buenos Aires o Par¨ªs. Los promotores de la exposici¨®n decidieron rechazar todos los que mostrasen un indicio de, falsedad as¨ª como muchas pistas dudosas acerca de la existencia de otros.La venta se suele hacer por intermedio de anticuarios o libreros de lance que env¨ªan la noticia de su existencia a trav¨¦s de un rudimentario m¨¦todo de publicidad: correr la voz. El cliente comprueba el dibujo y reconoce los trazos familiares del poeta. La sospecha es corta. La mayor¨ªa ignora que un dibujo con aire de exvoto pueda ser falsificado. Otra cosa ser¨ªa que le presentasen un presunto Dal¨ª o un Chagall.
A la verosimilitud del dibujo contribuye su falta de catalogaci¨®n, faena dif¨ªcil debido a que muchos de ellos son s¨®lo ilustraciones de cartas o tarjetas o iluminaciones paria un libro dedicado.
El ¨¦xito de la venta no se corresponde con la habilidad que ponen en juego los falsificadores. Algunos dibujos son una patra?a excesivamente obvia. Por ejemplo, se han encontrado dibujos fechados en los a?os veinte trazados a bol¨ªgrafo y a¨²n m¨¢s... a rotulador. La firma suele ser la misma, cuando Federico Garc¨ªa Lorca era gran aficionado a variarla y a construir con ella hermosas vi?etas.
M¨²ltiples variantes
El muestrario del que copian los autores de los falsos Lorcas es muy reducido. Buena parte de ellos son el producto de combinar los elementos gr¨¢ficos que aparecen en los dibujos reproducidos en las Obras completas de Lorca de la Editorial Aguilar. Un rostro, la t¨ªpica luna, el traje de cierto arlequ¨ªn, una fuente de fruta o la fachada de traza infantil de una iglesia con su espada?a pueden servir para m¨²ltiples variantes.
Otros, en su af¨¢n de verosimilitud, atentan contra el rigor hist¨®rico. Aparecen fechados en algunas ciudades americanas varios a?os antes de que Lorca emprendiera su primer viaje, en 1929, a Nueva York. El trazo del dibujo falsificado suele ser incierto, y dobles l¨ªneas conseguidas apretando la pluma hasta abrir el plum¨ªn en dos necesitan en el falsificador dos impresiones. ?sta es otra caracter¨ªstica: el falsificador nunca se atreve con los dibujos que llevan color, si bien en la v¨ªspera de la apertura de la exposici¨®n en Granada una persona se present¨® portando un lienzo al ¨®leo que atribu¨ªa a Lorca,
Seg¨²n Mario Hern¨¢ndez, lorquista y director de esta muestra, "los dibujos aut¨¦nticos tienen siempre una procedencia evidente, o bien de los herederos de Lorca o de alguien que le conoci¨®. Por eso dudamos cuando alguien muestra seis ejemplares y afirma que los ha comprado en una casa de antig¨¹edades. Cuando se puede reconstruir su procedencia, son aut¨¦nticos".
La dispersi¨®n de los falsos dibujos y la oscuridad de su origen no ayudan a construir una trama que permita localizar a sus autores, aunque indicios de que trabajan en Granada, ya que de cada 10 falsos nueve est¨¢n en poder de personas de la ciudad. El primer dibujo y la primera serie falsificados que encontr¨® Mario Hern¨¢ndez proced¨ªan de Granada, si bien en otros no se ha podido colegir su procedencia.
Autenticidad
Para la inauguraci¨®n de la exposici¨®n en Madrid se espera que la cotizaci¨®n de los dibujos lorquianos (ahora entre 150.000 a 300,000 pesetas para los m¨¢s sencillos y autentificados) aumente y que, a la vez, se incremente la oferta de los falsos.
Algunos de ellos se han publicado como aut¨¦nticos en revistas literarias y hasta han salido a subasta en galer¨ªas de renombre. Seg¨²n Mario Hern¨¢ndez, la exposici¨®n es la que est¨¢ otorgando, cuando se admite en ella, el certificado de autenticidad a los dibujos.
Ciertos propietarios de les falsos consultados por este peri¨®dico y que se negaron a que se utilizara su nombre mantienen expectativas acerca de su originalidad y, piensan que habr¨ªa que comprobar la antig¨¹edad del papel y de la tinta antes de definirse sobre ellos.
Papel de los a?os veinte
No obstante, los especialistas no creen en esto, puesto que a¨²n existen en cualquier almac¨¦n resmas de papel de los a?os veinte, o en su defecto, basta con recortar las guardas de un libro viejo. Para Miguel ?ngel Revilla, colaborador en la busca y selecci¨®n de dibujos para la exposici¨®n, el aut¨¦ntico se distingue del falso "por una. vibraci¨®n especial que transmite, aunque su trazado no sea muy t¨¦cnico. Una persona que haya visto 20 verdaderos descubrir¨¢ sin dificultad los que no lo son".
Hasta el momento nadie: ha presentado denuncia por timo en la compra de un dibujo reputado como falso. El due?o de uno suele ser un profesional del arte o un profesor universitario. Las 50.000 pesetas no valen la pena para recurrir a la v¨ªa judicial, y airear el enga?o supondr¨ªa poner en un brete su reputaci¨®n intelectual.
De ah¨ª el silencio y la negativa a que se fotograf¨ªen los dibujos o a que se revele su identidad. El due?o del dibujo falso del autor de Poeta en Nueva York cree m¨¢s rentable guardarlo en casa y mostrar lo a los ¨ªntimos como un peque?o tesoro, como se ense?a el recuerdo de un familiar famoso o la alianza de boda de los abuelos. Cierto sentido del rid¨ªculo deja en la. impunidad a los falsificadores.
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