Doble imagen

Dobles parejas.En Dobles parejas hay dos obras. Una de ellas es la que se represent¨® en Nueva York -off Broadway-; un sainete americano entre dulce y amargo, una autocr¨ªtica de un estilo de vida, una referencia continua a una zona de sociedad de clase media acomodada, con sus problemas de trabajo, matrimonio, inserci¨®n, grupo. Algo familiar para el espectador de cine o de televisi¨®n. La otra comedia, la que se estrena en Madrid, busca algunas cosas m¨¢s generales, otra comercialidad distinta: los di¨¢logos de hombres solos en la intimidad del vestuario del club de tenis; algo t¨®pico de la condici¨®n masculina, algo de chistes, algo de provocaci¨®n en el lenguaje y en el desnudo fugaz pero repetido de los cuatro personajes masculinos; una sombra de la camarader¨ªa.La versi¨®n de Germ¨¢n ?lvarez Blanco ten¨ªa que evitar, naturalmente, los localismos y el lenguaje original y suelto del autor; pero no pod¨ªa tampoco espa?olizar la comedia -se puede imaginar, sin embargo, una situaci¨®n espa?ola similar, directamente escrita sobre modelos y arquetipos nuestros-, lo cual produce una especie de hibridaci¨®n.

Las dos comedias que hay en esta representaci¨®n no terminan nunca de independizarse la una de la otra y se arrojan sus sombras mutuamente.

Lo mismo sucede con la direcci¨®n-interpretaci¨®n: la busca de ritmo r¨¢pido en la dicci¨®n, en los continuos cambios de vestuario, en la velocidad de los movimientos, resultan en una imitaci¨®n de la comedia americana, pero con los valores de prosodia y movimiento de los actores espa?oles.

Lo que hay, lo visible, el hecho escenico, es el de una obra comercial que se acoge con grititos femeninos de falso y grato esc¨¢ndalo, con bastantes carcajadas, con agrado general. Dentro de este aspecto imitativo -y hay que repetir que el cine y la televisi¨®n han acostumbrado al espectador a considerarlo como propio-, los cuatro actores son cuatro protagonistas -Vicente Parra, Luis Perezagua, Jos¨¦ Sancho y Jaime Blanch- que se ganan los aplausos, con sus ocasionales compa?eros Yolanda Robles y Jos¨¦ Luis Alonso.

El mi¨¦rcoles por la tarde hab¨ªa poco m¨¢s de medio teatro -no ha dado tiempo a que la obra se popularice, como probablemente pasar¨¢-, que ri¨® y aplaudi¨® con el comedimiento propio de quienes se encuentran entre algo que no es definitivamente c¨®mico ni definitivamente serio.