Los europeos y el tercermundismo
Las elecciones generales celebradas el pasado mes de junio y los mundiales de f¨²tbol celebrados en M¨¦xico por I.as mismas fechas han puesto de moda un t¨¦rmino calificativo, o, mejor dicho, descalificativo: 'Tercermundismo". As¨ª, durante los pasados mundiales de f¨²tbol, un diario titulaba en grandes caracteres: "Marruecos, clasificada para la segunda fase con un f¨²tbol, al que: le queda muy poco de tercermundista" (Diario 16, 13 de junio de 1986). En el acto de presentaci¨®n del programa electoral socialista en Pamplona, el ministro de Econom¨ªa Hacienda, Carlos Solchaga, manifest¨® que "la alternativa KAS es, muy propia de guerrilleros del ?frica central o cualquier otra zona tercermundista, pero no es un programa para una sociedad que va a entrar en el siglo XXI" (v¨¦ase EL PA?S del 1 de junio de 1986). Refiri¨¦ndose a otros candidatos, manifest¨® el se?or Roca que "si quieren hacer unas elecciones tercermundistas en las que la gente vote dibujitos, que la hagan; yo seguir¨¦ comport¨¢ndome desde la perspectiva de la europeidad" (v¨¦ase EL PA?S del 17 de junio de 1986). Por su parte, Manuel Fraga, tras calificar a Felipe Gonz¨¢lez de "jurista mediocre", a prop¨®sito de la legalizaci¨®n de Herri Batasuna, afirm¨® que el que la responsabilidad de la coalici¨®n abertzale sea del Gobierno "lo saben hasta los negros (Diario 16, 20 de junio de 1986). Jos¨¦ Luis Guti¨¦rrez es el periodista que bate todos los r¨¦cords en la utilizaci¨®n del descalificativo. Defendiendo a Miquel Roca del trato recibido en televisi¨®n, escribe: "De ah¨ª la dureza y el incre¨ªble juego sucio, verdaderamente tercermundista, de la televisi¨®n" (Diario 16,
18 de junio de 1986). Tras afirmar que la pol¨ªtica es el ¨¢mbito de las actividades humanas donde el odio puede causar mayores des trozos, escribe: "El caso de Santiago Carrillo es paradigm¨¢tico, de una persona obsesionada y desviada hacia el precipicio de la nada por los rencores africanos que atesora..." (Diario 16, 19 de junio de 1986). Ese mismo periodista, a prop¨®sito de la manipulaci¨®n de: la televisi¨®n por el Gobierno sociallista, escribe que "... y la televisi¨®n, con una falta de complejos y un af¨¢n manipulador en ocasiones muy pr¨®ximo al tercermundismo m¨¢s antidemocr¨¢tico" (Diario 16, 22 de junio de 1986). Finalmente, el director de TV-3, Enric Canals, manifest¨® a la agencia Efe: en Cambrils, que la negativa. de RTVE a prestar sus enlaces para la transmisi¨®n de im¨¢genes a la televisi¨®n catalana "es propia de un pa¨ªs tercermundista" (v¨¦ase EL PA?S del 2 de agosto de 15186). Como puede deducirse, el Tercer Mundo es identificado, consciente o inconscientemente, con todo lo despreciable para Occidente. Es una l¨¢stima que, como dir¨ªa Ortega y Gasset, la vieja pupila europea, habituada a la circunferencia de su horizonte tradicional de que ella era el centro, siga recorriendo todo el globo terr¨¢queo, pero dirigiendo a todo lo que ve "miradas puramente europeas". La europeidad -el primermundismo es, para quienes han adoptado la actitud pol¨ªtica (y personal) de medirlo todo por las normas del propio pueblo o etnos (etnocentrismo) y hacen del nivel de prosperidad material de su sociedad un concepto estimativo y una norma, el ep¨ªtome de todo lo bueno, justo, santo, moral, democr¨¢tico, honrado. Un africano, por ejemplo, que atesorara rencores europeos habr¨ªa de considerarse afortunado y, c¨®mo no, civilizado a la occidental. Seg¨²n esta mentalidad, todo lo que existe de malo en la conducta de un hombre o sociedad primermundista es tercermundista (el nazismo, pongamos por caso); por el contrario, todo lo que existe de bueno -si es que existe- en un pa¨ªs tercermundista, ser¨ªa primermundista por la gracia de Dios.-
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